Mientras que los jóvenes comenzaron un nuevo año escolar en la República Democrática del Congo (RDC) esta semana, muchos padres se preguntan si las autoridades mantendrán el costoso juramento relativo a la gratuidad de la matrícula.
El presidente Felix Tshisekedi, que asumió el cargo en la República Democrática del Congo en enero, se comprometió a asignar 2.600 millones de dólares (2.370 millones de euros) a la educación primaria, lo que representa el 40% del presupuesto anual del país. Su promesa hace referencia a las más de 50.000 escuelas primarias estatales y afectará a millones de niños y niñas que hasta ahora han sido privados de educación porque sus familias no pueden pagar las cuotas.
Las sumas pagadas por los padres incluyen no sólo los costos de admisión e instalaciones, sino también los salarios de los maestros. La pregunta ahora surge con respecto a la posibilidad de que el gobierno pueda realmente cubrir estos costos.
«No lo sé.» Aunque el lunes cortó la cinta simbólica para inaugurar una nueva escuela primaria en el centro de Kinshasa, Tshisekedi reconoció que no podía afirmar si su promesa se cumpliría.
«Esta será una medida que será verdaderamente definitiva y universal en pocos meses», señaló el presidente a AFP al margen de las conversaciones con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. «Tomamos las cosas como venían. No teníamos gobierno, ni presupuesto. Esto se hará. Es mi objetivo primordial», añadió Tshisekedi, quien en agosto nombró un gobierno de coalición que incluye a los aliados de su predecesor Joseph Kabila.
Hay mucho en juego cuando la mitad de los 80 millones de congoleños tienen menos de 20 años, pero el Banco Mundial ha justificado el cierto optimismo presente en la administración del país sobre el crecimiento y las finanzas. «Con 80 millones de hectáreas (200 millones de acres) de tierra cultivable y más de 1.100 minerales y metales preciosos incluidos en la lista, la RDC tiene el potencial de convertirse en una de las economías más ricas del continente y en un motor del crecimiento africano, si puede superar su inestabilidad política y mejorar la gobernanza», escribió el banco en un informe actualizado en abril de 2019.
Pero la antigua colonia belga ha sufrido los conflictos más mortíferos en África desde la década de 1990, mientras que la violencia actual divide a las comunidades y contribuye a crear un clima inestable en el que puede florecer la corrupción, sobre todo en el sector minero. En 2018, la deuda pública representaba el 14,47 % de un producto interno bruto de 72.200 millones de dólares, según una estimación del Fondo Monetario Internacional, mientras que el PIB anual per cápita se estimaba en 814 dólares.
Alrededor del 73 % de la población vive en la pobreza extrema, según el Banco Mundial, la segunda peor tasa al sur del Sáhara. En Kinshasa, la capital de aproximadamente 10 millones de habitantes, dos escuelas públicas visitadas por AFP parecían haber hecho realidad la educación gratuita. «Queridos padres, el aprendizaje es gratuito», anunciaba un cartel a la entrada de la escuela primaria 1 Ngaba, en un distrito de la clase trabajadora.
«El año pasado, los padres pagaron 104.000 francos congoleños (57 euros) tres veces», explicó el director, que agregó que la asistencia gratuita a la escuela se ha duplicado. «Me han devuelto un anticipo de 20.000 francos congoleños (12 dólares) que tenía que pagar», dijo Isabel Kyese, una costurera que vino con tres hijos, y que se muestra encantada con el reembolso.
El Ministerio de Educación Primaria ha anunciado que las clases serán gratuitas en las escuelas donde se han elaborado los presupuestos, lo que supone un total de 30.773 de un total de 51.574, según cifras oficiales. El director Kitemboue se mostró satisfecho ante la posibilidad de que el Estado pagara más que los padres: «Aumentará el nivel de educación y dará valor al maestro».
Fuente: The East African
[Edición y traducción, Álvaro García López]
[Fundación Sur]
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