Reseña literaria de «Por qué nadie sabe cuando morirá» de Wilton Sankawulo (1) de (2)
Por qué nadie sabe cuando morirá, es un libro que se compone de diez relatos que versan sobre diferentes temas cotidianos de la realidad africana, muchos de ellos extrapolables (teniendo en cuenta las diferencias culturales) al resto del mundo. Escritas en tercera persona, las historias se narran de una manera precisa, rápida, entretenida, con una trama bien creada y con unos diálogos veraces y correctamente cuadrados. Sankawulo te hace definitivamente pasar un buen rato. Es cierto que algunos de sus cuentos contienen una pequeña dosis de infantilismo que le pide al lector que se crea ciertos comportamientos demasiado ingenuos, pero digamos que es un “error” perdonable.
Sankawulo utiliza también de vez en cuando una especie de realismo mágico para narrar las historias, por ejemplo introduciendo a gente que resucita y otras acciones “fantásticas”. Los cuentos tienen también ese tono de fábula, típicamente africano donde por supuesto el poder y la importancia de la tradición y los antepasados, son indiscutibles. La “dictadura” de la comunidad por ejemplo llega hasta tal punto que en uno de los relatos Too mean to live, se dice que ningún humano debe comer solo y si lo hace, debe ser condenado al ostracismo.
Las historias que nos cuenta Sankawulo son sencillas, cotidianas, donde el ser humano se reconoce fácilmente gracias a ese toque doméstico y corriente que el liberiano imprime a sus cuentos. Así, asuntos como Dios, el matrimonio, la familia y demás asuntos del día a día, suelen ocupar las páginas de sus historias. Los relatos se suelen cerrar de una manera un tanto moralista, donde el bien siempre gana y el mal sale mal parado y atacado por una moraleja que advierte de su peligro. Por ejemplo, en The boy who was wiser than his father, un niño resulta ser más sabio que su padre. Su padre no acepta esta humillación que además es un sacrilegio contra la comunidad y la tradición. Pero el mismo padre ha burlado anteriormente la tradición al poner a todos sus hijos su propio nombre. El padre ordena a sus otros hijos el asesinato del ‘espabilado’, sin embargo es el hijo el que acaba matando a su propio padre que lo había intentado asesinar ya varias veces. La moraleja implica entre otras cosas que desobedecer a la tradición supone castigo, en el caso del padre, aunque es cierto que el hijo sale ileso a pesar de que él en cierto modo también la burla. Pero el hijo es el “bueno” que vence al “malo” que es el padre y este factor pesa más.
En Too mean to live, se nos cuenta la historia de un hombre tan, tan agarrado que siempre come a escondidas con su mujer para no invitar a los demás, hasta el punto de que preferirá incluso ser torturado y morir antes de compartir su arroz.
En Answered prayers, se cuenta la historia de tres hermanos que aún viven con sus padres cuando en realidad ya tienen edad de casarse. Los hermanos deciden pedirle a Dios una esposa. Dos de ellos sin embargo, cambian de idea y le piden un perro, y un caballo respectivamente y finalmente sólo uno, una mujer. Los que han solicitado al canino y al jamelgo tienen mala suerte. Y el que se había pedido a una mujer, empezó muy feliz pero al final la acompañante le sale rana. En vista de este panorama, los hermanos deciden irse al cielo donde alcanzan la felicidad. Se contará que en el cielo, con los ángeles, cantan alabanzas al Señor y serán felices y libres finalmente de la soledad, el deseo, la frustración y todos los problemas del mundo. En este relato, digamos que la mujer no sale muy bien parada, y es que el machismo es otro de los sinos de este libro, no es que lo justifique es que cuenta como son las cosas en África en este sentido. En este historia se sugiere también indirectamente que Dios es la respuesta. Completarse a uno mismo es además fundamental. Yo me pregunté que hay de las suerte ya que uno de los hermanos sencillamente tuvo mala fortuna con una de las mujeres. A propósito del cielo, éste aparece mucho en los relatos de Sankawulo como lugar de salvación.
Original en : Las Palmeras Mienten