El último informe del Grupo del Banco Mundial sobre la pobreza en África destaca los progresos pero subraya los obstáculos que todavía hay que superar para mejorar la calidad de los datos estadísticos en el continente.
El informe sobre la pobreza en África, publicado por el Grupo del Banco Mundial, constata que, en muchos países, las altas tasas de crecimiento económico registrado en los últimos veinte años han contribuido, en gran medida, a reducir la pobreza y en mejorar las condiciones de vida de la población en las áreas referentes a la salud y la educación. Este amplio estudio hace hincapié, sin embargo, en que el continente tiene más personas en situación de pobreza extrema debido al crecimiento acelerado de la población en muchos países.
Sobre la base de las últimas cifras disponibles, el informe estima que en 2012, 388 millones de personas, el 43% de la población total en el África subsahariana, viven en la pobreza extrema. Esto representa 5 millones menos que en 2011. A principios de octubre, el Informe sobre el seguimiento mundial 2015/2016, también publicado por el Banco Mundial, estima que el número actual de personas que viven en extrema pobreza en África subsahariana es de 347 millones mientras que contábamos con 284 millones en 1990. Así, el porcentaje de africanos que viven en la pobreza va en aumento debido al crecimiento de la población.
El informe sobre la pobreza en África, titulado «Evolución de la pobreza en un África en auge», se hizo público durante la visita, a Ghana, de Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial, para conmemorar el Día Internacional para la eliminación de la pobreza, en compañía de líderes africanos y representantes de la sociedad civil.
Pobreza en África
Este informe aboga por la mejora de la calidad de las encuestas estadísticas, porque la actual falta de datos estadísticos no permite a las políticas públicas identificar y dirigirse específicamente a los pobres. El jueves, el Grupo del Banco Mundial se comprometió con sus socios internacionales a ayudar a los países en desarrollo a realizar cada tres años encuestas en los hogares de los 78 países más pobres. Esta iniciativa se llevará a cabo en 2020 y debería costar cada tres años, 300 millones de dólares.
«La economía africana está en auge, pero tenemos que mejorar la calidad de los institutos de estadísticas para poder medir mejor el progreso humano. Datos más estrictos nos permitirán juzgar la eficiencia de nuestros proyectos para eliminar la pobreza extrema para el año 2030 y favorecer una prosperidad compartida con los más pobres», declaró Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial.
El viernes, el Sr. Kim visitó Ghana para comprobar los progresos realizados en los últimos veinte años por los países de África occidental en su lucha contra la pobreza. En Ghana, la tasa de pobreza se redujo en más de la mitad, del 53% en 1991 al 21% en 2012.
El informe sobre la evolución de la pobreza en África señala que el progreso, en la reducción de la pobreza en todas sus dimensiones, varía considerablemente de un país a otro y depende también de la población. Además, estos resultados siguen siendo muy bajos en comparación con otras regiones en desarrollo del mundo. La tasa general de pobreza en África, de hecho, ha caído más lentamente que en otras regiones y el número de africanos que viven en la extrema pobreza (el Banco Mundial situó el umbral en 1,90 dólares por día) disminuyó lentamente del 56% en 1990 al 43% en 2013. Sin embargo, según las últimas estimaciones, habría disminuido un 35% en 2015. El número de personas que viven en la pobreza extrema, en el mundo, debería estar por debajo del 10 % para alcanzar el 9,6%, según las últimas estimaciones publicadas por el Banco Mundial a principios de octubre.
A pesar de este progreso, en 2012, había 100 millones de africanos extremadamente pobres que en 1990 y 20% de la población se enfrenta a la pobreza crónica. Los africanos más pobres viven en las zonas rurales (donde viven entre el 65 y el 70% de la población total). Los diez países, de la región, donde se conviven las mayores desigualdades se encuentran en el sur de África.
Hay varios factores que agravan las desigualdades:
– la creciente desigualdad entre los africanos rurales y los de las ciudades
– entre los que viven en países estables y los que lo hacen en estados frágiles o con conflicto
– entre hombres y mujeres (algunos datos de las encuestas en hogares pobres muestran que las mujeres están en clara desventaja).
