En el reciente Simposio de la Conferencia de Superiores Mayores de África y Madagascar (COMSAM) en Johannesburgo, la religiosa Linah Siabana realizó una presentación en la que realizó una solicitud de diálogo urgente para crear entornos más seguros dentro de las comunidades religiosas africanas. Su discurso subrayó la necesidad crucial de enfrentar el silencio y el estigma generalizados que rodean los problemas de abusos, particularmente en un continente donde factores los culturales, sociales y sistémicos a menudo exacerban estos desafíos.
Reconocer la realidad del abuso en contextos religiosos
El mensaje central de Siabana resonó con un claro llamamiento a la acción: reconocer la realidad del abuso en contextos religiosos y, al hacerlo, allanar el camino para un cambio genuino. Enfatizó que este reconocimiento debe extenderse a una comprensión profunda del singular contexto africano, donde diversos elementos sociales pueden contribuir a la reticencia de las víctimas a denunciar.
“Es esencial que afrontemos estas duras realidades de manera significativa, garantizando que cada voz, especialmente la de las supervivientes, sea escuchada y que cada historia sea valorada”.
Fomentando el diálogo y la educación
La presentación destacó un aspecto crucial, pero a menudo pasado por alto: el empoderamiento de las personas para buscar justicia y apoyo. Siabana argumentó que este empoderamiento solo puede lograrse fomentando diálogos abiertos y promoviendo iniciativas educativas dentro de las comunidades religiosas. Considera que este enfoque proactivo es clave para transformar la narrativa en torno al abuso y, en consecuencia, para mejorar la protección de las poblaciones vulnerables.
Sus perspectivas ofrecen una perspectiva crítica a través de la cual se pueden observar los desafíos y las oportunidades de intervención. El “silencio y el estigma” a los que se refiere Siabana no son meros conceptos abstractos, se trata de normas sociales profundamente arraigadas que pueden impedir que las supervivientes se presenten, por temor al ostracismo, la incredulidad o mayores daños. Las instituciones religiosas, a menudo consideradas pilares de la comunidad y la moral, tienen una responsabilidad significativa, ya sea perpetuando este silencio o desmantelándolo activamente.
Factores culturales, sociales y sistémicos
El énfasis de Siabana en los «factores culturales, sociales y sistémicos» es particularmente relevante para el contexto africano. Las creencias tradicionales, las dinámicas de poder dentro de las jerarquías religiosas y una inclinación cultural general hacia la armonía comunitaria a veces pueden suprimir inadvertidamente los agravios individuales. Su presentación cuestionó implícitamente estas normas, abogando por un cambio que priorice la seguridad y el bienestar de las personas por encima de la reputación institucional percibida.
Un cambio que priorice la seguridad y el bienestar de las personas por encima de la reputación institucional percibida.
El llamamiento a crear «diálogos abiertos e iniciativas educativas» es una hoja de ruta práctica para el cambio. Dichas iniciativas podrían incluir talleres sobre la identificación del abuso, la comprensión de los mecanismos de denuncia y la prestación de atención informada sobre el trauma. Además, promover interpretaciones teológicas que condenen el abuso y defiendan la dignidad de cada persona podría ser transformador en la formación de actitudes comunitarias.
Identificación del abuso, comprensión de los mecanismos de denuncia y prestación de atención informada sobre el trauma.
Empatía, rendición de cuentas y acción
En definitiva, la presentación de Siabana fue un poderoso llamamiento a la empatía, la rendición de cuentas y la participación proactiva. Sirvió como un oportuno recordatorio de que la verdadera protección de las poblaciones vulnerables dentro de las comunidades religiosas de África solo se logrará cuando se afronten las verdades incómodas, se amplifiquen las voces y las comunidades cuenten con el conocimiento y las herramientas para garantizar la justicia y el apoyo para todos. Sus palabras en el SIMPOSIO DE COMSAM sin duda servirán como catalizador para la introspección y la acción tan necesarias en todo el continente.
Helen Kasaka
Fuente: AMECEA
[CIDAF-UCM]


