Que te den Bayer, por Rafael Muñoz Abad – Centro de estudios Africanos de la ULL

27/01/2014 | Bitácora africana

Las cuestiones médicas en Africa son limitadas y muy a menudo van ligadas al voluntariado. La medicina tradicional convive con la tecnología. Sudáfrica tiene clínicas del primer mundo. Una semanita en un hospital angoleño hace que una vez de vuelta, le quieras arrancar la cabeza al que proteste de lo que aún pueda quedar de nuestra sanidad pública. Mi amigo Brahim me confiesa que las farmacias de Nouadhibou están repletas de medicamentos chinos falsos y sus imprevisibles efectos secundarios; o como por allí apareció un matrimonio español, que supuestamente contratado por el gobierno se ofreció para fabricar genéricos sin licencia.

Cuando el occidental viaja a Africa lo hace cargado de medicamentos y si la zona es catalogada de riesgo por alguna de las cepas de la malaria, vamos atiborrados de antipalúdicos y repelentes. Dosis que para tu vergüenza te las tomas delante de los africanos. Los mismos que en un matamoscas y la providencia encuentran las únicas medidas sanitarias para enfrentarse a ese diminuto asesino en serie llamado anopheles.

De las muchas injusticias y tiranías que por ahí deambulan, la del lobby farmacéutico quizás sea la más deshumanizada e inmoral de todas. Las recientes declaraciones de Marijn Dekkers, en las que este miserable directivo de Bayer se jactaba de que la multinacional [alemana] no produzca medicamentos para los indios sino para los pacientes occidentales que puedan permitírselo, viene a justificar que Sudáfrica, haciendo caso omiso a los derechos de propiedad y patentes, haga oído sordos a las amenazas y presiones de los monopolios farmacéuticos y se haya embarcado en una producción masiva de retrovirales genéricos contra el SIDA. Las cifras de contagiados, que en su inmensa mayoría sólo afectan a los negros, vienen a revelar los muchos problemas socioculturales que están detrás de tan demoledora estadística: analfabetismo, poligamia o violencia sexual, sólo son algunos de esos factores. Y es que con más de seis millones de infectados que ya representan una epidemia bíblica, ¿cómo se puede tener la desvergüenza de hablar de violar la propiedad intelectual?; que te den… Bayer.

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Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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