República Centroafricana. ¡Parad la masacre!

21/02/2012 | Opinión

Últimamente, al escuchar los testimonios de Monseñor Albert Vanbuel y de otros conciudadanos sobre la intervención militar conjunta chadiano-centroafricana llevada a cabo contra las tropas rebeldes del FPR (Frente Popular para la Recuperación) dirigido por el malicioso Baba Ladde, todos ilegalmente establecidos en la localidad de Kaga-Bandoro, no puedo dejar de preguntarme sobre la necesidad de esta operación. No es que tengan que dejar de actuar las autoridades centroafricanas para defender la integridad del territorio nacional atrozmente violado por esta rebelión de origen extranjero (principalmente chadiana) desde hace varios meses, pero no con el apoyo del ejército de Chad.

Ciertamente nadie ignora que el ejército chadiano es conocido por su brutalidad, su violencia indiscriminada, su habitual indisciplina y sobre todo su falta de respeto a las convenciones internacionales para actos de guerra. Lo han demostrado ya varias veces de manera muy negativa en la mayoría de los conflictos político militares que han marcado la historia de la República Centroafricana, donde se les recuerda de forma no muy agradable. A modo de ejemplo recordemos en nuestro país los altercados de 1997 que provocaron (a petición del fogoso presidente Ange Félix Patasse) la intervención del mencionado ejército, hoy día se evoca el famoso grito de guerra “Ndibâ chargeur” que literalmente significa en lengua sango “vaciar el cargador”, es decir, disparar a todo lo que se mueva. De esta intervención se contaron miles de víctimas, fríamente asesinadas, de manera indiscriminada por esta “banda de Killers” de fácil gatillo y que parecen que han perdido todo rastro de humanidad.

Es notorio este comportamiento belicoso, extremadamente virulento que se reproduce nuevamente en nuestro país a través de la represión sangrienta ejercida por el ejército del Chad sobre los habitantes de Kaga-Bandoro, con el pretexto de perseguir a los rebeldes chadianos vestidos de civiles y que ya ha ocasionado (según numerosos testigos) centenas de miles de víctimas civiles inocentes.

A decir verdad si no hay respuesta posible de un ejército como el centroafricano para jugar el papel que le corresponde en la defensa del territorio nacional, es patético constatar que, debido a que no tiene medios para su misión y sobretodo autonomía, insidiosamente puede ser objeto de alienación por parte de autoridades sin escrúpulos que sólo tienen una preocupación: contribuir bajo pretextos falsos a la defensa de una dictadura que se maquilla de “democrática” en un país vecino. Esto es exactamente lo que hace el gobierno centroafricano que bajo la escusa de combatir la rebelión chadiana, contribuye en realidad a defender el régimen impopular y antidemocrático del Presidente de Chad, Idris Deby Itno, que de forma ostensible utiliza su influencia sobre Bangui para deshacerse de la amenaza que pesa sobre su política a través del movimiento armado del FPR.

En principio una operación militar conjunta contra fuerzas no convencionales en el suelo de un Estado soberano debería llevarse a cabo bajo el mando del ejército nacional con el posible apoyo de unas fuerzas regulares extranjeras y no a la inversa, so pena de convertir a ese Estado en un protectorado. La soberanía, tal y como la define Louis Le Fur, es “la capacidad del Estado de no estar obligado o determinado más que por su propia voluntad (…) de acuerdo con el interés colectivo que está llamado a cumplir”. En otras palabras, el Estado soberano actúa por su propia determinación, en función de sus intereses, en los ámbitos que caracterizan su independencia, tales como la diplomacia, la justicia, su seguridad interior y la defensa nacional.

A la luz de los diferentes testimonios que cuentan lo que está sucediendo hoy en Kaga-Bondoro, es el ejército chadiano quien está al mando de las operaciones (dictando su voluntad) y que incumple todas las convenciones internacionales para actos de guerra, saqueando, matando, robando y violando a la población civil abandonada a su destino, sin ninguna posibilidad de defenderse de estos locos de “kalachnikovs” conocidos por sus múltiples bravuconadas a lo bestia. Para todo patriota centroafricano es inadmisible que los chadianos (rebeldes y ejército regular) vengan a librar una guerra total sobre nuestro suelo con las consecuencias dramáticas que esta acción bélica puede acarrear a nuestros conciudadanos.

