REFLEXIONES SOBRE LOS ASESINATOS EN PARIS, YEMEN, BANGUI , BAGA…!

12/01/2015 | Editorial

Al mismo tiempo que celebrábamos el Día Internacional de la Paz, el 1 de Enero, hemos vuelto a escuchar los fusiles segando vidas humanas, por las calles de Paris, la capital Bangui de la República Centroafricana, la ciudad de Baga en el noreste de Nigeria, Siria, Irak y en otros lugares.

Estos actos criminales, nos deben hacer reflexionar, para no quedarnos solamente en manifestaciones públicas, en criticas emocionales o ideológicas y en análisis superficiales.

Se trata en primer lugar de seres humanos.

En todos estos actos violentos, se atenta contra la vida y dignidad de seres humanos: mujeres y hombres, franceses o tunecinos, creyentes o agnósticos, judíos, musulmanes o cristianos.

Por tanto lo primero es centrarnos en que todos somos seres humanos y que lamentamos de corazón la muerte, violencia, tortura y abusos de tantas personas que son de nuestra misma Familia Humana.

El mismo día que se cometían los asesinatos en Paris, se cometieron otros actos terroristas en: Yemen, que costó 37 vidas, en: Baga (Nigeria) donde se arrasaron 16 poblados, en Irak, Siria…y de los que apenas hemos hablado. Más que de: “Je suis Charlie”, se trata de que primero: “Todos somos seres humanos”.

La cuestión es más profunda que la simple libertad de expresión.

Es verdad que la sátira, sobre todo la política, es muy común. Pero la sátira también molesta y desconcierta. No conviene juzgar a los satíricos, aunque a veces ofendan, pues valoramos la libertad de expresión.

Al mismo tiempo que ya no parecen quedar líneas rojas en los medios de comunicación, pienso que siempre se debería respectar la vida y la dignidad de cada ser humano, aunque no estemos de acuerdo con sus ideas o comportamientos.

Si la calidad de nuestra educación no potencia todas las dimensiones del ser humano y si nuestras actitudes de respeto a los demás no incluyen a todas las personas en su diversidad, difícilmente llegaremos a superar estos actos fanáticos y radicalismos violentos.

El contexto global en el que vivimos.

Los “Kouachi hermanos” nacieron en Francia y no eran particularmente religiosos, según su abogado, y se comportaban como la mayoría de los jóvenes de su entorno. Cada persona creyente o agnóstico, vive en un contexto bien concreto, que al mismo tiempo es hoy global.

Conviene analizar, tanto como la alianza religiosa de cada persona violenta, su descontento político, su vida familiar y su situación de marginación.

Nos conviene recordar que los mismos musulmanes conocen y aprecian en muchos países su legado de sátira política. En lugares como Irán, Turquía y Egipto podemos encontrar a muchos periodistas musulmanes satíricos que languidecen en las cárceles, porque se han atrevido a criticar sistemas totalitarios.

Mientras que muchos musulmanes no aprueban imágenes del Profeta Mahoma o de otros profetas, otros musulmanes en Asia, Irán, Truquea y Asia Central conocen una rica tradición de imágenes del profeta Mahoma. Lo que buena parte de los musulmanes denuncian no es tanto las imágenes piadosas del Profeta sino la representación pornográfica y violenta de Mahoma.

Nadie desea justificar lo injustificable, como es el asesinar a personas por una denuncia satírica. Pero es necesario situar los eventos en su contexto.

La mayoría de los musulmanes franceses proceden de Marruecos, Argelia y Tunez, antiguas colonias francesas. Nos podemos preguntar si el trauma de estas personas no guarda conexión con la violencia que las colonias sufrieron durante décadas.

En la sociedad francesa como en otros países occidentales se nota una creciente xenofobia, como se percibe en algunas leyes anti-inmigración, e incluso una cierta animosidad hacia la presencia musulmana. Si valoramos tanto la libertad de expresión, ¿por qué no aceptamos que algunas mujeres puedan vestir el velo (hijab)?

Europa y EEUU necesitan ser más coherentes

Cuando hemos oprimido a generaciones de ciudadanos-as en las antiguas colonias, sometiéndolas a todo tipo de esclavitudes, y cuando todavía seguimos expropiando a gran parte de los pueblos africanos de sus tierras, alimentos y recursos minerales, ¿cómo podemos sorprendernos y cerrar las puertas a inmigrantes procedentes de esos mismos países?

¿Cómo podemos cerrar los ojos y oídos al sufrimiento y clamor de las familias y personas vulnerables que sufren violencia ahora en países como Nigeria, República Centro-Africana, R.D. del Congo, Sudan del Sur, etc. a la que nosotros también estamos contribuyendo?

Hacemos muchas declaraciones de principios y discursos, pero el compromiso por una colaboración real para el desarrollo integral en beneficio de todos, no llega todavía. No es de sorprender que muchos intelectuales africanos critiquen duramente la indiferencia y hasta la hipocresía de los líderes europeos y americanos.

Ojalá que estos acontecimientos dolorosos, como el de Paris, Bangi, Baga, Yemen y otros, nos ayuden a ser más inclusivos y comprometidos en fomentar una mayor justicia y armonía social.

El primer ministro noruego Jens Stoltenberg, dos días después de la tragedia de Paris, decía: “Aunque estemos apenados por lo ocurrido nunca renunciaremos a nuestros valores. Nuestra respuesta será: más democracia, más acogida y más humanidad… A toda clase de odio responderemos con bondad”, y yo añadiría: con justicia social.

Junto con la libertad de expresión, esperamos conseguir la dignidad de vida para todos. Que, junto con la libertad de religión, consigamos alimentos, vivienda y trabajo para que, todos los seres humanos, sobre todo los más marginados, puedan vivir una vida digna.

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