El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, visitó cuatro países africanos (Guinea, Congo, Burkina Faso y Chad), durante su última gira africana, en un esfuerzo por fortalecer la influencia rusa y desafiar el predominio occidental en la región. Durante los últimos años, el Kremlin ha intensificado sus esfuerzos para expandir su influencia en África, respaldando gobiernos que se alejan de Occidente y de Francia, especialmente en la lucha contra el terrorismo yihadista. Países como Malí y Níger han mostrado una clara inclinación hacia Moscú. Además, Guinea, Chad, Congo-Brazzaville y Burkina Faso están experimentando un cambio gradual en sus relaciones internacionales, alejándose de París y acercándose a Moscú.
En su visita al Congo, Lavrov expresó su apoyo a la iniciativa del presidente nacional, Denis Sassou Nguesso, para la realización de una conferencia de reconciliación en Libia, criticando a Occidente por sus intentos fallidos de imponer su estilo de democracia en Irak y Afganistán y definiendo la guerra en Ucrania como un “reflejo del desorden global creado por Occidente”.
En Burkina Faso, Lavrov reafirmó el compromiso de Rusia para aumentar la cooperación militar, anunciando un incremento de instructores rusos en el país y la formación de fuerzas burkinesas en Rusia, en el contexto de la lucha contra el terrorismo yihadista que ha devastado la región durante casi una década, desplazando a millones de personas.
En Chad, Lavrov buscó fortalecer los lazos con el general Mahamat Idriss Déby Itno, quien lidera el país desde 2021, para consolidar una alianza antioccidental.
Autor: Timothée Barnaud
Fuente L’Express
[Traducción y edición, Bruno Rodríguez]
[CIDAF-UCM]
