Global Campaing for Rwandan’s Humains Rights
A. Declaración de reconocimiento
Nosotros, universitarios, expertos, investigadores, supervivientes, defensores de los derechos humanos, defensores de las libertades civiles y de la justicia social, responsables religiosos, como consecuencia de la investigación de la GCRHR sobre los crímenes cometidos por el ejército patriótico ruandés (APR) en Ruanda, posteriormente en la República Democrática del Congo (antiguo Zaire) por el intermediario de su aliado congoleño. La Alianza de Fuerzas democráticas por la liberación del Congo-Zaire (AFDL), contra miembros del grupo étnico hutu, sobre la base de nuestra propia evaluación independiente de expertos de todas las informaciones fiables disponibles, de las investigaciones anteriores y de los hechos sobre el tema de las masacres a gran escala de los hutu con relación a la Convención de Genocidio, después de haber examinado la definición oficial del crimen de genocidio por la Convención de Genocidio de 1948 de las Naciones Unidas, que define el genocidio como cualquiera de los actos citados cometidos con intención de destruir en todo o en parte un grupo nacional, étnico, racial o religiosos, en cuanto tal:
- a. Asesinato de miembros del grupo;
- b. Atentado grave contra la integridad física o mental de miembros del grupo;
- c. Sumisión intencionada del grupo a condiciones de existencia que llevan a sau destrucción física total o parcial:
- d. Medidas con el objetivo de dificultar los nacimientos en el seno del grupo;
- e. Traslado forzado de niños del grupo a otro grupo.
Después de haber comparado cuidadosamente y minuciosamente todas las informaciones y hechos fiables, adjuntadas en la presente resolución, concernientes al asesinato de miembros del grupo étnico hutu de Ruanda y del antiguo Zaire relativos a los actos arriba mencionados en la definición autorizada del genocidio, particularmente a los actos a, b, c, señalando que, según las informaciones y los hechos disponibles, las masacres de la población de la etnia hutu fueron perpetradas sobre la base de un plan casi idéntico, concebido para matar cuantas más víctimas posibles, fuera cual fuera su sexo, su edad o su nacionalidad, sabedores de que los informes de los expertos de las Naciones Unidas sobre las masacres de hutu en el ex-Zaire concluían que los asesinatos habían puesto de relieve un cierto número de elementos inculpatorios que los calificaban de crimen de genocidio.
Por la presente, declaramos y reconocemos como CRÍMEN DE GENOCIDIO las masacres de cientos de miles de personas hutu ruandesas y de refugiados hutu ruandeses, de refugiados hutu burundeses y de ciudadanos hutu congoleños en RDC por el hecho de su pertenencia al grupo étnico hutu y sin distinción de edad, sexo o nacionalidad, por parte del ejército patriótico ruandés (APR) y su aliado congoleños, la Alianza de Fuerzas Democráticas por la Liberación del Congo-Zaire (Afdl).
Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional a cumplir con sus obligaciones en virtud de la convención sobre el genocidio y a actuar colectivamente para llevar ante la justicia a los autores de este crimen de genocidio.
Organizaciones firmantes:
– Global Campaign for Rwandans Human Rights (GCRHR)
– TERRAM PACIS
– JAMBO asbl
– AMAHORIWACU
– Association ESPOIRE
– FONDATION IBUKABOSE RENGERABOSE
Personas firmantes:
Denise Zaneza, militante de derechos humanos – GCRHR
Jean Marie Minani, militante de derechos humanos- GCRHR
Herve Cheuzeville, escritor y presentador de radio
Rene C Mugenzi, militante de derechos humanos – GCRHR
Faustin Twagiramungu, antiguo primer ministro de Ruanda
Patrick Mbeko, politólogo, especialista en los Grandes Lagos africanos
Dr. Andre-Aimable Dufatanye, universitario y escritor
Dr. Emmanuel Ndahayo, universitario, militante por la paz y escritor
Constance Mutimukeye, militante derechos humanos – Rwandan Lives Matter
Keith Harmon Snow, periodista, antiguo investigador de genocidios para UNICEF
Eric Migamba, militante derechos humanos
Jean Marie Vianney Ndagijimana, antiguo embajador, ministro de AA. EE. de Ruanda Rwandaise – Fondation Ibukabose Rengerabose
Eric Maniriho, superviviente y activista por la paz
Theophile Ruhorahoza, superviviente y escritor
Anneke Verbraeken, periodista de imvestigación
Joseph Hategekimana, activista de derechos humanos – Terram Pacis
Peter Mutabaruka, abogado y activista en favor de la democracia – AMAHORIWACU
Freddy Usabuwera, activista en favor de la democracia – AMAHORIWACU
Marie Claire Ingabire, activista en favor de la democracia
Resolución sobre el genocidio de los hutu
Crímenes cometidos contra los hutu a la vista del artículo 2 de la convención de genocidio
Sumario
1. Breves datos históricos
2. Definición jurídica del genocidio
2.1 La comisión de un acto enumerado
2.2 Cometido contra un grupo nacional, étnico, racial o religioso
2.3 Intención específica de destruir el grupo
3. El crimen de genocidio cometido contra el pueblo hutu
3.1 Los actos cometidos
3.2 El pueblo hutu apuntado en cuento grupo
3.2.1 Los hutu de todas las nacionalidades
3.3 Intención de destruir el grupo étnico hutu
3.3.1 Mujeres y niños
3.3.2 Asistencia humanitaria bloqueada y utilizada como cebo
3.3.3 Pruebas disimuladas
3.4 Identidad de los autores del crimen
4. Resolución
Bibliografía
1. Breves referencias históricas
A partir de octubre de 1990, el Frente Patriótico Ruandés (FPR) hizo la guerra al gobierno ruandés de entonces y lo derrocó en julio de 1994. Desde el norte del país, los civiles huyeron de las matanzas que el FPR perpetraba “en el transcurso de los combates y durante el largo proceso del establecimiento de su control en todo el país» (Des Forges, 1999). Después de la victoria del FPR, dos millones de ruandeses, incluyendo a elementos armados del antiguo ejército gubernamental, huyeron a los países vecinos y un número estimado en 1,1 millón de personas se encontraron en Zaire, hoy República Democrática del Congo (RDC).
Esta población se instaló en campos, en su gran mayoría en la parte oriental del Zaire y otra parte en Tanzania, donde estaban alimentados y protegidos por la comunidad internacional por medio de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Programa Alimentario Mundial, etc. y organizaciones no gubernamentales.
A mediados de octubre de 1996, los campos de refugiados del este de la RDC acogían respectivamente 527.000 y 718.000 refugiados hutu ruandeses en las provincias de Kivu-sur y Kivu-norte. En varias ocasiones, el nuevo gobierno ruandés del FPR pidió una intervención internacional para separar a los refugiados, entre ellos a muchas mujeres y niños, de los elementos armados, antiguos soldados (ex FAR) y milicias.
De octubre de 1996 a mayo de 1997, las tropas tutsi de la Alianza de Fuerzas Democráticas de Liberación del Congo-Zaire (AFDL) apoyada por Ruanda llevaron la guerra al país. Elementos de la AFDL y, más todavía, del Ejército Patriótico Ruandés (APR) bombardearon sistemáticamente numerosos campos y cometieron masacres con armas ligeras. Los ataques iniciales costaron la vida a en torno a 6.800 – 8000 refugiados y produjeron el retorno forzoso de 500.000 a 700.000 refugiados a Ruanda (Ezimet, 2000).