Aunque la movilidad social, en términos de educación y empleo ha mejorado de una generación a otra, la movilidad ascendente sigue siendo baja para las generaciones futuras y, de esta forma, se perpetúa la desigualdad social.
Los conflictos y la violencia son las principales causas de la desaceleración del crecimiento económico y, a menudo, pone en peligro los avances logrados en el desarrollo. Aunque cada vez se cuenta con menos guerras civiles y conflictos a gran escala, la delincuencia, el narcotráfico, el terrorismo y la piratería marítima se están desarrollando. Se dejan sentir las consecuencias desastrosas de estos conflictos durante mucho tiempo como lo demuestra el ejemplo de Burundi, donde el número de hogares que viven en la pobreza extrema ha aumentado considerablemente desde el comienzo de la guerra civil para llegar al 64% en 2007 (frente al 21 % antes del conflicto).
«El coste humano de la pobreza es demasiado alto en África. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para cumplir los nuevos objetivos de desarrollo sostenible y erradicación de la pobreza extrema para el año 2030», insistió Machar Dio, Vicepresidente del Grupo del Banco Mundial para África. «Tenemos que desarrollar primero la productividad agrícola ya que la gran mayoría de los africanos pobres trabajan en este sector. También tenemos que aumentar la capacidad del sector energético para hacer la electricidad más accesible y fiable. Mientras que los gobiernos están implementando nuevas políticas públicas en favor del empleo y el crecimiento, mejorar la forma en que medimos la pobreza en todos sus aspectos será crucial», añadió.
Cabe señalar que la inversión en la educación de las mujeres mejora significativamente no sólo sus condiciones de vida, sino también el futuro de sus hijos. Educar a las mujeres puede realmente cambiar a las mujeres en África y eso hay que promoverlo.
El informe señala que la violencia doméstica ha disminuido, pero la tasa sigue siendo muy alta. En alrededor del 40% de las parejas, las mujeres son víctimas de la violencia y el 46% no tienen ni voz ni voto en las decisiones sobre su propia salud.
A pesar de estas dificultades, los países del continente han hecho enormes progresos en los últimos veinte años gracias al crecimiento económico sin precedentes. En los países avanzados como Etiopía, Ghana y Ruanda estos progresos son impresionantes. Además, desde el año 2000, el número de niños víctimas de la malaria se ha reducido en un 40% y la mortalidad infantil relacionada con el tétanos, la tosferina y el sarampión disminuyeron en un 75%.
El informe también señala un rápido aumento en la tasa de escolarización. En la escuela primaria, se pasó del 55% al 74% entre 1995 y 2012. Sin embargo, el informe lamenta el bajísimo nivel de los estudiantes. Durante el mismo período, la tasa de alfabetización entre los adultos ha aumentado en sólo un 4% frente al 17% registrado en el sur de Asia.
La esperanza de vida ha aumentado considerablemente y los recién nacidos viven ahora 6 años más que en 2000. Sin embargo, la esperanza de vida en la región es de 57 años y sigue siendo demasiado baja en comparación con el promedio mundial. Más de tres cuartas partes de los cambios en la esperanza de vida se deben a la mortalidad infantil antes de los cinco años y la prevalencia del VIH / SIDA.
Otro dato preocupante: los habitantes de los llamados países ricos en recursos naturales (oro, diamantes, cobre, petróleo, etc.) están más penalizados, en materia de desarrollo humano, que otros países: viven, en promedio, diez años menos, tienen más analfabetismo, sufren más desnutrición y violencia doméstica.
En las circunstancias actuales, es muy difícil medir el bienestar humano en África. El informe destaca que en 2012, sólo 25 de los 48 países que conforman la región habían realizado un mínimo de dos encuestas en la última década para contabilizar la pobreza. En el informe, no podemos medir adecuadamente la pobreza en términos de ingresos y otros aspectos del bienestar humano sin mejorar adecuada y rápidamente el rigor, el ritmo y la fiabilidad de los datos estadísticos en el continente. Por último, los institutos de encuestas deben poner en marcha normas estadísticas (metodológicas y prácticas) que los estados deberían apoyar y hacer cumplir.
Este informe es el primer volumen del informe sobre la pobreza en África, mientras que el segundo incide sobre sus causas y cómo reducirlas más rápidamente en África
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Fundación Sur