El Ministerio de Medio Ambiente, Bosques y Turismo de Namibia ha anunciado un “preocupante incremento de actividades ilícitas relacionadas con el tráfico de pangolines”. Romeo Muyunda, portavoz del ministerio, informó del aumento de las detenciones relacionadas con el tráfico ilegal de pangolines entre el 1 de septiembre y el 30 de noviembre del presente año. Aunque el aumento de las detenciones podría indicar avances en la lucha contra el comercio ilícito, también puede significar una escalada criminal.
Durante este periodo se han confiscado un total de 12 animales vivos, 146 escamas y 18 pieles. Los 23 casos investigados se han saldado con la detención de 48 personas. Muyunda destacó la gravedad de la situación, señalando que estas cifras superan los casos combinados de elefantes y rinocerontes durante el mismo periodo.
La mayoría de los casos procedían de las regiones septentrionales, siendo Kavango Occidental la que registró el mayor número, con seis casos. Le siguieron las regiones de Kavango Este, Ohangwena, Oshana y Zambeze, con tres casos cada una. Las regiones centrales registraron en conjunto de cuatro casos, mientras que en la región de Kunene sólo se notificó un caso.
Muyunda subrayó que antes de septiembre sólo se habían confiscado seis animales vivos y 19 corazas de escamas entre enero y agosto. Afirmó además que si se tienen en cuenta todos los delitos registrados este año se ha cazado furtivamente un total de 50 pangolines. Además, se perdieron dos fetos debido a abortos de pangolines hembra.
Para subrayar la gravedad de la situación, Muyunda reiteró que los pangolines están bajo amenaza inmediata e hizo hincapié en que el tráfico de especies silvestres es un delito grave que puede conllevar detención y condena.
Según leyes como la Ordenanza de Conservación de la Naturaleza 4 de 1975 (modificada por la Ley 3 de 2017) y la Ley 9 de 2008 de Comercio y Productos Controlados de Fauna y Flora Silvestres (modificada por la Ley 6 de 2017), los pangolines son una especie protegida. La posesión de pangolines o partes de su cuerpo conlleva la misma pena máxima que la posesión de cuerno de rinoceronte, con posibilidad de 15 años de carcel y una multa de más de 740.000 euros. Además, el tráfico o la venta de pangolines puede acarrear una pena de hasta 25 años de prisión y una multa superior al millón de euros.
Mientras las autoridades tratan de dar solución a esta situación, el Ministerio insta encarecidamente a la población al cumplimiento de las leyes anteriormente citadas para proteger a estas criaturas en peligro de extinción de la explotación y el comercio ilegal.
Fuente: The Economist Namibia
[Traducción y edición, Gabriel Castro]
[CIDAF-UCM]