Aquí en África, ¿cómo se puede convivir con tanta pobreza y no ceder a la desesperación? ¿Cómo se pueden ver las increíbles oportunidades existentes y no enfurecerse por su infrautilización?
¿Cómo se puede convivir con la gran cantidad de enfermedades existentes y sin embargo ser capaz de percibir el compromiso de algunos profesionales para cambiar las cosas?
Trabajo y éxito
La mejora del continente africano es posible.
El problema es que la magnitud de los cambios necesarios en África es tal, que muchos se sienten abrumados y no saben por dónde empezar a afrontarlos. Este enfoque negativo de la situación no lleva a ningún sitio.
Por otro lado están los que creen en el poder de los cambios paso a paso y que actuando sobre las cosas pequeñas se consiguen grandes avances.
Obstáculos
Pero, por supuesto, hay muchos obstáculos. Veo a muchos jóvenes abrumados ante la magnitud de lo que quieren lograr. Lamentablemente, algunos parecen también subestimar el gran trabajo que están haciendo. ¡Se quiere llegar a ser Obama de golpe! Lo que queremos hacer es tan grande que nos intimida y al final no hacemos nada.
He llegado a comprender que lo que uno hace no es quizá tan importante como lo bien que se hace. Si uno hace todo lo que está en sus manos por algo y con todas sus ganas, obtendrá frutos, independientemente de lo insignificante que el proyecto pueda parecer en un principio.
La keniana Wangari Maathai ganó el Premio Nobel por algo tan aparentemente «insignificante» como plantar árboles. En sus propias palabras: “Son las pequeñas cosas que la gente hace, las que marcan la diferencia, con las que se consiguen grandes resultados, pequeñas cosas como la plantación de árboles.» Hay que plantearse, ¿cuáles son los desafíos a los que nos enfrentamos en África y cómo podemos afrontarlos con éxito?
Desarrollo Humano
Hace un tiempo, estuve en la región noreste de Ghana, un lugar considerado como muy pobre. En algunos estudios de la UNDP (United Nations Develepment Programme (Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas) obtendría una puntuación llamativa sobre los tres parámetros que miden el desarrollo humano: esperanza de vida, educación y nivel de vida.
Con una esperanza de vida de menos de 60 años, con más niños de edad escolar fuera de la escuela que en la escuela, con un analfabetismo de casi el 30%, (que mejora el 64% observado en el año 2000), con un médico por cada 31.000 pacientes, con un sistema de sanidad inexistente, con todos los habitantes de las zonas rurales sin acceso al agua corriente y teniendo que caminar más de treinta minutos para llegar al primer transporte público, el estudio llegó a la siguiente conclusión:
«El nivel de pobreza de este distrito parece inferior al del resto de la región nororiental y en cierta medida al de toda la nación»… Conclusiones como ésta hacen que te preguntes qué no habrá en otros lugares…
Pero eso no es todo lo que vi. También recuerdo la diferencia que un buen liderazgo podía marcar. Contacté con los encargados del área de salud en la región que recordaban con orgullo que a pesar de las graves limitaciones de médicos, la mortalidad materna había disminuido constantemente del 40% en 2006 al 27% en 2008.
Los vi trabajando en estrategias para atraer a más médicos a la región. Comprobé lo lejos que están de amilanarse antes los desafíos y lo que les motiva la posibilidad de poder cambiar las cosas.
Con la llegada de la sanidad pública, la asistencia a pacientes externos ha aumentado en más del 100% y las admisiones totales en un 18% en la región nororiental. Por el contrario, el número de profesionales y centros de salud se ha estancado.
Muy pronto la sanidad pública comenzará la acreditación de los centros de salud basándose en la disponibilidad de personal y material sanitario. El criterio es, por ejemplo, que para un hospital como el Bolgatanga que tiene en la actualidad 4 médicos de Ghana debería tener un mínimo de 16.
Esto demuestra una vez más, el porqué la actitud ante los problemas es mucho más importante que dejarse llevar por las tribulaciones. Se preguntaban: “¿por qué los centros de salud bien equipados de Accra merecen algo mejor que nuestra gente aquí?». Al final, la desesperación dio paso a la esperanza.
La actitud positiva
… Así que con todo respeto, olvídese de sus tribulaciones. Las personas se enfrentan a sus desafíos. La actitud positiva es vital, por lo que debemos centrarnos en tres áreas fundamentales: crear un sentido de urgencia de cambios a nivel nacional y continental, crear una masa de agentes de este cambio y tener un liderazgo estratégico.
En los arbustos de Yua cerca de la frontera con Burkina Faso, el personal sanitario conserva las vacunas en frigoríficos de energía solar, incluso privándose ellos de la radio. También ha acogido con entusiasmo una nueva solución que sustituye el tratamiento preventivo de la malaria.
El personal encargado de estudiar la expansión de las enfermedades en la población viaja en moto hasta los sitios más recónditos del interior para recoger muestras de esputo, para que el hospital de Accra pueda seguir investigando porqué las personas mayores no responden a los 6 meses de tratamiento anti-tuberculoso.
En Kologo, las comadronas a menudo no tienen más remedio que atender a domicilio, con una terrible iluminación, las parturientas sobre un catre y ellas en cuclillas. Muy incómodo para todos, pero los registros reflejan que están consiguiendo grandes logros en sus comunidades.
Estas personas son las verdaderas artífices del cambio en África y el dinero no es su motivación. Definitivamente las cosas comienzan a moverse cuando la gente se centra en lo que puede hacerse en vez de desesperarse ante los problemas.
Por el Dr. Sodzi Sodzi-Tettey
El doctor Sodzi Sodzi-Tettey escribe para www.AfricanLiberty.org es médico y analista de políticas de salud.
Publicado en el diario Accra Mail de Ghana, el 18 de noviembre de 2009.
Traducido por Mª Ángeles Aragoneses, para Fundación Sur.
