Se ha confirmado la muerte de 76 personas y otras 46 heridas, durante el ataque efectuado el pasado día 20 de septiembre, en Duk Padiet, donde vive la tribu de los Dinka Bor, en Jonglei, en el Sur de Sudán, por hombres armados que las autoridades locales describieron con miembros de milicias.
Las Naciones Unidas han descrito el ataque como “bastante considerable” y prometieron ayuda humanitaria. Los oficiales del Sur de Sudán se negaron a señalar quién está detrás de estos ataques, pero prometieron llevar a cabo una investigación. El gobernador de la región de Jonglei, lo describió como un “ataque horrible y destructivo”.
Este ataque se ha producido después de una serie de ataques similares en los últimos meses. Una milicia fuertemente armada, supuestamente dirigida por un inflexible autonombrado comandante, Chibetek Mabil, nacido en Lou Nuer, también había matado a 47 civiles y 29 miembros de fuerzas organizadas.
Entre los militares muertos hay 11 soldados del SPLA, incluido un mayor, 11 soldados de la Seguridad Nacional, con su capitán, 5 policías y dos oficiales de prisiones.
No hubo robo de ganado
Se cree que el ataque del domingo día 20 de septiembre es una escalada de las luchas tribales en el sur de Sudán, que generalmente se consideran motivadas por disputas por el ganado, el control de los pastos y la venganza. Sin embargo, la ONU y los funcionarios del Sur de Sudán están de acuerdo en que estas fuerzas que estaban muy bien equipadas y organizadas, tenían otros objetivos.
Los atacantes que dirigieron sus armas a las fuerzas organizadas del Sur de Sudán, quemaron 260 cabañas, la comisaría de policía y algún edificio estatal, según el comisario del Condado de Duk.
El ministro de Interior del Sur de Sudán describió el ataque como “muy malo”. “No parece que sea por robo de ganado ni disputas ocasionadas por el mismo, porque no hay ganado en esta ciudad. Creemos que estuvo motivado e impulsado por elementos a los que no podemos señalar todavía”, añadió prometiendo que se iniciaría una investigación.
El ministro además negó las acusaciones lanzadas por los medios de comunicación sobre que el gobierno central había sido muy lento en responder a la crisis de Jonglei.
Por su parte el gobernador de Jongley, declaró que este horrible ataque iba dirigido contra las fuerzas del gobierno, matando a 29 de ellos, “ha sido un ataque dirigido contra el gobierno”.
Hablando con el Sudan Tribune, el lunes, el vicegobernador, Hussein Mar, dijo que la milicia, que es de esta zona, se negó a escuchar cuando él mismo intentó persuadir al líder, Chibetek Mabil, en una conversación telefónica, facilitada por los jefes locales.
“Después de cuarenta minutos de conversación, intentando convencerlo para que no llevase a cabo el ataque, él tiró el teléfono y me dijo que dejase de sermonearlo”, recordó Mar.
La organización de la milicia fue interceptada por el gobierno. Las autoridades también conocían el objetivo del ataque, Duk Padiet, pero no fueron capaces de controlar el asalto. Aunque se conocía la organización, los problemas logísticos hicieron imposible controlarlo.
Los enfrentamientos intertribales son corrientes en el Sur de Sudán, por el ganado, los pastos y otros recursos, pero los ataques contra localidades administrativas son muy raros. El mes pasado, Wernyol, de Twic East, fue atacado dejando más de 40 heridos, y había sido precedido por otro ataque de similares características, a Akobo, en el que murieron 186 personas.
Con las elecciones previstas para el próximo año y un referéndum sobre la auto determinación para el año de después, las autoridades del Sur de Sudán se enfrentan a una dura situación, un conflicto de elección, con sus antiguos enemigos de Jartum, vistos como una amenaza, y la inseguridad interna local, otra limitación emergente.
(Sudan Tribune, 22-09-09)