En Ruanda: Los refugiados reenviados a Ruanda fueron víctimas de asesinatos en sus aldeas, compartiendo la misma suerte que los que se habían quedado en el país desde octubre de 1990: “ciegos homicidios a gran escala de hombre, mujeres y niños, incluso de enfermos y personas mayores, fueron señalados”; por ejemplo, en “zonas importantes de la prefectura de Kibungo y regiones del sur y este de la prefectura de Kigali (…) fueron el teatro de asesinatos y persecuciones sistemáticas y continuas de poblaciones civiles hutu por parte de la APR. Dependiendo de lugares, estas actividades habrían comenzado entre abril y julio de 1994, inmediatamente después de la expulsión de cada zona de las fuerzas militares del antiguo gobierno y de las milicias…” (Gersony, 1994).
En las colinas ruandesas, el FPR masacró a hutus por decenas, centenares y a veces millares, “inyectando queroseno en los oídos, ahogando a la gente con bolsas de plástico, estrangulando con cuerdas, empalando a mujeres y chicas jóvenes, utilizando el agafuni – una especie de martillo/azada del FPR – para reventar el cráneo y expandir la masa cerebral, enterrando a la gente viva, arrojando a mujeres con niños a la espalda, forzando a las víctimas a cavar sus propias tumbas. Los métodos son sádicos” (Rever, 2018).
En la RDC, los refugiados que sobrevivieron a los primeros ataques de AFDL en el este del Zaire y que no retornaron a Ruanda huyeron hacia el oeste para dirigirse a zonas zaireñas más alejadas de la frontera con Ruanda. Las unidades de la AFDL los persiguieron y atacaron sus campos improvisados, causando miles de víctimas. (Reyntjens,2009). Cientos de miles hutu, hombres, mujeres, niños, ruandeses, burundeses congoleños fueron masacrados sin discriminación en sus aldeas y campos de refugiados. Los supervivientes continuaron siendo perseguidos mientras huían cada vez más lejos en el vasto territorio congoleño. Los ataques y asesinatos se intensificaron cuando los refugiados se alejaban a 1.800 km del lugar de su partida en el este de la RDC (Leaning, et al., 1996), (Amnesty International, 1997).
El informe de la Comisión mixta de las Naciones Unidas mencionaba 134 sitios en la RDC donde tales atrocidades habían sido cometidas. El 8 de julio de 1997, el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos humanos declaraba que “alrededor de 200.000 refugiados hutu habrían podido ser masacrados”. Estos ataques contra los hutu eran sistemáticos, metódicos y premeditados.
2. Definición jurídica del genocidio
El genocidio es definido por el artículo 2 de la Convención para la prevención y represión del crimen de genocidio de 1948 como “uno cualquiera de los actos que señalamos aquí, cometidos con la intención de destruir, en todo o en parte, un grupo nacional, étnico, racial o religioso, en cuanto tal: a) asesinato de miembros del grupo; b) Atentado grave contra la integridad física o mental de miembros del grupo; c) sumisión intencionada del grupo a condiciones de existencia que conlleven a su destrucción física total o parcial; d) Medidas con el objetivo de dificultar los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado forzoso de niños del grupo a otro grupo”. (Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los dere3chos humanos, 1948).
Esencialmente, la calificación de crimen de genocidio exige la prueba de dos elementos distintos: a) la comisión de un acvto enumerado (como el asesinato o un atentado grave a la integridad física o mental; b) contra un grupo nacional, étnico, racial o religiosos; c) con la intención específica de destruir, en todo o en parte, el grupo protegido en cuanto tal.
2.1 La comisión de un acto enumerado
Entre los cinco actos enumerados en la definición del crimen de genocidio, retenemos los tres siguientes que sobresalen del inventario de los hechos mencionados: asesinato, de miembros del grupo; atentado grave a la integridad física o mental; sumisión intencionada del grupo a condiciones de existencia que conllevan a su destrucción física total o parcial.
2.2 Contra un grupo nacional, étnico, racial o religioso
La Convención para la prevención y represión del crimen de genocidio de 1948 protege cuatro grupos exclusivos: el grupo nacional, étnico, racial y religioso. El crimen de genocidio se distingue de los otros crímenes internacionales protegiendo a un grupo; no se trata de la víctima a título individual, sino su pertenencia a cierto grupo lo que determina el crimen de genocidio. Para el autor de este crimen, el individuo es “un medio para alcanzar un objetivo: un paso adelante en la vía de la destrucción del grupo”. El autor estima que sus víctimas tienen un valor añadido para la supervivencia física o biológica del grupo y desea en consecuencia destruirlas. En consecuencia, la víctima del crimen de genocidio es el grupo mismo y no el individuo solo; el individuo no es más que un elemento del grupo (Lingaas, 2015).
2.3 Intención específica de destruir el grupo protegido
“La intención específica de destruir el grupo protegido en cuanto tal, en parte o en todo, constituye el elemento clave del crimen de genocidio, que con frecuencia es descrito como un crimen de intención que necesita una intención criminal agravada, específica (dolus specialis). Este segundo elemento puede dividirse en tres partes distintas: primeramente, la intención de destruir, en segundo lugar, en todo o en parte, y por fin, el grupo en cuanto tal. La intención de destruir supone que el autor del crimen ha querido conscientemente que los actos prohibidos causen la destrucción total o parcial del grupo en cuanto tal”.
La intención de destruir, incluso parcialmente, un grupo nominado es suficiente para constituir un crimen de genocidio a condición de que se el grupo o una fracción del grupo que el objetivo apuntado y no una multitud de individuos aislados pertenecientes al grupo. Además, la parte del grupo-objetivo debe ser sustancial y reflejar así tanto el carácter masivo del genocidio como las preocupaciones expresadas en la Convención en cuanto al impacto que la destrucción de la parte de grupo-objetivo en la supervivencia del grupo en su conjunto. “En consecuencia, el el grupo mismo el que es el objetivo, por medio de la víctima” (Prosecutor v. Radislav Krstic, 2004).
3. El crimen de genocidio cometido contra el pueblo hutu
En 1997 y 1998, dos informes distintos de la Naciones Unidas examinaron si habían sido cometidos crímenes de genocidio contra la población civil hutu y contra los refugiados hutu. Concluyeron que, de conformidad con el artículo 2 de la Convención de 1948 sobre el genocidio, el crimen de genocidio había sido cometido.
3.1 Los actos cometidos contra el pueblo hutu
“En la RDC, los ataques sistemáticos, concretamente los asesinatos y masacres perpetrados contra miembros del grupo étnico hutu produjeron un gran número de víctimas, probablemente decenas de miles de miembros del grupo étnico hutu, de todas las nacionalidades. En la gran mayoría de casos reportados, se trataba no de personas matadas involuntariamente en el transcurso de los combates, sin más bien de personas seleccionadas por las fuerzas del APR y de su aliado AFDL y ejecutadas a cientos, a menudo con armas blancas” (HCDH, 2010: par. 513, pag. 287).
