Salafización blanda en el Sahel

9/12/2022 | Opinión


Muchos ven al salafismo como rígido e inflexible pero en el Sahel las condiciones políticas obligan a sus defensores a ser inteligentes y astutos.

coran_islam_cc0-7.jpgEl salafismo, definido, a menudo, como una versión literal, rígida y ultraconservadora del islam sunita, se está volviendo más flexible en países del Sahel como Mauritania y Malí. Figuras destacadas del movimiento ya no parecen completamente comprometidas con el exclusivismo salafista; algunas de sus actitudes reflejan una especie de “postsalafismo”. Mientras tanto, el grado de afiliación de los simpatizantes ordinarios al movimiento se ha vuelto fluido y poco claro. El salafismo saheliano estuvo más claramente delimitado y más agresivo contra los sufíes y otros en las décadas de 1980 y 1990. Para la década de 2010, las identidades salafistas se habían vuelto menos marcadas y distintas que hace una generación. Los salafistas, o «wahabíes», como los llaman sus detractores en el Sahel, tienen una influencia real pero, al igual que otros actores políticos, se ven obligados a adaptarse a un entorno político confuso y en constante cambio.

En mi capítulo para la colección, recientemente publicada, Wahhabism and the World, argumenté que el predicador maliense Mahmoud Dicko y el movimiento electoral Sabati 2012 se encuentran entre los principales exponentes de este tipo de política. Durante la campaña para las elecciones presidenciales de 2013, el voluble Dicko se alió con el candidato y eventual ganador el ex primer ministro Ibrahim Boubacar Keïta (IBK). La relación entre Dicko e IBK databa de años atrás y Dicko había apoyado la candidatura presidencial de Keïta en 2002.

Para apoyar a IBK, Dicko ayudó a crear Sabati 2012. El grupo estaba encabezado por Moussa Boubacar Baha, un joven activista licenciado en derecho e ingeniería civil. Sabati 2012 fue presentado en los medios francófonos como el vehículo electoral de los wahabíes en Malí. Sin embargo, como señalaron algunos de los mismos medios de comunicación, Sabati 2012 también se benefició del patrocinio espiritual y financiero del líder sufí más prominente de Malí, Mohamed Ould Cheicknè, conocido popularmente como el Chérif de Nioro du Sahel. Ya para las elecciones de 2013, Dicko estaba interesado en forjar coaliciones salafí-sufí al servicio de intereses políticos.

El memorándum de Sabati 2012, que pidió candidatos para ser presentados, no contenía ninguna disposición específicamente wahabí; de hecho, gran parte del memorando se centró en recomendaciones de políticas para áreas como la salud pública, la resolución de conflictos y el sector de la justicia. Las pocas recomendaciones explícitamente relacionadas con la religión se centraban en la creación de centros de formación para imanes y predicadores, involucrando plenamente a líderes religiosos en la organización del Hajj, extendiendo la financiación pública de partidos políticos a las estructuras religiosas centrales y haciendo del primer día del año hijri un día festivo. El memorándum incluía también una sección sobre «nuestros valores éticos y morales», donde «´´nuestro» pretendía, presumiblemente, referirse a la nación de Malí en lugar de solo a Sabati 2012. Estas recomendaciones incluían llamamientos a regular bares y burdeles, prohibir la publicidad de tabaco y alcohol, y criminalizar la homosexualidad.

Claramente, esta era una agenda conservadora pero no necesariamente exclusivamente salafista. Aquí es crucial señalar que aunque el sufismo y el “islam moderado” se han convertido en sinónimos en la mente de muchos políticos y periodistas occidentales, muchos sufíes son socialmente profundamente conservadores. Es poco probable que los sufíes malienses, por ejemplo, pidan la legalización de la homosexualidad o sean tolerantes con el trabajo sexual. Además, el memorándum no avanzaba explícitamente posiciones salafistas sobre ninguna de las principales controversias religiosas que han dividido a salafistas y sufíes en África occidental y más allá, como si se debe celebrar el cumpleaños del profeta Mahoma o si está permitido visitar las tumbas de jeques fallecidos.

