África empieza el nuevo año cargada de asuntos candentes que emergieron en 2015 y precisan reacción urgente. La crisis en Burundi, donde continúan existiendo graves violaciones de derechos humanos, y la guerra en Sudán del Sur son los dos más apremiantes de entre ellos.
Este año también África será testigo de numerosas elecciones importantes. Las elecciones presidenciales ugandesas tendrán lugar el mes que viene, y las previstas en la República Democrática del Congo más adelante, estarán presentes para la mayoría de los observadores de África.
También va a ser un año plagado de desafíos para el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, que va a tener que cumplir ahora todo lo prometido en 2015.
Entre las promesas del presidente nigeriano se incluyen la eficacia en la lucha contra el grupo terrorista Boko Haram y la recuperación de las niñas secuestradas de Chibok. La nación más poblada de África también lo verá continuar con su lucha contra la corrupción y fomentar el desarrollo económico, pese a la caída en el precio del petróleo.
¿Pero qué nos estamos perdiendo, aparte de estas grandes noticias?
En 2016 nos vamos a llevar sorpresas procedentes de rincones inesperados. Puede que uno de ellos sea Zimbabue. El presidente Robert Mugabe, que cumple 92 años el mes que viene, no es inmortal, ni siquiera si sus seguidores juran empujarle en silla de ruedas hasta el escenario para celebrar su victoria en las próximas elecciones del partido, en 2019.
¿Harán de Zimbabue un país «ingobernable» los ciudadanos insatisfechos?
Apenas llevábamos unos días en el nuevo año cuando irrumpieron las protestas en la altamente poblada zona de Chitungwiza, en Harare. Taxistas y propietarios protestaron con violencia contra una nueva tasa sobre vehículos urbanos que parece que va a provocar una subida de los precios para estas personas, a las que ya cuesta llegar a fin de mes. Según la prensa local, el exministro de finanzas y líder de la oposición, Tendai Biti, advirtió que, en 2016, harían de Zimbabue un país «ingobernable» los ciudadanos insatisfechos con Mugabe y el ZANU-PF.
¿Cuán probable es que aparezca una oleada de violencia generalizada en Zimbabue? Por el momento, las preocupaciones por la inestabilidad se centran en su mayoría en la lucha de sucesión. Entre los años 2000 y 2014, la mayor parte del conflicto político en Zimbabue era entre el ZANU-PF y el movimiento de la oposición por un cambio democrático.
Tras el derrocamiento del vicepresidente Joice Mujuru, tan sólo hace un año, la atención se ha redirigido hacia el partido del gobierno mismo. Mujuru y antiguos incondicionales del partido como Didymus Mutasa fueron expulsados del ZANU-PF, y los analistas están atentos por si se unen a la oposición en contra de Mugabe.
La esposa de Mugabe, Grace, forma desde entonces parte de la esfera política. Tras haber sido escogida presidenta de la liga femenina del ZANU-PF, actúa con mano firme dirigiendo el antes poderoso movimiento de liberación. El vicepresidente Emmerson Mnangagwa, el aparente heredero, ha puesto las cartas sobre la mesa. Ha declarado su fidelidad a Mugabe y a su esposa, ¿pero cuánto va a durar esto?
Los 15 miembros del Consejo de Paz y Seguridad de la UA van a ser reelegidos
Zimbabue, que antaño fue el granero del África del sur, es un miembro relevante de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC por sus siglas en inglés). Si estallase un conflicto a gran escala aquí, podría tener resultados desastrosos para toda la región.
Sin embargo, la Unión Africana (UA) y el Departamento de Paz y Seguridad de la UA tienen también que prestar atención a Estado de menor tamaño y con menos influencia en 2016. Uno de los retos actuales, cuya importancia puede aumentar con las elecciones del mes que viene, es la situación en las Comoras.
Durante años, la UA ha trabajado activamente para llevar estabilidad al archipiélago del Océano Índico, aunque muy pocos se han dado cuenta. En noviembre, el miembro de la Comisión de la UA Nkosazana Dlamini-Zuma envió al expresidente de Tanzania, recientemente retirado, Yakaya Kikwete a Moroni para discutir la crisis política actual con todos los actores implicados.
