¿Qué pasa en… Cabinda? Por Chema Caballero

9/05/2012 | Bitácora africana

El miércoles, 4 de abril, Henriques N’zita Tiago, presidente de las Fuerzas Armadas de Cabinda (FAC), ala militar del Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC), enviaba una carta al presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, ofreciendo un alto el fuego y el inicio de conversaciones para encontrar una solución definitiva para el territorio de Cabinda, foco de un conflicto militar desde 1975.

El objetivo del FLEC es la independencia de Cabinda, ahora parte de Angola. Pero este país no está dispuesto a desprenderse de una región rica en recursos naturales. Como tantas otras veces, los intereses de las multinacionales petroleras y la lucha entre Estados Unidos, Francia y China por poseer esferas de poder en el continente son las claves para entender el futuro de esta nación.

Cabinda es una de las 18 provincias en las que se encuentra dividida Angola. Está separada del resto del país por la República Democrática del Congo.

Desde el siglo XV, en sus costas se crearon asentamientos portugueses, ingleses y holandeses dedicados al tráfico de esclavos, la madera y el aceite de palma, principalmente. Pero hasta 1885 no se convirtió en colonia portuguesa. En ese año, el Tratado de Simulambuco creó el Protectorado de Cabinda. Este documento sirve de base a los independentistas para demostrar que su país nunca fue parte de Angola. En 1956, Cabinda empezó a depender administrativamente de Luanda (la capital de Angola). En 1975, el Tratado de Alvor concedía la independencia a Angola e incorporaba Cabinda al nuevo país, razón por la que el FLEC no lo firmó.

En ese momento, el FLEC comenzó su lucha por independizarse de Angola. En un inicio, el movimiento tuvo el reconocimiento de diversos estados africanos como el antiguo Zaire, Congo Brazzaville, República Centroafricana, Gabón y Uganda. Mobuto Sese Seko apoyó con medios y dinero la lucha independentista del FLEC. De hecho, las principales bases de este movimiento se encuentran, incluso en la actualidad, en territorio de la República Democrática del Congo. Es verdad que con el paso de los años y la pérdida de intensidad del conflicto, se han debilitado muchos apoyos explícitos.

Para defenderse de los ataques, el gobierno de Luanda pidió ayuda a las tropas cubanas que habían apoyado la independencia de Angola. Estas estuvieron en el país hasta 1991. El gobierno angoleño pagaba a los cubanos (1.5 dólar por hombre y por día) con los derechos de explotación que obtenía de la compañía petrolera Cabinda Gulf Oil (perteneciente al grupo norteamericano ChevronTexaco), que explota la mayoría del crudo de Cabinda. De hecho, los cubanos terminaron defendiendo los intereses de una multinacional norteamericana en contra del deseo de independencia de los habitantes del país, una de esas paradojas que tantas veces se dan en la historia. El enclave de Cabinda llegó a alojar hasta 15.000 soldados cubanos.

Con la salida de las tropas cubanas de Angola se vivió un tiempo de relativa calma en la región. En 2002, tras la muerte del líder de UNITA, Jonas Savimbi, y el consecuente Memorando de Entendimiento entre el gobierno de Angola y el grupo desidente que puso fin a la guerra civil, se transfieren a Cabinda 30.000 soldados de las Fuerzas Armadas de Angola (FAA). Esto supuso la intensificación de las actividades militares contra el FLEC. En 2003, el obispo de Cabinda, Paulino Fernades Madeca, denunció las fuertes violaciones de derechos humanos y las masacres cometidas por las FAA.

Más tarde, el gobierno de Luanda hizo algunas concesiones y consintió que un 10% de los beneficios del petróleo de Cabinda se invirtieran en la región. Esto propició que en agosto de 2006 se firmase un alto el fuego entre el FLEC y el gobierno de Angola. No todos los miembros del grupo independentista lo aceptaron y se siguieron registrando algunos choques armados en la zona. En junio de 2009, Human Rights Watch informó de que en Cabinda se estaba produciendo una violación sistemática de los derechos humanos por parte de las FAA.

Poco más se volvió a oír de este conflicto olvidado hasta que en enero de 2010 el autobús de la selección nacional de fútbol de Togo, de camino a la Copa de África que se celebraba en Angola, fue tiroteado a su paso por Cabinda. Esto significaba la ruptura del alto el fuego de 2006. De hecho, en noviembre del mismo año, un grupo de trabajadores chinos también fue atacado por milicianos del FLEC en la región.

Cabinda tiene una población aproximada de 300.000 habitantes que viven principalmente de la caza, la pesca y la agricultura. Son relativamente pocos los que trabajan para las compañías que extraen sus recursos naturales. Muchos cabindos viven exiliados en los países vecinos: República Democrática del Congo y Congo Brazzaville. El 90% de sus ciudadanos es francófono, mientras que solo un 10% habla el portugués.

Es una región rica en petróleo que en los últimos años está experimentando algo de desarrollo debido al 10% de los beneficios de la explotación de este que se queda en la zona. Sin embargo, la alta tasa de corrupción existente es la responsable de que gran cantidad de ese dinero no llegue a sus destinatarios.

De las costas de esta región sale el 60% de todo el crudo producido en Angola. Junto a ChevronTexaco, que opera en el país a través de su filial Cabinda Gulf Oil (Cabgoc), otras compañías también están presentes: la francesa Total (heredera de Elf), la italiana Eni y las angolanas Sonangol y Fina. Según la página de Repsol, esta compañía española también trabaja allí, al menos en 2004, otras informaciones dicen que en 2007 seguía en Cabinda, en consocio con la portuguesa GALP. De todas ellas, no cabe duda que la más importante es ChevronTexaco que es omnipotente en la zona. Sus directivos, la mayoría norteamericanos, viven en el complejo de Malongo, aislados de la población local y bien protegidos por guardias de seguridad.