A las pocas semanas de asumir el cargo en septiembre de 2013, IBK recibió al Rey Mohamed VI de Marruecos en Bamako. Firmaron dos acuerdos: uno para la instalación de un hospital de campaña temporal en la capital y otro para que el Estado marroquí forme a 500 imanes malienses. El segundo acuerdo estaba explícitamente basado en una valorización del islam tradicionalista, en particular su variante del Noroeste de África. El embajador de Marruecos en Malí explicó: “Compartimos el rito maliki con Malí. Así que hay una cohesión perfecta cuando se trata de la práctica religiosa del moderado islam sunita. Nos corresponde a nosotros formar a estos imanes de acuerdo con los principios de tolerancia relacionados con el islam”. Podría decirse que la participación en el programa de formación de imanes representó la tácita aceptación por parte del gobierno de Malí de la idea de que el wahabismo era un problema central en el país.

La saga de IBK y Dicko es larga, culminando con el papel fundamental del clérigo en las protestas del verano de 2020 que ayudaron a derrocar al presidente. El punto aquí, sin embargo, es que ni Dicko ni las organizaciones que patrocinó, como Sabati 2012, son reducibles a estereotipos salafistas. Tampoco fue fácil para los salafistas moldear las políticas de acuerdo con sus deseos: a pesar de todas las aparentes victorias que ha tenido Dicko, también ha habido derrotas; por ejemplo, no ha estado del todo satisfecho con las políticas malienses posteriores a 2020.

En el Sahel, las renegociaciones de identidad salafista a nivel de liderazgo y laicado están impulsadas por múltiples causas, entre ellas: las decisiones de destacados clérigos salafistas de buscar alianzas o arreglos con no salafistas; el agotamiento entre clérigos y seguidores con las controversias doctrinales y el exclusivismo religioso y la creciente sensación de que hay posiciones viables y significativas entre el salafismo exclusivista y el sufismo tradicionalista. El resultado es un espectro de identidades político-religiosas salafistas que están en parte determinadas por credo y cosmovisión política, pero también en gran medida por contextos individuales, comunitarios y políticos.

Alex Thurston

Fuente: Africa is a Country

[Traducción, JesúsEsteibarlanda]

[CIDAF-UCM]

Autores

  • Rafael Sánchez (administrador)

    Codirector del CIDAF-UCM y subdirector del máster de Titulación propia "Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros" de la Universidad Complutense de Madrid.

    Periodista y bibliotecario, con la suma de ambos conocimientos ha pretendido dominar todas las fases de la información, desde su génesis hasta su procesado y puesta a disposición de la sociedad. En 1991 comenzó a trabajar en el Centro de Información y Documentación Africana (CIDAF), siendo nombrado en 2001 director de comunicación y biblioteca. Desde entonces la Biblioteca “Dionisio Segura” del CIDAF (Fundación Sur) ha desarrollado una extensa actividad de extensión social que ha abarcado desde los medios de comunicación social hasta las TIC. En 2012 fue nombrado subdirector del CIDAF (Fundación Sur).

    Rafael Sánchez dirige y produce tres programas de radio y podcast “Africanía”, “La Otra Cara de África” e Informe del CIDAF-UCM que se emiten en más de treinta radios españolas e iberoamericanas; además de colaborar con RTVE-Radio Exterior de España en el informativo semanal de “África Hoy” desde hace más de 25 años. Ha diseñado y es director del primer Portal del Conocimiento sobre África , basado en las teorías de la gestión del conocimiento y en la implementación de las TIC. Además, ha diseñado y coordinado los proyectos de Educación al desarrollo “África en la Escuela” y “África en las Bibliotecas”.

    En el campo editorial ha coordinado la edición de las monografías: “Patrimonio Musical de los Wagogo: Contexto y sistemática”, “África ante el mito del Desarrollo: La Propuesta del NEPAD a la luz de la ética cristiana del desarrollo”, “Historia del Sudán Occidental”, “Crónicas de Burkina: Flashes de realidades” y “Culturas Africanas y Desarrollo: Intentos africanos de renovación”. Es coautor del libro “La espiral comunicativa, educativa y migratoria para África” y autor de diversos artículos y estudios como: “La cooperación en Marruecos: Una visión desde la otra orilla” y “Unión Europea y África: Reflexiones sobre la ayuda al desarrollo”. Además, ha realizado el documental “El Batik paso a paso” sobre la técnica del maestro tanzano Estomik S. Kirita.

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  • Alex Thurston

    Miembro no residente del Quincy Institute y profesor asistente de ciencias políticas en la Universidad de Cincinnati. Su investigación se centra en Islam y políticas en el noroeste de África.

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