Esto parece ya una situación de opereta pero no de género cómico, sino más bien trágica y sangrienta. Vas a morir matando y parece que te alegraras de ello. Qué maestro del engaño, máster cum laude del descaro, Honoris Causa de la manipulación más artera.
Después de años de exabruptos, salidas por la tangente y los miles de balones que echas fuera para desviar la atención tanto interna como externa, ahora te superas y rizas el rizo del esperpento internacional: no solamente afirmas con rotundidad que el cólera estaba controlado – no os os lo creéis ni tú ni tu gabinete hartos de vino – sino que ahora vienes a decir que esta epidemia es simplemente el resultado de una ofensiva militar del Reino Unido – ¿quién, si no? Tu Bestia Negra preferida – que ahora utiliza la guerra biológica contra el indefenso pueblo zimbabuense.
En una cosa estamos de acuerdo, en que el pueblo zimbabuense está en una situación de gran indefensión. Con estadistas y líderes como tú, Zimbabue no necesita enemigos, ni guerra biológica, ni una nueva colonización británica, ni vendepatrias, ni oposición destructora. Tú – en tu egolatría y en tu endiosamiento de creerte el “liberador” del yugo colonial – te bastas y te sobras para dar la puntilla a un pueblo que lleva años dando estertores de agonía, un pueblo que has sometido con métodos recogidos de los peores regímenes de la historia de la humanidad. Hoy eres la secuela perfecta de Hitler (bigotito incluido), de Mobutu y sus primos Macías y Bokassa, de Stalin, de Pol-Pot y de otros iluminados emborrachados de sangre y de odio. Eres una vergüenza para África y uno de sus peores lastres.
Como nunca te convino que se recordara la masacre de miles de Ndebeles que tuvo lugar gracias a tu glorioso ejército de liberación (“y de limpieza étnica”, habría que añadir), tú comenzaste tu propia campaña de perpetuas acusaciones al poder colonial. No ha habido problema en Zimbabue que no haya tenido su origen en los malditos británicos imperialistas. De cada problema interno te las has apañado para sacar de ahí un ataque contra Occidente, sus políticos y contra el racismo que rezuman sus declaraciones y actitudes. Todas las culpas de los males que tiene tu país las tiene occidente, la colonia, los blancos, el “contubernio” restauracionista. Tu gestión y tu cortinas de humo de mil colores y densidades para negar la realidad y de paso ocultar tu pasado de libertador genocida es una obra maestra de enrevesamiento y enredo. Felicidades, has podido marear la perdiz durante años aunque eso sí, a costa de ese sufrido pueblo que ya no sabe ni cuántos ceros hay en sus billetes ni sabe de qué va a malvivir mañana.
Lo peor es que por toda África te han salido corifeos y chirigotas que, azuzados por tus tonos anti-coloniales y presuntamente panafricanos y libertadores, te jalearon a seguir por esa línea, te rieron las gracias y aplaudieron los macabros trucos que sacabas de tu chistera. Una imagen muy triste, dicho sea de paso.
Hasta tuviste que meter una mujer casada en la cama de un obispo para organizar un escándalo – bien orquestado, debo admitir – y quitártelo de en medio. Qué pena que en Zimbabue no haya ciertos programas “de periodismo de investigación”… podrías haberles vendido la exclusiva con todo su morbo y te habrías hecho más rico si cabe al mismo tiempo que te habrías librado como lo hiciste de un digno opositor que decía verdades como puños.
Dicen por ahí que Dios no es estúpido y que, aunque parezca callado e inactivo, al final da a cada uno lo suyo. Yo pido y confío que también un día te encuentres con la justicia divina – ya que por desgracia al paso que vas la humana parece ser que no la vas a experimentar – , ahí sí que se te pedirá cuentas de cada mentira, de cada treta, de cada traición y de cada vida que ha costado tu arrogancia, tu sangriento régimen y tu insaciable sed de poder.
Original en : http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php