Sancho González Green necesita volar. Ha nacido pájaro. Sí pasa unos días sin estar en el aire se encuentra mal y perdido. Es piloto de aerostación, parapente y paramotor. Ha trabajado volando en globo en Egipto, Nigeria y en noviembre se va a la Capadocia. En Levando Anclas nos relata diferentes anécdotas de cómo sobrevoló en paramotor diferentes lugares de Senegal y Malí. El ejercito de Malí estuvo a punto de dispararle pues le confundió con un guerrillero tuareg que caía en paracaídas. En una playa de Senegal un pescador le quiso derribar colgándose del paramotor.
Sancho González Green se lo pasa “bomba” cuando vuela, hasta en los peores momentos. A todo le saca gracia y humor. En agosto y septiembre participo en la tercera edición de Madrid Rumbo al Sur. Con el parapente tenia que realizar una serie de grabaciones en video desde el aire. Sobrevoló lugares emblemáticos como el País Dogon, la ciudad de Djene con su gran mezquita de adobe. En Mopti, famosa ciudad de Mali con puerto en el río Níger, el ejercito y la policía pensó que era un guerrillero tuareg que se lanzaba en paracaídas. Días antes había habido unas revueltas tuaregs. Estuvieron cerca de dispararle. Cuando aterrizo le llevaron escoltado a comisaría en donde celebraban un consejo de guerra.
Casi al finalizar el viaje, en una playa al suroeste de Senegal, también le sucedió algo inédito. Para divertirse voló durante casi 20 kilómetros a poca altura de la arena. Los pescadores le saludaban chocándole la mano según pasaba. Sancho que desborda simpatía aquello le pareció de lo más agradable hasta que uno de ellos se colgó para derribarle. Por suerte cayo a unos dos metros de altura y la misma inercia de soltar peso hizo que el paramotor se elevara en poco tiempo a gran velocidad.
