Que me coma un pez y no me coma un gusano (Takulni huta wa ma takulnish duda)

22/09/2020 | Opinión

La semana pasada ORIENT XXI [Sitio de información sobre el mundo árabe, el mundo musulmán y el Oriente Medio] publicó un excelente artículo del conocido periodista y especialista del Magreb Ignacio Cembrero, “Partons tous! Ces Algériens en fuite vers l’Espagne” (¡Vámonos todos! Esos argelinos que huyen hacia España). Comentando la llegada masiva de argelinos a las costas de Murcia el 24 de julio a bordo de pequeñas y rápidas embarcaciones, Cembrero escribía sobre el reciente incremento de la emigración argelina hacia España, los nuevos medios utilizados, y el rol creciente de las mafias. El desembarco en Murcia ya había sido comentado en Laopiniondemurcia.es el 31 de julio: “Cientos de argelinos se preparan para viajar a España en más pateras. La Policía cree que la oleada de barcazas fue una operación coordinada desde África por las mafias y Argelia considera que el asunto es «explotado para empañar la imagen» del país”.

La llegada de “harraga” (emigrantes argelinos clandestinos) a España, o a Europa vía España, no es algo nuevo. Entre los artículos publicados aquí en Fundación Sur, tres títulos evocan con fuerza el drama de esa emigración argelina: “Los padres de 600 jóvenes argelinos piden a España que no incineren los cuerpos” (22/01/2009); “Argelia golpeada por el éxodo de los jóvenes” (1/04/2009); “España repatrió a 1400 argelinos clandestinos en 2010 (19/01/2011). Pero es nuevo el reciente recrudecimiento del fenómeno de los harraga, que al parecer preocupa en Argelia más aún que en España. En una búsqueda rápida en la prensa francófona argelina he encontrado que, en las últimas semanas, trece artículos trataban el tema. Algunos de esos artículos se limitaban a narrar las terribles tragedias. “Un niño de 3 años muere entre los harraga que se dirigían a Italia” (Dzairdaily, 12/08/2020). “Se llamaba Kenzi y viajaba con su madre para reunirse con el padre en Francia, a donde había llegado ilegalmente hacía un año”. “España: dos harraga argelinos muertos en un contenedor” (Algérie 360, 15/08/2020). “España: Harraga argelinos desaparecidos en el mar” (Algérie 360, 23/08/2020). “Entre los 9 desaparecidos figuraban una mujer y dos niños de 14 y 10 años. Cuatro personas han sobrevivido”. “Drama familiar frente a la costas de Mostaganem. Una familia opta por la Harga [emigración clandestina] y muere ahogada en Ouled Boughalem” (Réflexion 19/09/2020). Es interesante notar que en sus comentarios, los periodistas de Algérie 360 hacían referencia a lo aparecido en la cuenta de Facebook de la defensora de Derechos Humanos, periodista e investigadora nacida en El Ejido, Helena Maleno Garzón.

harraga_cc0.jpgOtros artículos eran más explícitos en cuanto al recrudecimiento del fenómeno de los harraga. Así por ejemplo ObservAlgérie, tras señalar el 23 de agosto la desaparición de siete personas junto a las costas españolas, añadía: “El sur de España está siendo claramente asaltado por un número record de clandestinos, en su mayoría argelinos”. 24H Algérie publicaba el 13 de septiembre: “Según Frontx (Agencia Europea de la Guardia de Fronters y Costas) el número de travesías ilegales de las fronteras del Mediterráneo Occidental ha disminuido durante los 8 primeros meses de 2020, pero los harraga argelinos son seis veces más numerosos que hace un año”. Y la misma 24H Algérie, tras describir otra tragedia, añadía el pasado 18 de septiembre: “La emigración clandestina hacia España ha aumentado en un 606 % desde el comienzo de 2020”. El Watan publicó et 17 de septiembre una entrevista concedida por Youcef Benkaâba, vicepresidente de la Liga Argelina para la Defensa de los Derechos del Hombre: “El harga ha evolucionado y se ha organizado muy bien. Por varios motivos. Después de pensar que las cosas cambiarían tras el 22 de febrero de 2019 [Inicio de la hirak, las manifestaciones de jóvenes pidiendo un cambio de régimen], los jóvenes han perdido toda esperanza”… “De hecho, nada ha cambiado desde el reinado de los antiguos líderes”… “Los jóvenes se han dado cuenta de que el Estado no ha logrado establecer una política económica que creará empleos estables y sostenibles”. “Con el tiempo, se han creado y desarrollado redes especializadas de migración y trata de personas. Los jóvenes están dispuestos a pagar enormes sumas para llegar al otro lado. También sabemos que en los últimos tiempos, grupos se han ido reuniendo en los barrios y ciudades para contribuir y comprar su propio equipo de navegación. No les interesa otra cosa que abandonar el país con todos los riesgos que ello implica”.

Youcef Benkaâba habla de la desesperación de los jóvenes. De hecho la organización de Jóvenes Progresistas (JP) del RCD [“Rassemblement pour la culture et la démocratie”, sucesor del Mouvement Culturel Berbère], publicó en agosto un manifiesto en el que acusa al gobierno de ser el responsable del Harga (emigración clandestina). El Harga “es el resultado de la nueva desesperación causada por la gestión catastrófica de los asuntos del país tras año y medio de movilización ciudadana pidiendo el cambio del sistema”… “Cientos de jóvenes argelinos han regresado al mar para buscar otro destino fuera de su país. Estos jóvenes no quieren manchar la imagen de su país. Son conciudadanos argelinos, tienen familias y quieren vivir». Y entre los jóvenes a los que el manifiesto se refiere se ha puesto de moda un dicho muy explícito:

Takulni huta wa ma takulnish duda”, “Que me coma un pez y que no me coma un gusano”.

José Ramón Echeverría

[Fundación Sur]


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Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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