En las colinas ruandesas, el FPR masacró a hutu por decenas, cientos y a veces miles: “inyectando queroseno con jeringuillas en los oídos. Ahogando a la gente con bolsas de plástico. Estrangulando con cordeles y cuerdas. Empalando a mujeres y chicas jóvenes. Utilizando agafuni – azada/martillo del FPR – para romper el cráneo y esparcir la materia cerebral como una papilla. Enterrando vivas a las gentes. Disparando a mujeres y niños por la espalda. Forzando a las víctimas a cavar su propia tumba. Los métodos son sádicos”. (Rever, 2018).
(…) Soldados del FPR lazaron disparos de ametralladora y granadas arrojadas con cohete en Kibeho, un campo de refugiados que albergaba cientos de miles de hutu en abril de 1995 – un ataque horrible en el que habrían muerto 4.000 hutu ante los cascos azules y observadores de derechos humanos (Rever, 2018).
El Informe del Proyecto Mapping del Alto Comisariado por los Derechos humanos (HCDH) concluyó que “Entre las víctimas había una mayoría de niños, mujeres, ancianos y enfermos que no planteaban ningún peligro a las fuerzas atacantes. Numerosos y graves atentados a la integridad física o mental de los miembros del grupo fueron cometidos igualmente, un número muy elevado de hutu fueron heridos por bala, violados, quemados o apaleados. Muy numerosas víctimas fueron obligadas a huir y a recorrer grandes distancias para escapar de sus perseguidores que querían matarlos”.
Esta persecución duró meses, causando la muerte de un número indeterminado de personas sometidas a condiciones de existencia crueles, inhumanas y degradantes, sin alimentos ni medicinas. En varias ocasiones, la ayuda humanitaria que les estaba destinada fue bloqueada a sabiendas, concretamente en la provincia oriental, privándoles de la asistencia indispensable para su supervivencia.
Por consiguiente, los ataques y asesinatos perpetrados contra los hutu por el APR y AFDL corresponden a los actos prohibidos por la Convención para la prevención y represión del crimen de genocidio:
- a) Asesinato de miembros del grupo;
- b) Atentado grave a la integridad física o mental de miembros del grupo;
- c) sometimiento intencionado del grupo a condiciones de existencia que conllevan su destrucción física total o parcial.
3.2 El grupo étnico hutu objetivo en cuanto grupo
Lo mismo que en Ruanda, en el momento de los hechos (…) la población hutu en Zaire, incluyendo a los refugiados llegados de Ruanda, constituía un grupo étnico en el sentido de la Convención para la prevención y represión del crimen de genocidio (HCDH), 2010, p. 280).
Varias de las masacres cometidas en Ruanda y RDC, como las enumeradas en el informe del Proyecto Mapping del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (HCDH), fueron cometidas fueran cual fueran la edad y el sexo de las víctimas. Este aspecto sobresale concretamente de los crímenes cometidos en el estadio de Byumba (1994), en el campo de desplazados de Kibeho (1995), en Kibumba (octubre de 1996), en Mugunga y en Osso (noviembre de 1996, en Hombo y en Biriko (diciembre de 1996) en la provincia de Kivu-norte, en Kashusa y en Shanje (noviembre de 1996) en la provincia de Kivu-sur, en Tingi-Tingi y en Lubutu (marzo de 1997) en la provincia de Maniema, y en Boende (abril de 1997) en la provincia de Ecuador, donde la mayoría de las víctimas eran mujeres y niños.
3.2.1 Hutu de todas las nacionalidades
Particularmente en RDC, la amplitud de los crímenes cometidos por el APR contra cientos y miles de hutu de todas las nacionalidades (ruandesa, congoleña y burundesa) incluidos hutu establecidos en RDC en el transcurso de décadas, confirma que son los hutu en su totalidad en cuanto tales los considerados objetivos (HCDH, 2010, par. 514, pag. 280). Numerosos refugiados hutu burundeses que vivían en el Kivu-sur compartieron la suerte de sus compañeros ruandeses y congoleños. Muchos fueron matados con ocasión del ataque de sus campos o cuando huyeron hacia el oeste con ruandeses. Otros se ahogaron cuando intentaban atravesar el lago Tanganika buscando seguridad.
Los crímenes cometidos contra civiles congoleños hutu, igualmente llamados “banyarwanda hutu”, concretamente en Rutshuru (30 de octubre de 1996), en el Kivu-norte, en la RDC, ponen a la luz el objetivo específico hutu. Ya que personas que pudieron convencer a los agresores de su pertenencia a otro grupo étnico fueron liberadas justo antes de las masacres:
El 30 de octubre de 1996, elementos del APR/EFDL mataron a golpes de martillo a, al menos, 350 civiles, en su mayoría banyarwanda hutu, en el centro de la ciudad de Rutshuru, muy cerca de la casa del “PNA”. En días anteriores a las masacres, los militares habían llamado a la población civil que había huido de la aldea de Kiringa, a 1 km. de Rutshuru, a retornar a sus casas de manera a a que pudieran asistir el 30 de octubre a un gran mitin popular. Una vez llegados a la aldea, los habitantes de Kiringa fueron conducidos hasta el centro de Rutshuru y encerrados en la casa del PNA. A la tarde, los militares procedieron a su recensión y pidieron a las personas de la etnia nande que regresaran a sus casas. Luego, separaron a los hombres de las mujeres, por el motivo de que éstas debían ir a preparar la comida. Las mujeres fueron conducidas hasta la casa de Correos, donde fueron ejecutadas. Ataron las manos de los hombres y por parejas fueron llevados a una cantera a una decena de metros de la casa del PNA. Luego fueron ejecutados a golpes de martillo (HCDH 2010, par. 275, pag.126).
El 18 de noviembre de 1996, elementos del AFDL/APR masacraron a varios centenares de banyarwanda htu en el mercado de Mugogo, a 31 km. De Rutshuru. Cuando llegaron, los militares habían anunciado que iban a organizar una reunión para presentar a la población al nuevo jefe de la localidad. Tras pedir a la población no hutu y a la de Kiwanja, que abandonaran el lugar, los militares abrieron fuego sobre la masa de gente. Algunas víctimas fueron rematadas a golpes de martillo o pilón en la cabeza (HCDH 2010, pag. 128).
La utilización sistemática de barreras por parte de AFDL/APR, PARTICULARMENTE EN EL Kivu-sur, les permitía identificar a las personas de origen hutu por su nombre o por la aldea de origen y de ese modo eliminarlos (HCDH, 2010, par.514):
Los militares del AFDL/APR erigieron numerosas barreras en la planicie de Ruzizi, en torno a las aldeas Bwegera, Sange, Luberizi, Kiliba, a la entra de Uvira (Port de Kalundu), a nivel de Makobola II (en territorio Fizi) y del barranco de Rushima (territorio Uvira). En las barreras, los militares habrían seleccionado personas interceptadas en función de u nacionalidad bajo el pretexto de preparar su retorno a su país de origen. Las personas identificadas como hutu ruandesas o burundesas sobre la base de su acento, de sus características morfológicas o de su vestimenta fueron sistemáticamente separadas de las otras personas interceptadas y asesinadas en los alrededores (HCDH, 2010, p.83).
3.3 Intención de destruir el grupo étnico hutu
La prueba principal que permite concluir que las fuerzas del APR/AFDL tenían como objetivo eliminar a todos los hutu era la masacre, en particular las matanzas de los primeros días, cometidas contra hombres, mujeres, niños, personas mayores y enfermos de la comunidad hutu y solamente de esta comunidad.
