Recordando al «hombre de Asmara»

17/02/2017 | Crónicas y reportajes

El marfileño Laurent Pokou, el legendario delantero que anotó cinco goles en un único partido de la Copa de Naciones en 1970, un récord sin precedentes en 46 años, falleció hace poco en Abidjan, con 69 años. Frank Simon hace ahora un repaso a su increíble carrera en África y Europa.

Cuando entramos en el Sol Béni, la sede del conocido club ASEC Mimosas de Costa de Marfil, a orillas de la Laguna Ébrié en Abidjan, es imposible no fijarse en las cinco letras gigantes pintadas en amarillo que rezan: P-O-K-O-U, con un balón sobre el K.

Laurent Pokou está indiscutiblemente ligado a la historia de ASEC, un club que, junto a sus rivales, el Africa Sports, está en el corazón del fútbol marfileño.

Para los seguidores de la vieja división francesa en la década de 1970, fue uno de los primeros africanos en convertirse en una estrella importante, con Rennes, mientras que Michel Platini, la leyenda del fútbol francés, aún era un aprendiz en Nancy.

Nacido el 10 de agosto de 1947, el ASEC ya se fijó en el talento de Pokou a la tierna edad de 10 años. Pero tuvo que mudarse a Bouaké cuando su padre cambió de empleo.

Con 16 años, Pokou se convirtió en delantero del USFRAN Bouaké, el club local. Fue sólo una temporada, ya que no pasó mucho tiempo antes de que el ASEC recuperara a su gallina de los huevos de oro, en 1966. No obstante, tuvo que pasar casi un año antes de que Wognin Ignace, el entrenador del ASEC, estuviera listo para sacarle al terreno de juego.

laurent_pokou.jpgA Pokou no le llevó mucho tiempo causar buena impresión. Sus hazañas llevaron a Paul Gévaudan, el entrenador francés de «Les Elephants», el equipo nacional, a elegir al jugador de, entonces, 21 años para jugar en la Copa de las Naciones de 1968, que se celebraría en Etiopía. Costa de Marfil terminó tercera y Pokou acabó el torneo como máximo goleador, anotando seis goles. Le plantó cara a Ghana, que era entonces el mejor equipo del continente, y esto le valió el título de «El hombre de Asmara».

Dos años más tarde, en Sudán, el «emperador Baoule», otro de sus apodos, fue aún más letal, marcando ocho goles y consiguiendo su segunda «bota de oro» consecutiva en la Copa Africana de Naciones. Con 14 goles acumulados en dos Copas de Naciones, Pokou se mantuvo como máximo goleador del torneo durante 38 años, hasta que Samuel Eto’o rompió su récord en Ghana, en 2008. No obstante, el exbarcelonista y delantero del Inter de Milán, necesitó cinco torneos para romper un récord que Pokou alcanzó en tan sólo dos.

1971 fue un año difícil para Pokou. Se rompió la rodilla, en un feroz derbi contra los rivales de la ciudad, el Africa Sports, y necesitó meses de recuperación. Pero volvió más fuerte que nunca.

Formó parte del equipo seleccionado por la Confederación Africana de Fútbol que participó en la «mini Copa del Mundo» de 1972, celebrada en Brasil y, a finales de 1973, decidió abandonar el ASEC y firmar por el Rennes, un club francés. El primer intento de Pokou de abandonar el país se vio frustrado por los soldados de Costa de Marfil, que no querían que su joya de la corona se fuera e intentaron impedir su marcha.

Entre 1974 y 1977, Pokou se convirtió en el «Duc de Bretagne» (duque de Bretaña), marcando 44 goles en 63 partidos, durante cuatro temporadas en las que se lesionó con bastante asiduidad. Ayudó al Rennes a llegar a primera división, pero su estancia fue corta. Con una reputación que no dejaba de mejorar, se trasladó a Nancy. Mientras tanto, el ahora legendario Michel Platini, aprendía como cualquier otro joven. Fue, sin embargo, una etapa frustrante para el «Duque», ya que el entrenador se negó a darle un puesto regular como titular.

Después de una temporada y media difícil con el Nancy, el Rennes, que había vuelto a segunda división, decidió llamar a su antiguo talismán, ahora con 31 años y aún convencido de que tenía el toque mágico, para que volviera al equipo. Los aficionados del Rennes ayudaron a recaudar la cantidad necesaria para llevarlo de vuelta al club, 70.000 francos, una gran suma de dinero en aquella época.

Fue, sin embargo, un regreso empañado, que terminó tristemente para él. Su carrera en Rennes, y en el fútbol europeo, terminó con una suspensión de dos años, por insultar y dar una patada a un árbitro en un partido de copa francesa. Posteriormente, esa suspensión se redujo a seis meses. Suspendido, pero todavía en los pertenciente al Rennes, el ASEC decidió comprar el contrato de Pokou y llevar a su hijo pródigo a casa. Su trayectoria en la Copa de las Naciones con «Les Elephants» terminó en 1980, y el equipo no consiguió superar la fase de grupos del torneo.

Comenzó su carrera como entrenador cuando aún era jugador en el ASEC. En 1982, se incorporó al Rio Sport d’Anyama como primer entrenador y les ayudó a obtener ascensos. Su último cargo directivo fue como asistente de entrenador del belga, Philippe Garot en el ASEC en 1989. Después dejó la dirección deportiva para siempre. Pokou trabajó para una empresa textil hasta que se jubiló en 2005.

Pokou fue, asimismo, un valioso asesor del presidente del ASEC, Roger Ouegnin, y ayudó a la Federación de Costa de Marfil, a buscar jóvenes talentos. Se convirtió en un icono para la próxima generación de superestrellas de Costa de Marfil, como Didier Drogba, aunque nunca lo vieron jugar. Junto a Malian Salif Keita, otra leyenda del juego africano, Pokou está sin duda entre los mejores jugadores en la historia del fútbol francés.

Pokou nunca ganó la Copa Africana de Naciones, pero jugó en cuatro ediciones (1968, 1970, 1974 y 1980). Tampoco ganó el premio “Futbolista africano del año” creado en 1970 por France Football, el semanario francés, pero terminó segundo en 1970, detrás de Keita, cuarto en 1971 y tercero en 1973, sólo un puñado de votos por detrás del dúo TP Mazembe de Tshimen Bwanga y Mwamba Kazadi.

Antes de su muerte, Pokou, reconocido como un hombre sabio, escogió cuidadosamente cómo ocupar su tiempo. Se le solía ver en partidos de fútbol, o en el estadio. Fue a Brasil en la Copa del Mundo 2014 para animar a su selección.

«Fue un buen hombre y lo extrañaremos muchísimo», dijo Roger Boli, exjugador y hermano de Basile, la exestrella del Marsella.

No sería una sorpresa que el gobierno de Costa de Marfil bautizara con su nombre el próximo estadio nacional, que se construirá en Ebimpe, en las afueras de Abidján, como una huella duradera de respeto al «hombre de Asmara». Tendrá sin duda un lugar en el panteón de las leyendas del fútbol africano.

Frank Simon

New African

[Traducción, Clara Esteban García]

[Fundación Sur]

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