Ropa usada (1): David contra Goliat

18/06/2018 | Opinión

Los periódicos mencionan a diario la incipiente guerra comercial entre USA (mejor sería decir “Trump”) y China, o entre USA y EU. ¿Y la guerra comercial entre USA y Ruanda, el pequeño país africano de 36 mil km2 y 12 millones de habitantes? Además de su valor altamente simbólico (el David ruandés contra el Goliat americano), dos factores pueden ayudar a comprenderla.

AGOA es el primero. El 18 de mayo del año 2000, queriendo fomentar el desarrollo de África y su integración en los mercados mundiales, el presidente Clinton firmó el African Growth and Opportunity Act, AGOA (Ley de Crecimiento y Oportunidades para África), que concedía a 39 países subsaharianos el libre acceso a los mercados estadounidenses. Como contrapartida, esos países se comprometían a suprimir poco a poco los aranceles impuestos a los productos estadounidenses.

El segundo es el negocio de la ropa usada. Todo comenzó como un acto de generosidad norteamericano hacia los europeos pobres tras la segunda guerra mundial. Europa salió de la crisis, y las organizaciones caritativas comenzaron a enviar ropa usada a los países del Tercer Mundo. Vendiéndola por una módica cantidad, la ayuda era menos insultante y las organizaciones podían sacar algún dinerillo con que pagar los gastos. Tampoco al Tercer Mundo le agrada vivir de limosnas. Pero con la deterioración económica de los años 80 y la presión de las familias pobres (un estudio del gobierno americano indica que en África del Este el 95% de la ropa usada la compra el 40% más pobre de la población), los gobiernos africanos terminaron aceptando las importaciones de ropa usada, a pesar del derrumbe que producían en las nacientes industrias textiles del continente (Garth Frazer, de la Universidad de Toronto, calcula que el derrumbe se debe en un 40% a las importaciones). Por otra parte, según un estudio de la Universidad de Cambridge, los occidentales, esclavizados por la moda, gastan hoy en vestir y cambian de ropa cuatro veces más que hace treinta años. Así que lo de la ropa usada se ha convertido en un gran negocio que mueve unos cinco mil millones de euros, sin contar la reventa de los mercadillos africanos. Y aunque los circuitos de abastecimiento de ropa se han hecho muy complejos, el de USA es de los más aparentes. Lo controla una asociación, la Secondary Materials and Recycled Textiles Association (SMART) [Asociación de Materiales de segunda mano y textiles reciclados]. De hecho, tras el Reino Unido, USA es el segundo vendedor de ropa usada. Y el presidente Trump, “America first”, ha querido defender a los negociantes estadounidenses.

En 2016, Ruanda, dentro de los acuerdos del AGOA, exportó a Estados Unidos sólo por valor de 2 millones de dólares, pero importó 18 millones de dólares de ropa usada estadounidense (del total de 274 millones de dólares importados por África del Este). Se puede decir que, implícitamente, la reacción del gobierno del presidente Kagame ha sido semejante a la de Trump “America first”. Ruanda, contra lo estipulado en el AGOA, ha aumentado considerablemente los aranceles a las importaciones procedentes de USA. Y el 29 de marzo Trump anunció la suspensión del libre acceso de Ruanda a los mercados norteamericanos.

Tal vez Ruanda pueda permitirse cambiar de proveedor. Ya en 2016 importó de China por valor de 12 millones de dólares. No es el caso de los otros países de África Oriental. Exportaron a USA por valor de 41 millones de dólares e importaron ropa por valor de 256 millones de dólares. Pero un estudio de USAID explica cómo el mercado de ropa usada, además de disminuir los gastos de las familias, crea más de trescientos mil empleos y genera para los estados de la región 140 millones de dólares en impuestos. Para la administración Trump no ha sido difícil mantenerlos a raya. Junto a Ruanda, también Nigeria, Marruecos, Etiopía y África del Sur quieren reavivar la industria textil. No lo tendrán nada fácil. Menos aún mientras el presidente americano siga imponiendo su política.

Ramón Echeverría

* Próxima semana: Ropa usada (2): Vintage también en África

[Fundación Sur]


Artículos relacionados:

Diferentes reacciones en África ante la victoria electoral de Trump

Uganda en contra de la importación de ropa usada

El sector textil y de fábricas de ropa de Botsuana recibe buenas noticias desde el foro de la AGOA en Washington

Lo que Obama si ha hecho por África

Estados Unidos y Etiopía sellan su compromiso de colaboración

Comienza la Cumbre de la Comunidad de Paises de África Oriental

Cambios culturales producidos por la globalización

El sector textil y de fabricas de ropa de Botsuana recibe buenas noticias desde el foro de la AGOA en Washington

Autor

  • Echeverría Mancho, José Ramón

    Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

Más artículos de Echeverría Mancho, José Ramón