En la RDC, “…la naturaleza aparentemente sistemática, metodológica y premeditada de los ataques reportados contra los hutu es revelada igualmente por los incidentes reportados” por el informe del proyecto mapping. Los ataques se desarrollaron en cada localidad en la que los refugiados hutu fueron presuntamente rastreados/descubiertos por AFDL/APR en una muy vasta extensión del territorio; la persecución duró meses. Se cometieron igualmente numerosos y graves atentados a la integridad física o mental, con un muy elevado número de hutu heridos por bala, violados, apaleados (HCDH, 2010, p. 15).
Human Rights Watch y Médicos Sin Fronteras han señalado varios incidentes en los que se perpetraron asesinatos casi exclusivamente con cuchillos, machetes o bayonetas para evitar causar miedo a otros refugiados en camino y dejar menos rastro de asesinatos.
El extensivo uso de armas blancas (sobre todo martillos) y la masacre sistemática de supervivientes, entre ellos mujeres y niños tras la toma de los campos, muestran que los numerosos fallecimientos no son imputables a los aleas de la guerra o asimilables a daños colaterales (HCDH, 2010, par. 515, p.281).
En Ruanda, en ciertos lugares, las fuerzas del FPR mataron a civiles con ocasión de reuniones organizadas poco tiempo después de su llegada a la comunidad. Esta práctica dio lugar a una amarga broma según la cual kwitaba Imana, que significa morir, se convirtió en los lo mismo que Kwitaba inama, que significa asistir a una reunión (Des Forges, 1999).
Según Roberto Garretón, relator especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en el Congo:
“La táctica consistía en asediar los campos antes de atacarlos, (…) en convocar a los habitantes de los lugares de predominio hutu a reuniones en las escuelas o iglesias a fin de masacrarlos; hacer llamamientos en la radio oficial exhortando a todos los que se ocultaban en los bosques a que salieran para curarse y recibir ayuda alimentaria, a fin de asesinarlos o oponerse a las operaciones humanitarias en los campos” (Garreton, 1997; Ezemet, 2000).
Se trata de un método con trampa, caraterístico del APR para cazar/matar a grandes grupos de hutus. ”Han pedido a la gente que se agrupen en algunas zonas, en las escuelas y mercados. Los que se han presentado a estas reuniones han recibido material de cocina, ropa y alimentos. Se ha pedido a esas personas que pasen el mensaje a propósito de otras reuniones. Cuando grupos más importantes de personas se han presentado, el APR ha utilizado granadas y armas a fuego para matarlas”, según Jospeh Matata (Coordinador del Centro de Lucha contra la impunidad y la injusticia en Ruanda CLIIR), describiendo la manera como el APR ha tratado de ganarse la confianza antes de dar el golpe: “Acarician a las víctimas antes de matarlas. Es espantoso. Ni siquiera los nazi lo hicieron” (Rever, 2018).
“Los escuadrones de la muerte del FPR probaron que su acto era verdaderamente premeditado, y que planeaban ir hasta el final de su sucio trabajo. A su paso, la destrucción era total, tanto más que no había observadores extranjeros. Fue el caso en Cimanga, en Musenge, en Kasese, en el collado entre Mushaki y Karuba, sobre Sake, y en el Parque Nacional de los Virunga (PDV). Persiguiendo a los refugiados a lo largo de más de 2.000 km. De la planicie de Uvira a Mbandaka, el FPR demostró que no quedaría satisfecho con un crimen a medias. Quería el aniquilamiento total” (Musabyimana, 2004)
“Según las estimaciones provenientes de los servicios de información, no menos de 500 hutus habrían sido asesinados cada día por estas unidades, durante al menos dos meses, durante el genocidio. En torno a 60 días, más de 420.000 civiles hutu fueron asesinados por unidades del DMI en la docena de zonas ganadas y controladas por el APR. En un periodo de 90 días, en torno a 630.000 hutu fueron asesinados por unidades del DMI en las zonas del FPR” (Rever, 2018)
3.3.1 Mujeres y niños
En Ruanda, hubo casos en los que mujeres casadas fueron violadas ante sus maridos, al mismo tiempo y en el mismo lugar que sus hijas, mayores o menores. Muchas mujeres sufrieron despedazamientos, eventración y mutilación de sus órganos genitales o de sus senos. Las mujeres embarazadas eran todavía más objetivo de esta crueldad. Objetos como bastones o metales puntiagudos fueron hundidos en la vagina y empujados a través de los intestinos hasta el pecho, para agujerear el cuerpo de estas mujeres desde el sexo hasta la cabeza o al cuello. Los verdugos hacían padecer a las víctimas un sufrimiento extremo introduciendo salvajemente objetos como bastones, botellas, plátanos verdes, mazos impregnados de pimientas picante, boniatos, el cañón de los fusiles, etc., en las partes genitales. (Ndahayo & Dufatanye, 2015)
Ndahayo & Dufatanye han concluido que las mujeres fueron especialmente fijadas como objetivo a causa concretamente de su capacidad de dar vida y de hacer crecer el grupo. Los violadores no ignoraban que lo que hacían iba a causar efectos negativos sobre la reproducción en el seno del grupo de las víctimas. Si éstas no se convertían directamente en infértiles, de las enfermedades de las que se habían contaminado o de las infecciones no curadas iban a hacerlas incapaces de procrear.
El informe del Proyecto Mapping del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los derechos humanos enumera los casos de mujeres violadas antes de ser asesinadas, por ejemplo, en el transcurso de las masacres de refugiados en Hombo, en diciembre de 1996:
“A partir del 9 de diciembre de 1996, militares de la AFDL/APR mataron por disparos de balas a varios cientos de refugiados ruandeses, entre ellos un gran número de mujeres y niños , a nivel del puente de Hombo. En los días siguientes, quemaron vivos a un número indeterminado de refugiados al borde de la carretera, al nivel de la localidad de Kampala, situada a unos kilómetros de Hombo. Antes de ser asesinadas, numerosas mujeres fueron violadas por los militares…”
“Hacia el 9 de diciembre, militares de la AFDL/AOR interceptaron y ejecutaron en los alrededores a varios centenares de refugiados en los alrededores de la aldea Chambucha, situada a 4 kilómetros de Hombo. Las víctimas, entre las que se encontraban un gran número de mujeres y niños fueron asesinadas por bala o por golpes de martillo y azada en la cabeza, cerca de un puente sobre el río Lowa. Antes de matarlos, los militares de la AFDL/APR habían prometido a los refugiados repatriarlos a Ruanda con la ayuda del ACNUR. La mayoría de los cuerpos fueron arrojados después al río Lowa” (HCDH, 2010, par. 229, pag. 104).
El informe señala igualmente que las mujeres fueron torturadas y sometidas a mutilaciones, en particular sexuales, en las masacres. Los niños, al lado de adultos, fueron asesinados ciegamente, a veces de manera especialmente cruel, a golpes o con la cabeza estrellada contra un muro o contra un tronco de árbol. Otros habrían sido quemados vivos en sus casas con sus familias (HCDH, 2010, pag.329).
