Se impone una revisión de la ecuación «educación igual desarrollo” en África , por Nestor Nongo

8/01/2013 | Bitácora africana

Hemos oído, todos, aquello de que la Educación es una herramienta privilegiada para el cambio social y para la construcción de un mundo más justo. Y, por tanto, una forma eficaz para luchar contra la pobreza y construir una sociedad más equitativa. Pero, por paradójico que parezca, esta ecuación universalmente aceptada no se comprueba automáticamente en todos los tiempos y en todos los lugares; y pensamos especialmente en el continente africano.

No proponemos superación alguna de este paradigma que ha orientado la acción de muchos países y organizaciones para conseguir transformaciones efectivas. Sólo advertir que en África no se cumple del todo y necesita una cierta revisión. Si no es así, ¿cómo explicar el hecho de que cuanta más gente accede a la educación más se hunden, literalmente, los países africanos en el foso de la miseria? Esto mismo ocurre con otro hecho contradictorio en este mismo continente, que ya hemos advertido en alguna ocasión: cuanto más se acercan los africanos a las religiones (las sectas brotan como setas) más se extiende la corrupción.

No queremos traer a colación cifras de organismos internacionales que se ocupan de la educación para apoyar lo que estamos diciendo, porque no es nuestra intención aburrir a nuestros lectores. Además, las cifras son de acceso fácil y al alcance de todos. Únicamente apuntar a que las naciones africanas, desde las independencias conseguidas en los años 60 del pasado siglo hasta hoy, han multiplicado las tasas de escolarización de sus habitantes. Aquellos países que accedieron a la independencia con apenas un par de titulados universitarios (R.D. Congo, Camerún, Gabón…) hoy tienen miles de licenciados y doctores formados en las mejores universidades; si bien quedan lejos para alcanzar los niveles de los países desarrollados. Sin embargo, el aumento de la escolarización no se ha visto acompañada de mejora social, más bien todo lo contrario.

Tampoco queremos entrar en disquisiciones históricas; pero sería interesante recordar que a lo largo de la historia muchos países experimentaron un rápido desarrollo económico con un sistema escolar mucho más limitado comparando con lo que encontramos hoy en la inmensa mayoría de los países africanos. Estamos pensando, por ejemplo, en los países europeos y Japón entre 1880 y 1910.

Por eso creemos que hay otras variables poderosas que intervienen en el caso de África que hay que tener en cuenta para que la ecuación resulte verdadera. Serían, a nuestro entender, tres: los efectos de la dominación ejercida por las economías desarrolladas que han creado condiciones extremadamente desfavorables para el inicio de nuevos bloques económicos; la intervención de los organismos internacionales que imponen importantes cargas a las economías africanas y que actúan en connivencia con las economías de los países desarrollados; y las estructuras político-administrativas burguesas de las naciones africanas que no favorecen, en absoluto, el auténtico despegue del continente; unas estructuras de estados fallidos que conviven con la corrupción.

Estas variables explican que las masivas campañas de alfabetización y desarrollo escolar llevadas a cabo se conviertan en un desperdicio de recursos, e incluso de destrucción cultural; y que en más de una ocasión, la ecuación «educación igual a desarrollo» se haya convertido en una especie de «enseñanza contra el desarrollo».

La educación por si sola no puede conducir al continente africano hacia el desarrollo. Desde luego, hace falta una implicación decidida de la comunidad internacional y un sentido patriótico, en el buen sentido de la palabra, de los dirigentes africanos. Si no es así, África se poblará de licenciados y doctores sin ninguna incidencia real en la vida de sus conciudadanos.-

original en : Amplio mundo mi ciudad

Autor

  • Nongo, Nestor

    Nacido en Bayaya (República democrática del Congo.) Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología (universidad pontificia de Salamanca), en estudios eclesiásticos y en teología (universidad pontificia de Comillas), grado en filosofía (Saint François Xavier. Mbuji-Mayi. RD Congo). Máster en Turismo y Administraciones Públicas. Doctorando en ciencias políticas y sociología. Pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado.

    Analista de información internacional, especialista en comunicación pública y en política africana. Consejero Técnico del Ministerio de Cultura y Deporte. Fundador de la asociación Tracaf ("Trabajando por el corazón de África").

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