La enviada especial de la ONU para la región del Grandes Lagos, Mary Robinson, ha excluido una amnistía y una integración en el ejército congoleño para los rebeldes del M23 y otros grupos armados responsables de haber cometido crímenes graves: “Estamos convencidos de que no hay amnistía posible para las personas acusadas de haber cometido crímenes graves y que esas gentes se integren en las fuerzas armadas” de la RDC, ha declarado la Sra. Robinson, según un comunicado de la ONU. “No repetiremos los errores del pasado”. El comunicado hace referencia explícita a los rebeldes del M23, a los que las FARDC (Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo) combaten desde mayo de 2012 en el Kivu Norte, y a los numerosos otros grupos que operan en el este del Congo.
El M23 está formado por antiguos rebeldes que en su día fueron integrados en el ejército nacional congoleño, tras los acuerdos firmados en marzo de 2009. En abril 2012 volvieron a amotinarse, reclamando mejores condiciones de vida y la plena aplicación del acuerdo, no respetado según ellos, de 2009.
Esta nueva rebelión ha estado apoyada directamente por Ruanda, y en menor medida por Uganda, según ha quedado evidenciado por numerosos informes, especialmente por el de los expertos de la ONU y por HRW. En las semanas pasadas, la tensión, las agresiones y enfrentamientos se han reproducido. El ejército del Congo (FARDC) ha logrado que el M23 se aleje de la ciudad de Goma, en cuyos alrededores se había instalado. La MONUSCO (Misión de la ONU) y la recientemente creada Brigada de Intervención, formada por tropas surafricanas, tanzanas y de Malawi, como consecuencia del acuerdo de febrero de Addis-Abeba sobre la paz en los Grandes Lagos, parecen determinadas a colaborar y sostener a las FARDC en su lucha contra el M23.
El día 5 de septiembre, la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos, que reúne once Estados, ha exigido que el M23 cese “toda actividad militar” y que el M23 retome las negociaciones con Kinshasa en “un plazo de tres días”. La Señora Robinson participó en esta reunión y se ha reunido con responsables congoleños y con el ministro de Defensa ruandés, James Kabarere. Como se sabe, la ONU acusa a Ruanda y Uganda de estar detrás del movimiento rebelde y de la inestabilidad endémica del este de la RDC.
Las declaraciones de la enviada especial del Secretario general de la ONU, cerrando la puerta a una amnistía e incluso a una integración político/militar del movimiento M23 – reclamaciones principales de los rebeldes – vacían en gran parte el contenido de unas negociaciones, salvo que, como algunos observadores sospechan, exista una “agenda secreta”.
Ramón Arozarena
(Fuente: AFP y Slate-Afrique, 7-09-13)
