En la primera semana de mayo, han muerto unas cincuenta personas en Kivu del Norte (República Democrática del Congo): unos cuarenta en la zona de Beni, al norte, presuntamente a manos de milicianos de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), y una docena en el territorio de Rutshuru, más al sur, a manos de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR). “Si bien es relativamente fácil contar los muertos, es más difícil entender lo que está pasando y determinar la causa de tales muertes”, dice una nota enviada a la Agencia Fides por la Red Paz para el Congo. “En cuanto a las matanzas de Beni, las autoridades congoleñas por lo general las atribuyen a las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), una milicia presentada como un grupo terrorista islámico de origen ugandés”.
Aunque no hay alguna duda de que el ADF es responsable de una serie de matanzas, un informe reciente del Grupo de Estudios sobre el Congo (GEC) ha cuestionado la versión oficial.
“El ADF no es exactamente lo que la gente piensa que es”, ha afirmado Jason Stearns, autor principal del informe, haciendo hincapié en que “el ADF no es una organización islamista extranjera, sino más bien una milicia profundamente arraigada en la sociedad local, que tiene vínculos con actores políticos y económicos locales” y está bien integrada en las redes de tráfico existentes, en especial la de la madera. El hecho de que algunos de los agresores hablen kinyarwanda – una lengua que no se habla en general en la región de Beni – sugiere la implicación de otros grupos armados pertenecientes a una amplia zona geográfica.
Además, de acuerdo con varios testimonios, “los agresores a menudo usan uniformes del ejército congoleño”. Los militares de las fuerzas armadas del Congo (FARDC) a menudo no intervienen, incluso cuando las masacres se han cometido cerca de sus bases. También se dice que, en algunos casos, ciertos comandantes de las FARDC han ordenado a sus hombres el no intervenir.
Sobre la base de estos elementos, la conclusión del informe es que, “además de los comandantes que pertenecen específicamente al ADF, en los ataques contra la población civil también están implicados algunos miembros de las FARDC, antiguas [rebeldes] de la Unión Congoleña para la Democracia – Kisangani/ Movimiento de liberación (RCD-K / ML) y miembros de las milicias locales”.
“Por tanto, nos encontramos ante una maraña tejida de ausencia del estado, corrupción, ineficacia de los servicios de seguridad (ejército y policía) y de su posible participación en una interminable serie de matanzas de civiles, grupos armados y alianzas oportunistas, conflictos de tierras y conflictos entre los grupos étnicos, rumores infundados y falsos de noticias… la situación es compleja y todo esto contribuye a mantener la confusión, la inseguridad y la violencia”, dice la Red Paz para el Congo.
“Sólo una investigación internacional puede ayudar a identificar a los autores, cómplices e instigadores de las masacres, crímenes contra la humanidad y violaciones de derechos humanos sufridas por las poblaciones de Kivu en general y en particular del territorio de Beni” concluye la Red Paz para el Congo, que ha promovido una petición
Agencia Fides
(Fundación Sur)