Esta guerra de los chadianos sobre territorio centroafricano, que ya ha dejado tanto sufrimiento humano como desastres materiales, es la consecuencia lógica de la ingenuidad de las autoridades centroafricanas que no han valorado correctamente el impacto de la violencia sobre los habitantes de la localidad, o es el cinismo que les caracteriza y que al parecer, la pérdida de vidas humanas y materiales de su propio pueblo no les preocupa en absoluto. Por lo tanto, se ofrecen dos posibilidades a las autoridades centroafricanas, si demuestran sagacidad y perspicacia.

Si el ejército centroafricano dispone de medios para esa misión debe llevar la ofensiva exclusivamente para sacar fuera del territorio a los rebeldes implantados ilegalmente en nuestro suelo.

Si el ejército no dispone de medios para esa misión (probablemente sea el caso actual), entonces, que el gobierno centroafricano active la diplomacia para convencer a los representantes internacionales (excepto a Chad, que de una manera u otra está implicado en el conflicto) para llevar a cabo las eventuales operaciones que liberen el territorio sin control. Pero lamentablemente no se ha hecho así.

Por lo que dada la confusión que reina sobre el terreno y que somete a nuestros conciudadanos de Kaga-Bandoro a abusos terribles, invito a las autoridades de Bangui a tomar medidas que detengan esta masacre. Pido el cese de los combates y la retirada inmediata del ejército chadiano de esta siniestrada zona.

Que se desplieguen las fuerzas de la FACA (Fuerzas Armadas centroafricanas) en los sectores afectados por los combates para proteger a la población de los maltratos y de la violencia del ejército del Chad; poner fin a los arrestos arbitrarios y a las ejecuciones sumarias, entre ellas destaca la ejecución en base a simples sospechas de “fulani” en pleno centro de la capital Bangui.

Asegurar las fronteras con Chad y Sudán para prevenir otras incursiones salvajes en nuestro territorio ya que las fronteras con nuestros vecinos se han convertido en un verdadero colador donde todo el mundo pasa sin ningún tipo de control (no solo son los elementos del FPR, también el LRA del sanguinario Joseph Kony está confortablemente instalado en Centroáfrica). Dotar al ejército centroafricano de los medios necesarios (materiales y humanos) para llevar a cabo eficazmente la defensa y la integridad del territorio.

Detener la tribalización y la politización del ejército nacional para reformarlo estructuralmente y que sean las FACA más profesionales, más capaces de responder a las agresiones de todo tipo provenientes de Chad (rebelión o no) o de otros países vecinos. Relanzar el programa DDR (Desarme, Desmovilización y Reinserción) que se ha debilitado con el arresto de Jean-Jacques Damafouth. Dialogar con la oposición política y con la sociedad para encontrar soluciones duraderas a la pacificación del país después del desengaño generado por el robo electoral del 23 de enero de 2011.

Por otro lado condeno de la forma más contundente la violación de la integridad territorial de la República Centroafricana por grupos rebeldes extranjeros, producto del intervencionismo sin freno e incesante del gobierno de Chad que con su relación más o menos paternalista con nuestros gobernantes decide lo que hacer, en todo lugar y momento, lo que le viene en gana con nuestro país sin que nadie se oponga categóricamente. Exhorto al Presidente François Bozize a demostrar un mínimo de carácter y de autoridad (en el nombre del pueblo centroafricano que representa) en el tú a tú con su homologo chadiano Idriss Deby Itno, para que no se vuelva a tratar a nuestro país como si fuera una “subprefectura” de Chad, manifestando su poder cuando él quiere, desplegando tropas con toda libertad y retirándolas cuando lo desea. Esta política diplomática con olor imperialista del gobierno chadiano hacia un vecino estado soberano es simplemente inadmisible y puede ser considerada a nivel nacional como una falta de respeto y una ofensa al conjunto del pueblo centroafricano. Aunque jugó un papel crucial en el ascenso al poder del régimen actual del general Bozize, no le da derecho a extender su hegemonía sobre nuestra querida patria, la República Centroafricana.

Médard Polisse Bebe

“Le Confident”, República Centroafricana. 7 de febrero de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Juan Carlos Solís Santander.

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