La decisión la provocó el antiguo presidente comorense, Ahmed Abdallah Mohammed Sambi, por sus insistencia ser candidato en las elecciones, a pesar de que existe un sistema de rotación entre las tres islas que conforman las Comoras. El 25 de diciembre, las Cortes de Moroni rechazaron la candidatura de Sambi. Aún no ha declarado si va a enfrentarse a esta decisión. Se ha anunciado que habrá elecciones el 21 de febrero.
Mientras el Consejo de Paz y Seguridad de la UA (CPS) intenta lidiar con los muchos retos de paz y seguridad del 2016, la institución misma se prepara para un cambio este año. Esto va a ser algo digno de observar, pues son las voces con más peso en las crisis más preocupantes de África.
Los 15 miembros del CPS serán reelegidos a finales de este mes. Hay mucha especulación sobre si los pesos pesados de la UA como Nigeria, Sudáfrica, Argelia o Etiopía conservarán sus asientos. La decisión se tomará en el próximo 26º encuentro de la UA, que tendrá lugar en Addis Abeba del 23 al 31 de enero.
El África francófona vivirá algunas elecciones importantes este año
Más adelante este año, también se tendrá que tomar una decisión para cambiar a la presidenta de la Comisión de la UA. Dlamini-Zuma podría ser reelegida, pero muchos miembros de la UA anticiparon que puede que se retire para ser candidata en las elecciones de su país, Sudáfrica.
Sudáfrica es también importante para los observadores de África, puesto que el 2016 podría ser el año en que se expulse al presidente Jacob Zuma.
Las solicitudes para la expulsión del cada vez menos popular presidente Zuma aumentaron en 2015. El escándalo de corrupción en su Nkandla natal aún persiste, y la gota que colmó el vaso para muchos fue su desastrosa decisión en noviembre de sustituir al ministro de finanzas en que confiaba el país.
Incluso aunque eso no pasara, es probable que el año esté plagado de incertidumbre alrededor de la presidencia en Sudáfrica. El analista veterano Allister Sparks es uno de los muchos que han solicitado la salida de Zuma del poder. «No hay que dejar nunca que se desperdicie una buena crisis. Hay momentos en los que es necesario actuar. Y no cabe duda de que nos vamos a enfrentar este año a una crisis provocada pro Zuma», redactó Sparks en el periódico sudafricano Business Day.
Por último, algunos de los más importantes, pero por encima de los que se pasa con facilidad, van a ser reelegidos en el África francófona. En Níger habrá elecciones el mes que viene, con una dura e inminente batalla entre el presidente saliente, Mahamadou Issoufou y el líder de la oposición, Hama Amadou. En Benín, es muy probable que el presidente saliente, Thomas Boni Yayi, sea reemplazado por un «presidente internacional». Se prevé que Lionel Zinsou, educado en Francia y antiguo consejero del gobierno francés, gane las elecciones del 28 de febrero.
En la República del Congo, se espera que el que ha sido presidente durante años, Denis Sassou Nguesso, renueve su mandato a finales de marzo. En octubre tuvo lugar un referéndum constitucional que pasó desapercibido para permitir que Sassou Nguesso pudiera presentarse a otro mandato. Las elecciones, como el referéndum, podrían pasar, como dicen los franceses, comme une lettre à la poste, como una carta en el buzón. Parece ser que no va a haber mucho de lo que preocuparse en lo relativo a Sassou Nguesso, que se mantiene en el poder, con alguna ida y venida, desde 1979.
El presidente de Chad, Idriss Déby, en poder desde 1990, es también candidato a su quinto, o sexto, mandato para abril de este año. Los límites de tiempo en este país centroafricano dejaron de existir hace años. Sin importar que estas elecciones lleguen o no a titulares internacionales, el 2016 va a ser un año plagado de acontecimientos en África.
Liesl Louw-Vaudran
All Africa
Traducción, Andrea López
