Santo Tomé y Príncipe ha demostrado un progreso notable en la lucha contra la malaria, registrando solo dos muertes relacionadas con esta enfermedad en los últimos cinco años. En el primer trimestre de 2025, el país reportó 1.293 casos de malaria sin ninguna fatalidad. La Región Autónoma de Príncipe, en particular, ha tenido un éxito significativo, con solo tres casos registrados hasta marzo de 2025, una reducción notable respecto a los nueve casos del año anterior.
Según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su sitio web regional para África, el Programa Nacional de Eliminación de la Malaria (PNEP), con el apoyo de la OMS, está liderando los esfuerzos para concienciar a las comunidades y superar los desafíos restantes para la eliminación total de la enfermedad. La noticia destaca el trabajo de Antonio de Oliveira, un trabajador de salud comunitaria de Praia das Burras, quien realiza pruebas rápidas y trata casos leves, derivando los graves al hospital. Enfermeras como Bem Vindo explican el protocolo que incluye la visita a los hogares para revisar los posibles focos de mosquitos, administrar medicamentos preventivos y fumigar. Oliveira también educa activamente a su comunidad sobre higiene y el uso de mosquiteros.
A pesar de estos avances, que habían posicionado a Santo Tomé y Príncipe en la iniciativa E2025 de la OMS para una posible eliminación en 2025, un reciente aumento en los casos ha retrasado el progreso. La doctora Didiena Vilhete, coordinadora del PNEP, señala que la población ha perdido inmunidad y la falta de medidas preventivas ha intensificado la enfermedad. Aunque el objetivo inicial de 2025 no se logrará, el doctor Wilson Soares, delegado regional interino en Príncipe, ha reafirmado el compromiso de alcanzar la meta nacional de eliminar la malaria para 2027.
El país, con el respaldo de la OMS, ha desarrollado un nuevo plan para 2023-2027, que busca lograr cero casos de malaria indígena en distritos clave y en la Región Autónoma de Príncipe para 2027. Este objetivo se logrará reforzando la vigilancia, la calidad de los diagnósticos, el tratamiento adecuado y las intervenciones integradas de control de vectores, junto con una fuerte movilización comunitaria.
Javier Moisés Rentería
[CIDAF-UCM]
