El primer ministro belga Yves Leterme, que acababa de entrevistarse con Paul Kagame, ha revelado que “seis Estados de la región de los Grandes Lagos, entre ellos, RDC, Ruanda y Uganda, discuten una reacción común” al proyecto de informe de la ONU.
Las tropas ruandesas son acusadas en este informe de haber cometido posibles crímenes de genocidio contra los hutu en el este de la RDC. Cuando ocuparon la presa hidroeléctrica de Inga en agosto de 1998, privaron durante dos semanas a Kinshasa de corriente eléctrica y causaron la muerte de varios enfermos hospitalizados y de varias decenas de recién nacidos.
Se comprende así los motivos de la presencia en Kinshasa, el 13 y 14 de septiembre, de la ministra ruandesa de Asuntos exteriores. “Llegó a Kinshasa para examinar con su homólogo congoleño el anteproyecto del informe de la ONU que implica a varios países de los Grandes Lagos en crímenes perpetrados en el este de la RDC desde 1993”, afirma una fuente. Cargos contra Ruanda, que podrían ser calificados de genocidio.
De ahí la sorpresa de los congoleños y de los medios de Kinshasa. “Podríamos pensar en cualquier cosa menos en una reacción común entre invasores y agredidos”, decía ayer Le Potentiel. “Los congoleños se peguntan si su gobierno está de acuerdo en que se olviden los muertos y mutilados en los enfrentamientos entre ruandeses y ugandeses con armas pesadas en plena ciudad de Kisangani”, afirmaba Le Phare.
El sentimiento general es que “la sangre de los congoleños se ha vertido de tal manera y tan gratuitamente entre 1996 y 2000, que es difícil creer en la emergencia de un frente común entre Kinshasa, Kigali y Kampala y otras capitales de los Grandes Lagos, con el designio inconfesable de querer borrar la pizarra”.
¿Vamos hacia un pacto contra-natura? Los congoleños lo verán claro el 1 de octubre, cuando lean “la reacción” – solitaria o “común” – de su gobierno.
Par Le Potentiel
(Editorial de Le Potentiel –Kinshasa-, 23/09/2010)
Traducido por Ramón Arozarena.