El equipo de investigación del Secretario general de las Naciones Unidas reportó la detención de niños mal nutridos que estaban siendo tratados en un hospital, el asesinato de pacientes heridos en otro hospital, los golpes y heridas infligidas al personal enfermero de esos hospitales y el asesinato de miembros del este personal (Equipo de investigación del Secretario general, 1998, par.93).
3.3.2 Asistencia humanitaria bloqueada y utilizada como cebo
En varias ocasiones, las fuerzas atacantes impidieron que la ayuda humanitaria llegara a los refugiados hambrientos, agotados y enfermos, sea prohibiéndoles el acceso o situándolos fuera del alcance de los socorros, privándoles de ese modo de recursos esenciales a su supervivencia (HCDH, 2010). Según HRW, cuando las fuerzas de la AFDL tomaron el control del este de Zaire por primera vez, excluyeron a las agencias humanitarias durante varias semanas y lrd impidieron suministrar la ayuda necesaria a los refugiados que huían de los campos.
Las tropas utilizaron en varias ocasiones a agencias de ayuda humanitaria para localizar a refugiados o para atraerlos fuera de la selva a fin de eliminarlos. (Médicos Sin Fronteras, 1997), “Cuando Ruanda invadió el Zaire, yo descubrí que el FPR había utilizado a organizaciones humanitarias, a Naciones Unidas y a periodistas para localizar y matar a refugiados”, ha escrito Judi Rever. “Conforme la guerra progresaba, había cada vez más pruebas de que Ruanda había tenido acceso a un equipamiento de satélites que le permitían interceptar los textos, las comunicaciones orales y videos de ONGs, de medios y de otras personas sobre el terreno. En cuanto los trabajadores humanitarios encontraban a refugiados y les pedían que permanecieran en el mismo lugar para poder aportarles alimentos y cuidados médicos, los rebeldes apoyados por Ruanda y las fuerzas del FPR se instalaban en la región y cerraban la zona y atacaban o perseguían a los refugiados hacía zonas más aisladas, hacia zonas selváticas más densas en lo que ellos llamaban bait and kill” (Rever, 2018).
Además, el equipo de investigación del secretario general calificó de crimen contra la humanidad el bloqueo de la ayuda humanitaria de manera sistemática.
“Las informaciones recogidas se inclinan fuertemente a considerar que al menos las masacres cometidas por la AFDL y sus aliados durante el periodo que va de octubre 1996 a mayo de 1997 y el rechazo de la ayuda humanitaria a los hutu ruandeses desplazados fueron prácticas sistemáticas, que constituyen asesinato y exterminio, crímenes internacionales para la ex-Yugoslavia y para Ruanda” (Equipo de investigación del Secretario general, 1998, par. 95).
3.3.3 Disimulo/encubrimiento de pruebas
La masacre de hutu prosiguió paralelamente a la limpieza de osarios/depósito de cadáveres. Según las investigaciones de la ONU (Garretón, 1997, HRW (Campbell 1997) y Médicos Sin Fronteras (Bradol&Guiberte 1997), los autores de las masacres desplegaron esfuerzos concertados para disimular las pruebas limtiando los lugares de las masacres, quemando cadáveres, matando o intimidando a testigos.
“Yo formaba parte de un equipo que desenterró cadáveres en fosas comunes. Trabajamos día y noche durante mucho tiempo para llevar los cuerpos a otros lugares para incinerarlos. Era, más o menos, en el momento en que se reclamaba una investigación para confirmar si existían de verdad las masacres de refugiados hutu en la región. Ruanda, ¡claro está!, negó las alegaciones y nosotros tuvimos que destruir las pruebas. Debíamos ocultar las pruebas. Los cuerpos se descomponían. Lo hicimos con nuestras propias manos, sin protección ni guantes. Nuestros superiores estaban detrás nuestra. Esos mandos nos pegaban de vez en cuando. Resulta difícil que usted se lo imagine, pero nosotros tuvimos que cargar con los cadáveres al hombro y depositarlos en camiones. Cuando nos mostrábamos sin ánimo, nos pegaban y nos forzaban a seguir. Posteriormente yo caí enfermo”, declaró Jean-Baptiste, un tutsi mayor miembro de una unidad de exterminio del ejército de Kagame, interrogado por Judi Rever (Rever, 2018).
Los esfuerzos de limpieza e intimidación se intensificaron en las regiones del este, del centro y del oeste del Congo después de abril de 1997, paralelamente a un aumento de las alegaciones de masacres y a la llegada a la región en cuatro ocasiones de equipos de investigadores de las Naciones Unidas. Las presiones ejercidas por la comunidad internacional sobre el gobierno congoleño para que cooperara con las misiones de las Naciones Unidas podrían haber contribuido igualmente a la intensificación de los esfuerzos de saneamiento y de intimidación desplegados por la AFDL y sus aliados. (Campbell, 1997).
La Asociación africana de defensa de los derechos humanos (ASADHO) en colaboración con el Centro internacional de los derechos de la persona y del desarrollo democrático (CIDPDD), creop en noviembre de 1997 una Comisión internacional No Gubernamental. Con apoyo de una decena de ONG, estas dos instituciones se reunieron en Montreal, en Canadá, del 25 de enero al 13 de febre3ro de 1998, para analizar los elementos recogidos sobre el terreno (…) El veredicto de estas instituciones fue inapelable : “La Comisión ha considerado que cabe calificar de procedimientos genocidas inherentes al crimen de genocidio, la persistencia y la constancia de diferentes métodos utilizados particularmente por los rebeldes de la AFDL y sus aliados en la eliminación de una parte de la población de refugiados” (Musabyimana, 2004).
3.4. Identidad de los autores
Las identidades de los principales oficiales y estrategas quizás han sido deliberadamente ocultados por el FPR y AFDL a fin de proteger a los responsables de crímenes de guerra. No obstante, algunos han sido conocidos por parte de las embajadas en Kinshasa, de las organizaciones humanitarias y de los congoleños, en cuanto estrategas o mandos sobre el terreno o ambos a la vez (Campbell, 1997).
Los testimonios recogidos en varias provincias del Congo, así como en los Estados vecinos, concuerdan en decir que los autores de la mayoría de los asesinatos eran subgrupos de soldados de la AFDL pertenecientes a una etnia tutsi descrita a menudo por los congoleños como “ruandeses”,“burundeses!” o “banyamulenge”. Numerosos refugiados contaron cómo cuando fueron adelantados por la AFDL o por sus aliados, habían reconocido y hablado con miembros del APR que eran originarios de su municipio de origen en Ruanda. Los campesinos congoleños describieron numerosos incidentes en los que refugiados y miembros del APR se reconocieron y hablaron en zonas de las matanzas. Numerosos oficiales y mandos en las zonas donde hubo masacres así como tropas a sus órdenes eran miembros del APR. Algunos declararon que habían crecido juntos en Ruanda pero que habían salido para realizar estudios, entre otras razones.
Las lenguas habladas por los agresores indican de la misma manera su origen principalmente ruandés del este del Congo u ugandés. Los congoleños, los extranjeros en el Congo y los refugiados describieron sistemáticamente a los autores de las masacres en varias regiones o a los que bloqueaban el acceso humanitario a los refugiados como hablantes del kinyarwanda. Numerosos testigos revelaron divisiones en seno de la AFDL, afirmando que las tropas de la AFDL que habían perpetrado las matanzas eran a menudo originarias de Ruanda y que algunos solo hablaban kinyarwanda.
