Sahel – Burkina Faso, Malí y Níger : En verano: ¡horchata de chufas helada!, por Antonio Molina

17/07/2013 | Bitácora africana

Cuando yo era chaval, allá por los años 40 del siglo XX, en verano nos deleitábamos con un vaso de horchata de chufa bien helada, también estaba a la orden del día el limón granizado y para los mayores, un buen café helado. Las madres nos lo prohibían a los pequeños, para que no nos quitara el sueño nocturno. Después apareció la leche merengada y los bloques del corte de las barras heladas de turrón y otros gustos.

LA CHUFA

Yo tenía un tío que vivía en Valencia y cuando venía por Murcia me explicaba cómo se cultivaba la chufa en los alrededores del Turia. Allí, la chufa comenzó a cultivarse en los siglos VIII y IX, tras la invasión árabe y así continuó hasta el siglo pasado en que las autovías, los polígonos industriales y las construcciones de barriadas nuevas dejaron a Valencia casi sin terrenos para continuar cultivando la chufa en la zona norte.

La ronda norte de la capital atraviesa lo que en su día fueron campos de chufa. El crecimiento de pueblos como Alboraya y su entorno sacrificaron sus campos al ladrillo. Ante esta situación había que buscar algún lugar donde se cultivara aún la chufa.

LA FIGURA DE RAMÓN CARRIÓN

Hace poco más de 20 años, Ramón Carrión trabajaba en IBM. Un día leyó en la prensa, que el precio de la horchata iba a subir porque la cosecha de chufa había sido muy escasa por causa de la sequía.
Recordó que un sacerdote amigo, misionero, le había contado que en Togo, uno de los países más pequeños de África Occidental, se producía el minúsculo tubérculo. Ramón Carrión, “ni corto, ni perezoso” se plantó en Togo. Ahora Carrión tiene más de 60 años, pero entonces estaba hecho un chaval. Llegado a Lomé, capital del país, le informaron la chufa sólo crecía espontanea y salvaje, pero que más al norte, en las zonas del Sahel, que separan el Sahara de las sabanas costeras más la chufa era cultivada.

El bueno de Carrión pasó de Togo a Burkina Faso y de allí a Malí y al Níger, encontrando cultivos de soja, siempre en manos de las mujeres. Los hombres se dedican a los cultivos de subsistencia: mijo, maíz, sorgo, soja y al algodón. Las frutas y hortalizas son dejadas a las mujeres.

Durante unos seis meses, de junio a noviembre (según el régimen de lluvias), centenas de mujeres trabajan curvadas en dos para arrancar los “tuberculitos” enterrados en la tierra.

La Compañía “Tigernuts Traders”

Ramón Carrión constituye esta empresa con nombre inglés, que significa “comerciantes de chufas”, con el objetivo de transportar el producto comprado en los pueblos, comunidades y grupos de mujeres del interior a los puertos de la costa. Desde Abiyán (Costa de Marfil) o Lomé (Togo) la chufa viaja por barco hasta Valencia. Allí Carrión desde su oficina de L’Eliana, decorada con posters y mapas de África Occidental, va distribuyendo la chufa almacenada. Una buena parte es vendida directamente a los horchateros valencianos y el resto se comercializa para otros usos, sea en España o exportada a otros países.

Antes de llegar a esta organización, Carrión y su equipo tuvieron que adaptarse a costumbres ancestrales, lucharon contra las infraestructuras deficientes, la sequía y la corrupción de algunas administraciones locales.

En los años de la guerra civil en Costa de Marfil, los camioneros que llevaban la chufa al puerto de Abiyán tenían que pagar un “peaje” a los guerrilleros de turno.

GENERAR RIQUEZA

Los tres millones de kilos de chufa que la Tigernuts Traders importa de media cada año, han transformado la economía de subsistencia de miles de familias. Lo importante es que se trata de un dinero ganado por las mujeres, lo que les da más poder y libertad en la familia. Las madres consiguen pagar los gastos escolares de sus hijos, les compran ropa y mejoran la alimentación y los cuidados de salud.
Directa o indirectamente unas 10.000 familias se benefician, con lo se frena de algún modo el éxodo de los jóvenes, que se marchan a las costas de Senegal a la procura de un cayuco.

MÚLTIPLES USOS DE LA CHUFA

Hace algunos años, Ainia, asociación valenciana dedicada la investigación agroalimentaria, está colaborando con la “Tigernuts” para extraer aceite de chufa, crear un sistema eficaz para pelar el fruto y en varias aplicaciones cosméticas. Hay que tener presente que los resultados de los análisis de laboratorio subrayan que la chufa es un fruto rico en fibras, glucosa, vitamina E y antioxidantes naturales.
Por eso toda la chufa importada no se transforma en orchata, una gran cantidad es exportada a los Estados Unidos, para engordar a los pavos, que se consumen en la fiesta del Día de Acción de Gracias. En Europa, se transforma en alimento para los peces de piscifactorías.
La empresa elabora yogur con muesli de chufa, también se emplea en repostería y como complemento en las baritas energéticas.
Si hablamos de sus aplicaciones cosméticas, encontramos desde cremas dermatológicas hasta champús. Sin olvidar que también se destilan cientos de quilos del bagazo de chufa sea para fabricar licor, para mezclar con algunos tipos de cerveza y hasta para fabricar biodiesel.

CONCLUSIÓN

Este verano consuma horchata de chufas, pues con cada vaso que beba estará ayudando a las mujeres del Sahel y …al bueno de Carrión, que como buen valenciano, no trabaja sólo por amor al prójimo.

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

Más artículos de Molina Molina, Antonio José