Anunciada para primeros de 2011, prevista para abril de 2011, luego para julio, la visita oficial del presidente ruandés Paul Kagame a París la habría fijado Kigali para finales de 2011. Tanto como decir que el acercamiento franco-ruandés está lejos de constituir una prioridad para Paul Kagame. La prueba está en el rifirrafe reciente entre Paul Kagame y Alain Juppé, ministro de Asuntos Exteriores francés.
Las cosas no van bien entre Paris y Kigali. Los múltiples aplazamientos de la visita oficial de Kagame acentúan el malestar persistente entre Francia y Ruanda. Se había producido una apariencia de calor con la visita de Nicolas Sarkozy a Kigali en febrero de 2010, tras 3 años de desavenencias. El ministro de Exteriores de la época, Bernard Kouchner, había jugado un papel sin duda. Kouchner, considerado un hombre próximo a Kagame, había hecho todo lo posible para recomponer los trozos rotos. En consecuencia, se esperaba como respuesta a la visita de Sarkozy la de Kagame a París, la primera después del genocidio de 1994. Pero, mientras tanto, Bernard Kouchner ha sido desalojado del Quai d’Orsay y su sustituto no es un desconocido en Kigali: se trata de Alain Juppé que estaba en el mismo puesto de Exteriores durante el genocidio y que ha defendido desde siempre la operación Turquoise, de la que fue uno de los principales protagonistas. Kagame ha acusado siempre a Francia de haber apoyado y armado a los genocidas y de haberlos protegido durante la operación Turquoise. Juppé no ha aceptado nunca el arrepentimiento de Francia con relación a la hipotética ambigüedad de su acción durante y después del genocidio, como da fe un post de su blog personal.
La tensión subió de un grado cuando en una entrevista reciente el presidente ruandés indicaba que Alain Juppé no era bienvenido en Kigali. Juppé contestó: “No tengo intención de ir mientras circule un informe que pone en cuestión el papel jugado por Francia en 1994”. Juppé denuncia el informe Mucyo que acusa a François Mitterand, Edouard Balladur, Hubert Védrine, Dominique de Villepin, François Léotard y al mismo Alain Juppé. Este informe, publicado en 2008, acusa a Francia y específicamente a su ejército, de haber participado en el genocidio de 1994. Para Juppé se trata de un simple “contra-fuego” respecto de la investigación judicial del juez Bruguière que encausa al FPR de Kagame en el atentado contra el avión del presidente Habyarimana, hecho que significó el inicio del genocidio.
Así pues, las heridas están todavía frescas entre los dos países y el principal obstáculo al acercamiento franco-ruandés tiene ya un nombre: Alain Juppé. Mientras éste esté en el Quai d’Orsay, no parece posible que Kagame vaya a Paris.
Christophe Rigaud
Courrier international/Afrikarabia, 8 de mayo de 2011.
Traducido por Ramón Arozarena.