Últimamente, la economía angoleña ha creciendo a un ritmo acelerado, en parte gracias al petróleo de Cabinda. Evidentemente, el país no va a deshacerse de su gallina de los huevos de oro. Tampoco a Estados Unidos en general a y ChevronTexaco en particular les interesa que cambie el estatus de la región y por eso han financiado el despliegue militar, primero de las tropas cubanas y ahora de las FAA. En los últimos años, esta compañía ha iniciado un programa de ayudas sociales en la zona, contribuyendo a la construcción de escuelas y otros programas de desarrollo.

Que Angola es un país importante para Estados Unidos lo demuestra que la primera visita de Hillary Clinton a África como Secretaria de estado, en 2009, incluyó a este país. Como dijo el Washington Post, el objetivo de la visita era “fortalecer las relaciones con un gran productor de crudo que está siendo ‘cortejado’ de forma agresiva por China”. No en vano, Angola es el séptimo país en importancia a la hora de abastecer a los Estados Unidos de petróleo.

Pero hay un país al que le gustaría que las cosas fueran diferentes; se trata, como no, de Francia. Desde hace años, sus compañías petroleras han intentado conseguir mayores cuotas en la producción de crudo, por eso ha ido comprando acciones de las compañías angoleñas, principalmente de Sonangol. Tradicionalmente, el país galo ha acogido en su territorio a los disidentes de Cabinda. Solo a raíz del atentado contra la Selección Nacional de Togo decidió actuar contra algunos de ellos, aunque, al final, no se encontraron pruebas para incriminarlos. Angola ha protestado en diversas ocasiones ante Francia por la protección que otorga a los separatistas del FLEC.

Tampoco hay que menospreciar la presencia de China en Angola y su deseo de penetrar en esta región. El país asiático ha prestado grandes cantidades de dinero al africano a cambio de petróleo y otros minerales. Muchas de las grandes obras de infraestructura que se están llevando a cabo en Cabinda están en manos de compañías chinas. Por ejemplo, la construcción del estadio de fútbol de la capital de la región, donde se jugó una de las series de la Copa de África de 2010, que costó 600 millones de dólares, o la ampliación del puerto de la misma ciudad, que debería estar terminada este mismo año.

Uno de los principales problemas a los que tienen que enfrentarse los independentistas cabindos es su división. En la actualidad existen varias fracciones del FLEC, algunas de ellas enfrentadas entre sí. Esto les priva de tener una voz única a la hora de discutir sus reivindicaciones con el gobierno de Luanda y, al mismo tiempo, debilita sus fuerzas.

El gobierno de Angola es consciente de la división y debilidad de los movimientos independentistas en el momento presente. Se siente apoyado por Washington y la ChevronTexaco y puede mantener un gran despliegue militar en la región que garantice la continuidad de las explotaciones petrolíferas en las aguas de Cabinda. Además, como apuntamos, gran parte de su riqueza se la debe al crudo de esta región. Pero, al mismo tiempo, hay que considerar la presión que tanto Francia como China puedan estar construyendo en la zona, la cual puede transformarse en inestabilidad.

No creo que, en la situación actual, el presidente Dos Santos considere necesario tomar en serio la propuesta de alto el fuego y diálogo hecha por Henriques N’zita Tiago, sus preocupaciones e intereses son otros, evidentemetne.

No cabe duda de que nos encontramos ante otro conflicto africano con raíces coloniales. De nuevo se cuestiona la inviolabilidad de las fronteras establecidas por las potencias europeas; que no es tal como ya hemos visto en los casos de Sudán del Sur y de Eritrea. Y una vez más se pone a prueba la capacidad de las partes para resolver el conflicto sin recurrir a la violencia.

Es una pena que se desaproveche una oportunidad de resolver de forma pacífica este conflicto olvidado que ha causado innumerables víctimas, refugiados y violaciones de derechos humanos.

Original en: Blogs de El País: África no es un País

Autor

  • Caballero, Chema

    Chema Caballero nacido en septiembre de 1961, se licenció en derecho en 1984 y en Estudios eclesiásticos en 1995 Ordenado Sacerdote, dentro de la Congregación de los Misioneros Javerianos,
    en 1995. Llega a Sierra Leona en 1992, donde ha realizado trabajos de promoción de Justicia y Paz y Derechos Humanos. Desde 1999 fue director del programa de rehabilitación de niños y niñas soldados de los Misioneros Javerianos en Sierra Leona. En la , desde abril de 2004 compaginó esta labor con la dirección de un nuevo proyecto en la zona más subdesarrollada de Sierra Leona, Tonko Limba. El proyecto titulado “Educación como motor del desarrollo” consiste en la construcción de escuelas, formación de profesorado y concienciación de los padres para que manden a sus hijos e hijas al colegio.

    Regresó a España donde sigue trabajndo para y por África

    Tiene diversos premios entre ellos el premio Internacional Alfonso Comín y la medalla de extremadura.

    Es fundador de la ONG Desarrollo y educación en Sierra Leona .

    En Bitácora Africana se publicarán los escritos que Chema Caballero tiene en su blog de la página web de la ONG DYES, e iremos recogiendo tanto los que escribió durante su estancia en Sierra Leona, donde nos introduce en el trabajo diario que realizaba y vemos como es la sociedad en Madina , como los que ahora escribe ya en España , siempre con el corazón puesto en África

    www.ongdyes.es

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