¿Qué queda de la economía ugandesa?

22/05/2017 | Opinión

uganda_budget.jpgCada año, en junio, los ugandeses esperan con impaciencia, y los medios de comunicación dan mucha cobertura, a las políticas fiscales del gobierno y a las propuestas presupuestarias para el próximo ejercicio. Sin embargo, lo que nunca se explica a la nación es lo que pasó con el presupuesto aprobado por el Parlamento en el recién acabado ejercicio económico.

Las cifras de exportaciones, entradas de turismo y otros datos se publican en cuadros al final del folleto «Antecedentes del presupuesto» publicado por el Ministerio de Hacienda. Para el futuro se anuncian los aranceles sobre diversos bienes y servicios, algunos se suben, otros se bajan, se propone la política monetaria y también se mencionan las asignaciones presupuestarias para varios ministerios y agencias gubernamentales. También se indica la tasa anual de crecimiento del PIB del ejercicio saliente. Todo se presenta como planes y esfuerzos colectivos sobre el camino a seguir. Pero se ofrece muy poca información de hasta que punto o como se cumplió el presupuesto del año pasado. No se aporta ni la más mínima visión general de la actividad económica durante los 12 meses anteriores de una manera que el público en general puede entender.

Este análisis pretende retroceder y echar un vistazo general a la economía ugandesa, no sólo de 2016 a 2017, sino a lo largo de los últimos 25 años, de 1992 a 2017.

Hasta principios de los noventa, el gobierno era el principal instrumento del Estado ugandés. Era el mayor productor y consumidor de bienes y servicios. Fue el único organismo que establecia políticas monetarias y fiscales. Fue el único planificador de inversiones y fue la principal agencia de comercialización de las principales exportaciones de café, cobre, té y algodón de Uganda.

Desde la cadena de Uganda Hotels hasta Uganda Railways, Uganda Airlines, Uganda Transport Company, Uganda Breweries y Uganda Cooperative Transport Union, el gobierno fue la columna vertebral de la economía.Poseía casas con piscina en cada ciudad importante construida en los años 40 y 50 para sus ministros de gabinete y funcionarios públicos. Incluso hubo un Club de Uganda en Nakasero, Kampala, para el presidente, su gabinete y otros altos funcionarios del gobierno para relajarse y socializar.

Mucho se ha cambiado en los últimos 25 años, e incluso en los últimos cinco años.
Hoy en día, KCCA y la UNRA comisionan la mayor parte de las principales obras viales y otros proyectos de infraestructura en Kampala y Uganda. Uganda Transport Company (UTC), la empresas de ferrocarriles de Uganda dejó de de existir hace 20 años.

Desde mediados de la década de 1990, los medios de comunicación han sufrido tal transformación que hace que la anterior Uganda sea casi irreconocible. El monopolio disfrutado hace 40 años por Radio Uganda y UTV hace mucho tiempo que terminó, con más de 100 estaciones de radio de propiedad privada y al menos 30 canales de televisión.

Los medios impresos, asimismo, también se encuentran principalmente en manos privadas. Además, después de que el gobierno vendiera sus casas civiles con piscina a principios de los 90, se permitió a los ministros del gabinete y a los funcionarios públicos poseer sus propias casas o alquilar casas en el mercado abierto.

La mayor parte de la economía está en manos privadas, a pesar de que el gobierno sigue siendo el jugador más importante de la economía. Ciertas cosas se han mantenido sin cambios. El gobierno sigue siendo el máximo responsable para imponer la justicia en el país. Es el único emisor de la moneda de curso legal del país en forma de billetes y monedas. El Banco de Uganda, el banco central, todavía fija las tasas de intereses comerciales y el gobierno controla las transacciones en billetes del Tesoro, la expedición de pasaportes de viaje, tarjetas de identidad nacionales, la concesión de visas de entrada y salida a través de las fronteras, las licencias comerciales y soluciona disputas legales en los tribunales de justicia, así como establece y publica los resultados de los exámenes nacionales de primaria y secundaria. Sin embargo, los ámbitos en los que ha habido gran variación no se han visto acompañados de los correspondientes cambios en la presupuestación nacional.

Todavía hay una superposición de funciones y departamentos del gobierno, lo que significa que por muy bien que se ejecute el presupuesto, gran parte se gasta de manera inútil. Por ejemplo, ¿qué hace el ministerio de Obras que no está haciendo actualmente la KCCA y la UNRA? El Centro de Medios de Uganda y la Comisión de Comunicaciones de Uganda tienden a estar más en las noticias que el Ministerio de Información. ¿Qué hace el ministerio de la información que no está haciendo el centro de prensa y la UCC? ¿Qué hace el Ministerio de Planificación que la Autoridad Nacional de Planificación no haga (es decir, si la APN hace algo en absoluto)?

La pregunta entonces que debemos hacernos es: ¿Cuál es entonces el papel de los ministerios de Obras, Vivienda, Información, Planificación y Transporte?

En cuanto al Parlamento, ese es el más ampliamente discutido. El número de miembros del Parlamento es ahora casi el mismo que el de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, para un país con sólo un 10% de los habitantes de Estados Unidos. Eso solo indica cuán redundante es la «democracia» de Uganda. Desde el año pasado, los comerciantes de la ciudad de Kampala han estado protestando por la forma en que dicen que se están viendo superados por los comerciantes minoristas chinos. Esa protesta en sí revela las limitaciones de la representación política. Los chinos no tienen ninguna representación política en Uganda y la mayoría apenas puede hablar inglés. No tienen un distrito, ni miembros del Parlamento, ni un ministro del gabinete ni un presidente del Consejo Local.

Los comerciantes ugandeses en Kampala, por su parte, tienen varios diputados de cada una de las cinco divisiones que forman la ciudad, tienen un ministro de Kampala, una asociación comercial, KACITA, y trabajan en una ciudad llena de medios a través de los cuales sus voces pueden ser escuchadas. Y, sin embargo, incluso con todas estas ventajas que incluyen saber Luganda, la lengua franca de los negocios de Kampala, los comerciantes ugandeses en Kampala no pueden competir contra los chinos en su tierra natal. Este es el problema real del presupuesto.

Timothy Kalyegira

Fuente: The Monitor

[Traducción y edición, Fernando Martín]

[Fundación Sur]


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