RD Congo: el silencio asesino de la comunidad internacional

14/09/2012 | Opinión

Carta publicada en La Libre, jueves, 13/09/2012

“Eran diez, grandes, pequeños, delgados, gordos…Eran diez, se turnaron y cada uno de ellos tomó posesión de mi cuerpo… Al principio, yo no comprendía, era la primera vez, tuve la impresión de morir; ¡habría querido desaparecer, pero estaba allí! Penetraron violentamente, la sangre brotó, me sentía sucia, estaba avergonzada… Hoy, voy errante por la ciudad esperando encontrarme con la muerte en una esquina de la calle…”. Nzigire, Sifa, Mawouwa, Furaha, Neema…, cada una de ellas ha vivido la misma experiencia en el este del Congo. El conflicto perdura y el número de víctimas no cesa de aumentar.

Según las estimaciones de ONGs (AI, HRW) que trabajan sobre el terreno, cada día un centenar de mujeres serían violadas y utilizadas como esclavas sexuales por las distintas rebeliones, con el objetivo de debilitar las poblaciones locales con vistas a la explotación de los recursos mineros de la zona. Una explotación que contribuye al pillaje del subsuelo de la región y que favorece el comercio de metales preciosos raros, como le colombo-tantalita, mejor conocido por el nombre de coltan, indispensable para la fabricación de nuestros GSM. En RDC, la violación es utilizada como arma de guerra y forma parte integrante del sistema establecido para alimentar el conflicto asesino.

La conferencia internacional de la región de los Grandes Lagos que acaba de concluir en Kampala no ha llegado a ningún acuerdo de paz, dejando a la RDC presa de nuevos conflictos. Cada día, el balance es más pesado. Las violaciones prosiguen, las poblaciones civiles son masacradas, la fauna –una de las más ricas de la humanidad en especies protegidas – y la flora son destruidas.

Todo ello dura ya desde hace 20 años. Veinte largos años durante los cuales, en el silencio e indiferencia más completos por parte del resto del mundo, los muertos se acumulan y mujeres, hombres y niños son violados y víctimas de abusos.

Hoy, una nueva rebelión asola la región: el M23, que según un reciente informe de la ONU estaría apoyado activamente por Ruanda. El gobierno congoleño sigue siendo incapaz de defender y proteger a la población. El ejército congoleño pasaría mucho más tiempo robando a la población que protegiéndola o haciendo la guerra contra el enemigo.

Aunque desde 199 la ONU dispone de una fuerza multinacional sobre el terreno (cuyo efectivo alcanza la cifra de más de 17.000 hombres), la situación en cuanto a seguridad sigue siendo preocupante y el número de víctimas civiles no cesa de aumentar, ya que el resultado de su acción (de la Molusco) es mediocre y poco eficaz. Miles de campesinos han abandonado sus viviendas y viven en la selva; centenares de mujeres siguen siendo violadas, miles de niños están privados de escolarización… Y el mundo se calla, los verdugos permanecen impunes y protegidos por sus cómplices, las víctimas están abandonadas.

Pensamos que esta guerra y estos crímenes deben interpelar a todas las mujeres, a todos los hombres enamorados de la paz y de la justicia. Por eso hacemos este llamamiento a favor de una movilización ciudadana internacional, a fin de que esta guerra injusta cese y que se haga justicia a esas poblaciones que sufren y mueren en silencio. El Consejo de seguridad debe condenar firmemente el apoyo de Ruanda a las diferentes rebeliones. Deben aplicarse sanciones financieras y militares contra este país para obligarlo a detener sus intervenciones en el Congo y a cooperar en la detención de los criminales de guerra protegidos por Kigali y perseguidos por la justicia internacional.

En consecuencia, pedimos a la Unión Europea, así como al conjunto de sus países miembros, que congelen la ayuda presupuestaria destinada a Ruanda (salvo la ayuda humanitaria y de apoyo a la sociedad civil). Esta ayuda debe estar condicionada a que termine el apoyo ruandés a los grupos armados que ocupan el este de la RDC, así como a la detención de los jefes rebeldes protegidos por Kigali y a su traslado a la Corte Penal Internacional para que respondan ante la justicia de sus actos. Estas medidas son necesarias para obligar al ejército ruandés a detener sus múltiples intervenciones en el Congo. Pedimos también que se presione para que el ejército congoleño se reforme a fin de que cumpla correctamente su misión de defensa del territorio y de protección de la población.

El colectivo “Tous Ensemble pour la paix en RDC” (Todos juntos a favor de la paz en RDC), la plataforma África central del CNCD-11.11.11 así como varios actores de la sociedad civil se movilizan para que Bélgica, la UE y la comunidad internacional se comprometan a favor de la paz en el Congo.

El sábado 6 de octubre tendrá lugar en Bruselas una gran marcha silenciosa en solidaridad con las víctimas de la guerra en el Congo. Las víctimas nos necesitan. Allá donde nos encontremos, deberíamos pensar en esas mujeres, esos hombres, esos niños, abandonados. En su nombre y en pro de un mundo más humano y justo, reclamamos la paz en el Congo. Queremos paz, justicia y fin de la impunidad.
Plataforma África central del CNCD-11.11.11 y Colectivo “Tous ensemble pour la cause des femmes en République démocratique du Congo” (Todos juntos en defensa de la causa de las mujeres en RDC)

Traducción del francés: Ramón Arozarena

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