Organizado en la ciudad sureña de Nefta, esta edición reunió a unos 10.000 asistentes al festival durante cuatro días. Buenas noticias para la actividad turística que lucha por reactivar Túnez.
Apodado «el oráculo» por haber predicho los resultados de las elecciones presidenciales de 2014, el jefe de la oficina estadística Sigma Conseil, Hassen Zargouni, es un amante incondicional de Nefta, la ciudad insignia del sur de Túnez, de donde su familia es originaria.
En colaboración con la Asociación de Amigos de Jerid (nombre dado a la región del suroeste) Zargouni se ha convertido en promotor cultural. Organizó la segunda edición de Rouhaniyet, el festival de música sufí que se realizó del 2 al 5 de noviembre. Una apuesta arriesgada en un contexto de seguridad frágil, pero que resultó ser un gran éxito. En cuatro días, alrededor de 10.000 asistentes se reunieron en Nefta.
Revitalizando la actividad turística
Los equipos de Zargouni han estado trabajando desde Túnez y Nefta para organizar y coordinar cuatro días de fiesta espiritual, recordándonos que el palmeral fue la Meca del Maraboutismo en Túnez con la impronta de la hermandad de los «Qadiriyyas» y la del venerado Sidi Bou Ali.
Sin caer de lleno en el folclore, Rouhaniyet convirtió este oasis místico en una caja de resonancia del arte sufí a base conferencias y actuaciones de artistas como la cantante Leila Hajaiej, Derwich Projects, la troupe pakistaní Al Qawwali, el grupo Ibn Arabi, los sirios Hamed Daoud Souleyman y Mahmoud Farès o los tunecinos Sami Lajmi, Sheikh Taoufik Doghmen y Sheikh Ahmed Jelmem.
El desierto, lugar de revelación
Las voces y los sonidos han vibrado con fervor para recordar que el desierto es un lugar de revelación. Rouhaniyet destaca como reunión de zarda, una ceremonia festiva que termina con el ritual de la visita anual a un morabito.
El resultado: un soplo de aire fresco para la economía local, un programa de gran calidad y un público extranjero y con más exigencias. Esto sirve de ejemplo para demostrar que las iniciativas privadas están teniendo éxito donde el Estado, a pesar de sus medios, está fallando como operador cultural.
Contra las ideas preconcebidas
«Nos conmovió la amabilidad de la gente de Jerid a pesar de sus duras condiciones de vida y nos dejó pasmados la serenidad del área de Nefta. Demasiadas ideas preconcebidas sesgan la percepción de la realidad de las regiones interiores», dice Leila Belakhal, una participante del festival que promete regresar el próximo año.
Frida Dahmani
Fuente: Jeune Afrique
[Traducción, Juan Vacas]
[Fundación Sur]
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