Otros testigos declararon declararon que los actores hablaban kiswahii y kinyarwanda mezclado a veces con francés o inglés. Esto indica que algunas de las tropas implicadas en las matanzas habían venido probablemente del sur de Uganda, así como del este del Congo y de Burundi. En las regiones donde las masacres tuvieron lugar, numerosos soldados y oficiales hablaban corrientemente el inglés, el kinyarwanda y el kiswahili, características de los miembros del APR que habían invadido Ruanda por el sur de Uganda en 1990.
Algunos militares de la AFDL y en particular del APR parecían especialmente motivados para matar refugiados. Las tropas de la AFDL o ruandesas que hablaban kinyarwandfa y kiswahili manifestaron en varias ocasiones a lo largo de la guerra su intención de perseguir y matar a refugiados civiles así como exiliados armados de Ruanda. Numerosos habitantes de Mbandaka declararon que en la llegada de la AFDL el 13 de mayo de 1997 las tropas que hablaban kinyarwanda preguntaron inmediatamente “¿dónde están los refugiados?» y emprendieron su búsqueda y comenzaron a matarlos. HRW/FIDH recibieron informaciones similares provenientes de ciudades situadas entre Kisangani y Mbandaka donde el primer punto del orden del día de la AFDL a su llegada a una aldea consistía en eliminar a los refugiados” (Campbell, 1997).
En una entrevista con el Washington Post del 9 de julio de 1997, el presidente ruandés Paul Kagame (entonces ministro de Defensa) reconocidó que las tropas ruandesas habían jugado un rol clave en esta campaña de la AFDL. Según el presidente Paul Kagame, la estrategia de campaña comportaba tres elementos: a) destruir los campos de refugiados, b) destruir las exFAR y los interahamwe (una milicia criminal que cometió el genocidio contra el pueblo tutsi en Ruanda en abril-julio de 1994) y c) derrocar el régimen de Mobutu (Campbell, 1997).
Como consecuencia de sus investigaciones sobre la historia completa del genocidio en Ruanda y de los crímenes del Frente Patriótico Ruandés (FPR) con ocasión de entrevistas sin precedentes con desertores del FPR, de antiguos soldados y de supervivientes de atrocidades expuestos en documentos divulgados del tribunal de la ONU, Judi Rever, una periodista de investigación canadiense, ha concluido que el presidente Paul Kagame era “al final el responsable del asesinato de en torno a 200.000 hutu ruandeses y hutu congoleños en el Zaire/Congo en 1996.1997 y de innumerables hutu retornados a Ruanda tras haber abandonado los campos de refugiados entre 1995 y 1998” (Rever, 2018). Judi Rever en su libro hace una lista de “los criminales más notorios del Frente Patriótico Ruandés”; lista compuesta por 20 oficiales de alto rango.
4. Resolución
Los firmantes de esta declaración concluyen que los ataques sistemáticos y generalizados contra la población hutu en los dos países estaban caracterizados por un cierto número de elementos inculpatorios que constituyen suficientemente un crimen de genocidio.
Por la presente, los firmantes declaran y reconocen como CRIMEN DE GENOCIDIO las masacres de cientos de miles de personas hutu ruandesas en Ruanda y de refugiados hutu ruandeses de refugiados hutu burundeses y de ciudadanos hutu congoleños en RDC, sobre la base de su pertenencia al grupo étnico hutu sin tener en cuenta ni su edad, ni su sexo ni su nacionalidad, cometidas por el ejército patriótico ruandés (APR) y su aliado congoleño la Alianza de fuerzas democráticas por la liberación del Congo (AFDL).
Se desplegaron esfuerzos continuos para disimular y negar los crímenes cometidos contra miembros del grupo étnico hutu en Ruanda y en la RDC. A pesar de ello, este crimen seguirá marcando el lado sombrío del siglo 21. Es esencial que este crimen de genocidio sea integrado en la historia colectiva de la humanidad.
Por consiguiente, los firmantes hacen un llamamiento a la comunidad internacional a que cumpla con la obligación que le incumbe en virtud de la Convención de Genocidio y actúe conjuntamente para llevar a los autores ante los tribunales de justicia.
Las instituciones y gobiernos internacionales competentes son invitados a reconocer el genocidio perpetrado contra los hutu como un hecho histórico.
Los firmantes hacen un llamamiento a las instituciones internacionales y a los gobiernos concernidos:
- 1. A cumplir con sus obligaciones morales y a informar al mundo sobre este crimen de genocidio, utilizando diversos instrumentos como acontecimientos de sensibilización, exposiciones y conmemoraciones.
- 2. A cumplir con sus obligaciones internacionales para que el genocidio no se repita más
- 3. A asumir su responsabilidad de proteger a los supervivientes del genocidio contra los hutu que todavía se encuentran en campos no protegidos en RDC o en otros lugares, donde corren el peligro de ser víctimas de otro genocidio similar.
- 4. A cumplir con las obligaciones que les incumben en virtud de la Convención sobre el genocidio y a actuar para crear los instrumentos de justicia y reconciliación pertinentes.
Fuente: La Tribune franco-rwandaise
[CIDAF-UCM]
Bibliografía:
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Amnesty International, 1998. Democratic Republic of Congo: A year of dashed hopes, s.l.: Amnesty International.
Amnesty International, 1998. UN Security Council shamefully abandons victims in Democratic Republic of Congo, London: AI.
Bradol, J. H. & Guibert, A., 1997. Le temps des assassins et l’espace humanitaire, Rwanda, Kivu, 1994-1997. Herodote, pp. 116-49.
Campbell, S., 1997. Ce que Kabila dissimule : Massacres de civils et impunité au Congo, s.l.: Human Rights Watch.
Des Forges, A. L., 1999. The Rwandan Patriotic Front. In: «Leave None to Tell the Story» : Genocide in Rwanda. s.l.:Human Rights Watch, p. 789.
Équipe d’enquête du Secrétaire général, 1998. Rapport de l’Équipe d’enquête du Secrétaire général sur les violations graves des droits de l’homme et du droit international humanitaire en République démocratique du Congo, S/1998/581, s.l.: Conseil de sécurité des Nations Unies.
Eriksen, H. T., 2010. Ethnicity and Nationalism. 3rd ed. London: Pluto Press.
Ezimet, K. N., 2000. The Massacre of Refugees in Congo: A Case of UN Peacekeeping Failure and International Law. The Journal of Modern African Studies, 38(2), pp. 163-202.
Garretón, R., 1997. Report on the Situation of Human Rights in Zaïre, prepared by the Special Rapporteur in accordance with Commission resolution 1996/77, New York: United Nations, Economic and Social Council (UNESC).
Gersony, R., 1994. Prospects for early repatriation for Rwandan refugees currently in Burundi, Tanzania and Zaire, s.l.: s.n.
Haut-Commissariat des Nations Unies aux droits de l’homme, 1948. Convention pour la prévention et la répression du crime de génocide. [En ligne]
Available [Accès le 25 Aout 2019].
HCDH, 2010. Rapport du Projet Mapping concernant les violations les plus graves des droits de l’homme et du droit international humanitaire commises entre mars 1993 et juin 2003 sur le territoire de la République démocratique du Congo, Geneva: Haut-Commissariat des Nations Unies aux droits de l’homme.
