Publicado por Vanessa Anaya
Las ciudades africanas son a menudo consideradas como resultantes de la colonización y como símbolos indiscutibles de modernidad en el continente. Lo cierto es que ya antes de la Conferencia de Berlín, que repartiría el continente entre las principales potencias europeas en 1885, existían ciudades y civilización urbana en ciertas regiones que los colonizadores aprovecharían para re- apropiarse y transformar según sus necesidades. Sidney Littelfiel (1999) habla de tres procesos sociales que acompañaron el colonialismo europeo en África y que da lugar a nuevos tipos de creaciones artísticas: la urbanización, la introducción de la tecnología y cultura de Occidente y la expansión del alfabetismo a través de la educación formal. Después se le añade el desarrollo de un “mercado del arte” bajo los patrones europeos. A pesar de que la urbe era considerada como un espacio hostil para los africanos, en los años cuarenta y cincuenta esta percepción cambió. Se extendió una música popular corriente que impulsó el florecimiento de las grandes ciudades de Sudáfrica, Ghana, Nigeria y Congo, bajo la idea de la “ciudad feliz” y de un espacio de libertad donde encontrar todo tipo de oportunidades. Este contexto vivido en las ciudades propiciaba iniciativas que entrarían a formar parte de la historia del arte del país, pero también del continente. Tal es el caso de la creación de la Escuela de pintura Poto-Poto, situada en el barrio del mismo nombre.
Creación, filosofía y estilos de la Escuela Poto-Poto pierrelods
Su creador Pierre Lods, era un pintor francés y matemático expatriado en Brazzavile y un profundo admirador de las creaciones artísticas locales, así como de la vida en Congo Brazaville. En 1951, lanzó el proyecto después de descubrir una pintura de uno de los miembros del personal de servicio que tenía en su casa, Felix Ossali. “Nunca había visto nada como eso en artes africanas, sus pinturas eran innegablemente ‘negras’ en su habilidad para sorprender y en la grandeza y magia que emanaba de ellas”, afirmaba Lods. Tal fue su impresión que se puso manos a la obra para la creación de una escuela de arte en el barrio (Poto-Poto) con el apoyo económico del gobierno francés. Empezó a animar a jóvenes sin formación y sin experiencia en materiales y métodos de creación a que pintasen a partir de las vivencias del mundo que les rodeaba, facilitándoles objetos tradicionales como máscaras, esculturas, proverbios y poesías de África. Estos objetos influirían en el resultado de sus creaciones, logrando así un estilo particular característico de la escuela Poto-Poto y basado en la supuesta esencia “puramente africana” y en el arte como medio de expresión más que en la elaboración de un discurso intelectual. Así, la escuela era concebida como una espacio donde la personalidad del artista se podía desarrollar libremente sin la intervención de una instrucción académica, sin una comprensión técnica ni un conocimiento de los materiales utilizados. De esta manera Lods se aseguraba que fuesen creaciones propias, espontáneas y alejadas de las imposiciones que pudiesen bloquear la creatividad de los artistas. Algunos de los nombres que forman parte de esta escuela son: Ossali, Ondongo, Elenga, Iloki, Zigoma, Owassa, Bandzila, Okola, Gotène et Ikonga. La idea de Lods era la de utilizar el arte moderno para representar cuentos, leyendas y tradiciones africanas; creación artística a partir de la herencia cultural de los artistas del Congo. Los primeros trabajos estaban enfocados en la representación de la vida cotidiana y momentos de la vida más tradicional de la sociedad: escenas de mercado, baile de máscaras, percusión, ceremonias de iniciación, etc. Pero a pesar de la repetición de la temática, lo cierto es que había una gran diversidad expresiva entre los artistas que estaban en la escuela, lo que hacía que a la vez que reconocible, el estilo Poto-Poto no fuese masificado.
La escuela, aparte del soporte del Gobierno francés tanto para sostener la escuela como ofreciendo becas de formación, se conformó como cooperativa ofreciendo beneficios sobre las ventas a los artistas y motivando así la continuación de sus estudiantes, que de otra manera tenían dificultades de acceder al mercado laboral. Al mismo tiempo, los primeros años de existencia Poto-Poto tuvo un impacto internacional organizando exposiciones en Sudáfrica (1953), Nueva York (1954), Alemania (1956), Suiza y Francia (1957). En 1961 Lods, fue invitado por Senghor, entonces presidente de Senegal, a enseñar en la Escuela de Artes de Senegal en Dakar, lo que le desconectó casi de inmediato de la escuela e hizo que las exposiciones fuesen cada vez menos frecuentes en Poto-Poto y los trabajos producidos mucho más comerciales y dirigidos a los turistas europeos. A la vez, visto el carácter comercial, antiguos estudiantes empezaron a producir en masa los temas populares de Poto-Poto. Después de la decandencia que vivió la escuela, la intención del gobierno es recuperar el edificio y la institución de acuerdo a aquellas épocas en que la escuela era una de las más destacadas de continente. Hoy, la Escuela de pintura Poto-Poto es una institución en el país, sobre todo en el campo del arte, donde muchos artistas siguen formándose. Esta cooperativa compuesta por quince artistas y presidida por Pierre Claver Gampio, sigue en activo.
Original en : Wiriko