En la presente investigación analizo el comportamiento marcadamente racista de amplios sectores de la sociedad dominicana, haciendo especial énfasis en las particularidades de la provincia de La Romana, una zona donde el cultivo intensivo de caña de azúcar ha hecho de la inmigración haitiana su fuente de mano de obra barata por excelencia. Este hecho implica que la cuestión racial en República Dominicana abarque dos vertientes bien diferenciadas, una que asocia de manera preponderante color de piel y clase, y otra que asocia afrodescendencia con haitiano-descendencia, generando una profunda xenofobia hacia el país vecino. La mixtura entre los prejuicios raciales de origen colonial junto con las últimas oleadas migratorias en el país, hacen de la República Dominicana un caldo de cultivo cromático, concebido como indigno para una sociedad moderna, postulada como polo de atracción turístico a nivel mundial. Nos encontramos ante una sociedad que, a pesar de ser de abrumadora mayoría afrodescendiente, no duda en clasificar negativamente, y de forma tanto sistemática como estructural, a aquellas personas con fenotipos más afro. Una sociedad donde todavía hoy en día, el color de la piel puede ser decisivo a la hora de proporcionar privilegios, asimismo perpetuar la subalternidad de las personas que no gozan de fenotipos más eurodescendientes.
Joan López Alterachs