Human Rights Watch, n.d. “Attached by all Sides”, Civilian and the War in Eastern Zaire, s.l.: Human Rights Watch.
Leaning, . J., Sollom, R. & Austin, K., 1996. Investigations in Eastern Congo and Western Rwanda, Boston: Physicians for Human Rights.
LIngaas, C., 2015. Defining the protected groups of genocide through the case law of international courts. ICD Brief 18, December.
Médecins Sans Frontières, 1997. Forced Flight: A Brutal Strategy of Elimination in Eastern Zaire, Paris: MSF.
Musabyimana, G., 2004. L’APR et les refugiés rwandais au Zaire 1996-1997, Un Génocide nié. Paris: L’Harmattan.
Ndahayo, E. & Dufatanye, A.-A., 2015. La violence politico-militaire contre les femmes au Rwanda – De Ndabaga à Ingabire. Editions Sources du Nil ed. Lille: Collection Pyramides.
Prosecutor v. Radislav Krsti? (2004) United Nations.
Rever, J., 2018. In Praise of Blood, The Crimes of the Rwanda Patriotic Front. Toronto: Random House Canada.
Reyntjens, F., 2009. The Great African War : Congo and Regional Geopolitics, 1996–2006. New York: Cambridge University Press.
Tamotsu, S. & Kwan, K., 1965. Ethnic Stratification: A Comparative Approach. New York: Macmillan Company
ANEXO
Lista completa de firmantes :
1. Denise Zaneza – Human rights advocate – GCRHR
2. Rene Claudel Mugenzi – Human rights advocate – GCRHR
3. Jean Marie Minani – Human rights advocate – GCRHR
4. Herve Cheuzeville: Author and radio presenter
5. Faustin Twagiramungu – Former Prime Minister of the Rwandan Republic
6. Patrick Mbeko: Political scientist and specialist of the African Great Lakes region
7. Dr Andre Aimable Dufatanye – Academic and author
8. Dr Emmanuel Ndahayo – Academic, peace activist and author
9. Constance Mutimukeye– Human rights advocate – Rwandans’ Lives Matter
10. Keith Harmon Snow – Investigative journalist, War correspondent and former genocide investigator for UNICEF
11. Eric Migamba – Human rights advocate
12. JMV Ndagijimana – Former Ambassador and Foreign Minister of the Rwandan Republic – Reconciliation activist, FONDATION IBUKABOSE RENGERABOSE.
13. Eric Maniriho – Genocide survivor and peace activist.
14. Theophile Ruhorahoza – Genocide survivor and author
15. Anneke Verbraeken: Investigative journalist
16. Joseph Hategekimana – Human Right advocate – TERRAM PACIS
17. Peter Mutabaruka – Democracy activist and lawyer – AMAHORIWACU
18. Freddy Usabuwera – Democracy activist – AMAHORIWACU
19. Marie Claire Ingabire – Democracy and freedom activist
20. Jean-Baptiste Mberabahizi – Former Member of Parliament, Transitional National Assembly of Rwanda
21. Seraphine Uwimana – Activist
22. Daphrose Nyirankundwankize – Rescapée, activiste pour la justice et une paix durable dans la Région des Grands Lacs
23. Fidele Mushimiyimana – Survivor, Support Worker
24. Jean Gahururu – Humanitarian actor in Rwanda (1987-94)
25. Alain Musoni – Activist in human rights
26. Michel Niyibizi – FDU Member
27. Marie Jeanne Rutayisire – FiP
28. Théophile Mpozembizi – Political activist
29. Marie Josee Ufitamahoro – ICT4D Advocate, Human rights activist
30. Aminadab Twibukimana – Support worker
31. Gilbert Ruzindana – Student
32. Kamile Burindwi – Rwandan refugee
33. Epiphanie Mukasano – Project assistant
34. Claudine Kankundiye – Political activist
35. Marcel Haguma – Hutu Genocide survivor, Senior Citizen of Rwanda
36. Goretti Ingabire – Hutu Genocide survivor
37. Léon Ngarukiye – Hutu Genocide survivor, Senior citizen of Rwanda
38. Charles Ndereyehe – Advisor, FDU-Inkingi
39. Evariste Nsengiyumva – Rwandan refugee
40. Jean de Dieu Bakundukize – Chairperon, UDR
41. Claudine Umubyeyi – Hutu Genocide survivor
42. Joseph Twahirwa – Witness
43. Augustin Nsabimana – Witness and Hutu Genocide survivor
44. Theo Kayumba – Witness and genocide survivor
45. Emmanuel Nzabandora – Hutu Genocide survivor
46. Jean de Dieu Hakizimana – Rwanda Hope Society
47. Alexandre Ramafhani – Youth Worker
48. Felix Munyeshuli – Hutu Genocide survivor
49. Valence Maniragena – Teacher
50. Marie Claire Mukamugema – Witness and Genocide survivor
51. Anna Isabell Gross – Activist
52. Evald Niyigena – Hutu Genocide survivor
53. Anastase Nkundakozera – Hutu Genocide survivor
54. Marcel Sebatware – Political and Human Rights activist & Survivor
55. Eugene Nsanzimana – Student, Université Catholique Louvain la Neuve
56. Celse Hakorimana – Rwandan Citizen
57. Theo Nsengimana – Independent Citizen
58. Gilles Karekezi – Rwandan Citizen
59. Emmanuel Dusabimana – Political Activist, FDU-Inkingi
60. Rukundo Emmanuel – Hutu Genocide survivor
61. Patrick Mulenge – Hutu Genocide survivor
62. Christine Manyonjo
63. Kami Runyinya – Human Rights Activist
64. Olivier Limenyande – Witness to Hutu Genocide
65. Jean Mushimiye – Activist
66. Dieudonne Ngoga – Political activist
67. Marceline Nduwamungu – Human Rights Activist
68. Chaste Gahunde – Vice-President, Ishema Party, Hutu Genocide survivor
69. Venant Nkurunziza – Politician and Human Rights lawyer
70. Nadine Claire Kasinge – Hutu Genocide survivor
71. Jean de Dieu Musabyimana – Researcher
72. Angélique Umutesi – Former refugee in DRC
73. Michel Patrick Nyilimanzi – IT Security consultant
74. Jean Paul Nzabonimpa – Hutu Genocide witness
75. Nelson Muhirwa – Genocide Survivor
76. Abraham Ndayisaba – Hutu Genocide witness and survivor
77. Segbegnon Gnonhossou – Political Theologian / African American Studies, Eastern Kentucky University
78. Bonheur Mugisha – Hutu Genocide survivor
79. Jean-Paul Karangwa – Survivor
80. Pheneas Nzaramba – Hutu Genocide survivor and witness
81. Gaspard Mudaheranwa – Witness
82. Marchal Miltiade – Democracy Activist
83. Augustin Muhizi – Hutu Genocide Witness
84. Liberata Uwantege – Hutu Genocide survivor
85. Jean-Christophe Nizeyimana – Survivor, African SurViVors International
86. Ernest Nzaramba – Hutu Genocide survivor
87. Theodose Ntibazi – Hutu Genocide survivor
88. Nathalie Nyiranzabahayo – Hutu Genocide survivor
