¿Puerta de África o entelequia? por, Rafael Muñoz Abad

19/07/2012 | Bitácora africana

¿Y tú para qué vas a África, para ver miserias y suciedad? Mejor vete con la piba a un todo incluido en el Sur. Si se me cayese un pelo cada vez que algún filósofo de barra de bar o paseante de la jet set de la calle del Pilar me hace el comentario de turno, igual ya andaba calvo. Los puertos franceses son la verdadera plataforma comercial con África. Las conexiones marítimas del Archipiélago con el continente vecino son escasas y no van más allá del triangulo Cabo Verde-Dakar-Mauritania, traer arena de El Aaiún y algún flete esporádico. Líneas, todas ellas, con base en el puerto de Las Palmas. Auténtico e indiscutible ministro del negocio portuario canario. Quien haya visitado los puertos de Abidjan, Dakar, Nouakchott o Nouadhibou, sabe perfectamente que los holdings marítimos franceses, estilo Delmas, CMA CGM, o corporaciones como SNIM, son los que en buena medida gestionan el negocio portuario en gran parte de la fachada atlántica africana. Puertos nacidos de la administración colonial francesa cuya gestión aún está íntimamente ligada a las políticas de la françafique. No seré yo el que vaya a negar la estratégica situación del Archipiélago respecto a algunos países africanos y las consiguientes oportunidades que se podrían generar, pero sí intentaré analizar cuál es el horizonte real y no el panorama que nos venden. Si Canarias quiere ser esa plataforma de entrada al continente que tanto pregonan nuestros políticos, lo primero que hay que hacer es realmente querer hacerlo. Al igual que se están abriendo rutas aéreas, se debe hacer especial énfasis en el negocio portuario, que es el que realmente generará riqueza y volumen comercial. Sólo seremos ese nexo cuando nuestra infraestructura portuaria logré ser un polo logístico para las navieras que llaman al África occidental; base de redistribución la carga containerizada; y aún así, lo tenemos realmente difícil, pues las citadas compañías francesas están diseñadas ex profeso para el negocio que supone suministrar la más amplia gama de manufacturas a sus antiguas colonias. Complicado. De una forma más amplia, no seremos puerta de África hasta que se cambie esa mentalidad prejuiciosa hacia el continente vecino y, a la par, hasta que se generé una demanda más allá de la habitual y pomposa palabrería. No podemos ser rotonda a África si convocamos semanas africanas y acuden diez personas; si se cancelan citas por temor a que no asista nadie; o si seguimos creyéndonos mejor que aquel que llegó en cayuco y resulta que habla cuatro idiomas y tiene una carrera universitaria.

El camino pasa por dar a conocer las realidades africanas y ahí la Universidad de La Laguna está echando el resto con la creación de un máster en estudios africanos; por respaldar a los que deseen invertir; o por dar facilidades fiscales a las empresas para que de cara a África se asienten aquí. Acabo con la iniciativa Gesport. Proyecto que ojalá sea el definitivo pistoletazo de salida para la consolidación del negocio marítimo entre Canarias y los puertos circundantes. A día de hoy, somos una puerta que de cara a África aún está entornada. Una entelequia que aún debe recorrer un largo camino antes de ser esa realidad que muchos anhelamos.

Rafael Muñoz Abad es miembro del Centro de Estudios Africanos de la Universidad de La Laguna cuadernosdeafrica@gmail.com

Original en : Diario de Avisos

Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

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    @CEAULL

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