89. Beatrice Habimfura – Hutu Genocide witness
90. Claudine Ntakirutimana – Self-employed
91. Murinde Nizeyimana – Witness
92. Venant Habiyambere – Hutu Genocide victim
93. Aimable Nzabalinda – Hutu Genocide survivor
94. Emmanuel Mushinze – Rwandan Citizen
95. Patrick Niyonkuru – Network Administrator, Hutu Genocide survivor
96. Marie Jeanne Rutayisire – Hutu Genocide witness
97. Joseph Nshimiyimana – Hutu Genocide witness
98. Zacharie Munyaneza – Kibeho massacres survivor
99. Lukusa Kabongo – Congolese witness to Hutu Genocide
100. Charles Sijyeniyo – Hutu Genocide Survivor
101. Joseph Twahirwa – Scientist, Hutu Genocide witness
102. Theogene Karama – Hutu Genocide witness and survivor
103. Best Nkurunziza – Rwandan citizen
104. Evariste Nsengiyumva – Rwandan refugee
105. Pascal Nyaminani – Hutu Genocide survivor and witness
106. Pascal Manirakiza – Hutu Genocide survivor
107. Paul Mwiseneza – Rwandan refugee
108. Bernard Twagiramungu – Activist
109. Louise Chanzayire – Human Rights activist
110. Bosco Godson – Hutu Genocide survivor
111. Pierre Celestin Munyaneza – Researcher and Anthropologist
112. Theogene Havugimana – Hutu Genocide Survivor and Witness
113. Anatole Niyomugabo – Hutu Genocide survivor
114. Célestin Ciza – Hutu Genocide witness
115. Eugene Mukama – Hutu Genocide Survivor
116. William Twayigize – Hutu Genocide Survivor
117. Nelson Bin Hishamunda – Rwandan Citizen
118. Bellarmin Bakamira – Human Rights activist
119. Athanase Mutarambirwa – Priest
120. Fransua Ksavie Tulikunkiko – Socio-Economist
121. Ignace Rugina – Hutu Genocide Witness
122. Ganishya Runyinya – Hutu Genocide Survivor
123. Joram Siborurema – Human Rights Activist
124. Fidèle Kabera – Hutu Genocide Survivor
125. Ladislas Niwenshuti – Politician
126. Florentine Mukasine – Hutu Genocide Survivor and Activist
127. Samual Lyarahoze – Hutu Genocide Survivor
128. Alain Musoni – Democracy and Human Rights activist
129. Eddie Karasira – Burundi citizen and Former Refugee in Rwanda, Hutu Genocide witness
130. Hippolyte Hirwa – Hutu Genocide Survivor and Witness
131. Bénédicte Ndjoko – Human Rights activist
132. Ann Garrison – Contributing Editor, Black Agenda Report and Reporter/Producer/Host, Pacifica Radio Network
133. Jean Baptiste Gatete – Politician
134. Lou Cassivi – Researcher
135. P.D. Lawton – Journalist and Researcher
136. Seif-Omar Dufitemungu – Film director
137. Emelyne Riziki – Support Worker
138. D.E. Uwizeyimana – Witness
139. Judi Rever – Investigative journalist and author
140. Olivier Rukundo – Hutu Genocide Survivor
141. Patrick Habamenshi – Activist, Gira Uwo Ubwira initiative
142. Hervé Nyangoga – Human rights Activist
143. Antoine Habiyambere
144. Alain Duval Musoni – Hutu Genocide Survivor
145. Albert Mpazayabo – Humanitarian
146. Andre Rudahusha – Hutu Genocide witness
147. Vénuste Habiyaremye – Libertarian
148. Jotham Rwamiheto – CNRD-FLN
149. Kizito Munezero – Survivor
150. Berto Bagumya – Independent Consultant
151. Cedric Uwimana – Hutu Genocide survivor
152. Rose Kamariza – Witness
153. Innocent Niringiyimana – Hutu Genocide Survivor
154. Gervais Condo – Peace lover
155. Benoît Rugumaho – Hutu Genocide survivor, Witness and Author
156. Norman Sinamenye – Secretary-General, Jambo ASBL
157. Jean Marie Niyibizi – Hutu Genocide survivor and witness
158. Hortense Bikorimana – Burundian survivor of Hutu genocide in Rwanda
159. Genty Urujeni – Human rights activist
160. Martin Ukobizaba – Writer and political activist
161. E. Kabera – Hutu Genocide Survivor, witness and activist
162. Jean Pierre Habimana – Justice advocate
163. Jean Damascène Munyampeta – Human rights activist
164. Chantal Gaudiot – Particulier
165. Olivier Bizimungu – Hutu Genocide survivor
166. Joseph Kimenyi – AGLAN association
167. Jeanne Mukamurenzi – Activist
168. Claudine Umubyeyi – Human rights activist
169. Dr Tharcisse Ngiruwonsanga – Political Activist
170. Thomas Nahimana – President of the Government of the Rwandan People in Exile
171. Habiyambere Fulbert – Supporter
172. Augustin Sebahakwa – Hutu Genocide survivor
173. Pierre Celestin Ruhumuliza – Rwandan Citizen
174. Tharcisse Munyankindi – Hutu Genocide survivor
175. Marie Jeanne Rutayisire – Hutu Genocide Survivor and Member of RifDP
176. Paul Ntezimana – Hutu Genocide Survivor
177. Jean Baptiste Barambirwa – Human Rights activist
178. Marie Mediatrice Ingabire – Hutu Genocide survivor, activist
179. Petronille Muhawenimana – Survivor
180. Eric Ndacyayisenga – Student
181. Emmanuel Hakizimana – Hakizimana World Foundation
182. Bernard Twagiramungu – Activist
183. Marie Jeanne Munganyinka, Hutu Genocide Survivor
184. Hervé Katagaruka, Human Rights advocate
185. John Hirwa, Businessman
186. John Baptiste Rwamayanja, Activist
187. Jean Daniel Bigilimana, Hutu Genocide survivor
188. Perpetue Muramutse, Human Rights activist
189. Nadine Mutoni, Human Rights activist
190. Noel Twagiramungu, Researcher
191. Harnel de Milet Mbata, Conseiller
192. Tharcisse Ngiruwonsanga, Researcher
193. Eric Uwihoreye, Hutu Genocide survivor
194. Dr Augustin Mutamba, Peace Activist & Lecturer
195. Marie Madeleine Bicamumpaka
196. Anastase Gasana, Chairman of DRP Party
197. Jean N. Manirarora, Researcher
198. Fidele Nshimiyimana, Hutu Genocide survivor & witness
199. Juste Mukiza, Activist
200. Ray Kanyabugabo, Hutu Genocide survivor
201. Pierre Célestin Rwalinda, Association des Rwandais de Toulouse
202. Bolingo Mtoka, Accountant
203. Straton Nduwayezu, Member of FDU Inkingi party
204. Nadine Kazuba, Activist and Refugee
205. Jérôme Kamugisha, Activist
206. Marie Kampororo, Hutu Genocide survivor
207. Canisius Rutikanga
208. Ally Sempiga, Activist
209. Jean Mugarukira Macika
210. Jean Bosco Nsengimana Mihigo
211. Jean Musafiri, Rwandan Genocide Survivor & Humanitarian
212. Dominique Uwizeyimana, Witness and survivor
213. UNITY COUNCIL – IJWI RY’UBUMWE, Organisation