Protección para los inversores, pero ¿qué pasa con la gente? Análisis de las contradicciones de la inversión en agricultura

11/05/2010 | Opinión

El 25 de abril de 2010, representantes de una multitud de organizaciones y países se reunieron en la sede de los EE.UU de Millennium Challenge Corporation en Washington, alrededor de un panel de expertos, con la intención de dar forma a las políticas y las vidas de millones de personas de todo el mundo.

Entre ellos se encontraban representantes del Banco Mundial, de Japón, de los EE.UU., de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), de los gobiernos africanos y de la Comisión de la Unión Africana. Su objetivo declarado era «facilitar un diálogo entre los representantes gubernamentales, organismos multilaterales, la sociedad civil y el sector privado para explorar, aún más, los avances y las ventajas de los trabajos en curso relacionadas con los principios de una inversión agrícola responsable.»(1)

Otras personas prefieren utilizar un lenguaje más sencillo. Estos sostienen, en el mismo panel de expertos, que la inversión agrícola implica la adquisición de tierras a gran escala para la explotación agrícola industrial en África y otros países en desarrollo, como una usurpación “global” de tierras. Dicen que no hay forma en que ésta puede ser «responsable» porque amenaza a los alimentos, las semillas y la soberanía sobre la tierra de las familias de agricultores, la estabilidad social, la salud medioambiental y la biodiversidad en todo el mundo (2).

Según Devlin Kuyek de GRAIN, la ONG internacional que ha estado llamando la atención del mundo sobre la usurpación de tierras, este panel de expertos fue «un espectáculo de humo y espejos para amortiguar la escalada de la contestación social que amenaza a los inversores que quieren apropiarse de las tierras». Él fue uno de los activistas que viajaron a Washington para protestar frente a la sede de la reunión. Más de 100 agricultores, grupos de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales y grandes coaliciones de todo el mundo han firmado la campaña ‘Stop land grabbing now! “(Parad la usurpación de las tierras) (3).

Los inversores y los promotores de este tipo de inversiones agrícolas en África niegan que se trate de una usurpación de tierras (4). Dicen que las inversiones son positivas, proporcionando puestos de trabajo e infraestructuras, sin representar una amenaza a la seguridad alimentaria, incluso si la comida y los agrocombustibles que producen son para la exportación. Esta postura es comprensible; sería poco realista esperar una evaluación objetiva de tales inversiones extranjeras directas llevadas a cabo por países, corporaciones, bancos de inversión y fondos, y los magnates multimillonarios que se aprovechan de ellas.

Lo que es sorprendente, sin embargo, es que el mismo tipo de retórica sea utilizada por algunos cuyo trabajo es proteger los derechos y las tierras de cultivo, de los agricultores africanos, de la adquisición extranjera abusiva. Con esto me refiero a los jefes de Estado africanos y otros representantes electos del pueblo, así como a algunos que ocupan puestos claves en organismos económicos y políticos regionales de África.

Tomemos, por ejemplo, las opiniones de Sindiso Ngwenya, secretario general de COMESA, el Mercado Común para África Oriental y Meridional. Él llama a la inversión agrícola en la región, en especial a la llevada a cabo por los Estados del Golfo, una «asociación ganar-ganar» (win-win partnrtship) (5). El Ministro egipcio de Inversión, Mahmoud Mohieddin, dice que si los inversores extranjeros explotan un país africano, es culpa del propio país porque los países tienen la obligación de protegerse. En palabras del ministro Mohieddin, “Si tu país no proporciona este tipo de políticas prioritarias en su política de inversión, no culpes a los que vienen a explotar y extraer. El problema de la inversión responsable radica en el gobierno que debe regular todo lo relativo a este tema” (6).

La pregunta es: ¿Son los gobiernos africanos responsables y anteponen la protección de sus propios pueblos, o al menos al mismo nivel que la protección a los inversores? Escuchando a algunos líderes africanos, no parece que sea así (7). Algunos defienden la adquisición de tierras por parte de los inversores en sus países, diciendo que son tierras «vírgenes» o «subutilizadas» o «no cultivadas» o «degradadas» y aplauden la «modernización» de la agricultura a través de la agroindustria que depende fuertemente del uso de semillas importadas, utiliza maquinaria destructiva del medioambiente, productos químicos y el riego masivo. Esto sugiere que saben muy poco sobre la importancia de los barbechos y la resiliencia y de la diversidad de los sistemas agroforestales, o la agricultura sostenible y sobre los conocimientos que tienen sus propios agricultores sobre el uso del suelo, árboles, agua y recursos genéticos de forma sabia y productiva, sobre todo de cara del cambio climático. Sin duda, esto demuestra que no han leído o entendido el estudio más completo llevado a cabo en el campo de la agricultura, la Evaluación Internacional del Conocimiento Agrícola, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development, IAASTD). Fue realizado por 400 científicos durante muchos años y mostró que la producción agro-ecológica es la mejor – la única – con un enfoque sostenible del uso de la tierra. (8) Lo mismo hizo un estudio reciente de la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente queriendo dar una la respuesta adecuada a la crisis alimentaria y el cambio climático (9).

Aún menos comprensible es que algunos dirigentes africanos den la impresión de estar postrándose a los pies de los inversores, compitiendo entre ellos para desbancarse unos a otros, cortejando a los inversores con generosas exenciones fiscales y concesiones. Estos regalos crean dudas sobre cómo los gobiernos africanos, casi carentes de recursos, se pueden beneficiar de tales inversiones.

Así que la pregunta siguiente es: ¿Por qué los líderes africanos muestran tantas ganas de traicionar a sus propios agricultores mediante el arrendamiento de sus mejores tierras (agua, suelos y otros recursos naturales) a los intereses extranjeros? ¿Es sólo por su propia falta de comprensión del valor de la agricultura agro-ecológica y la sostenibilidad del medio ambiente? ¿O es que también están influidos por la ideología importada y los ideólogos neo-liberales de las principales instituciones financieras internacionales? Al parecer, la respuesta va por los dos caminos.

EL BANCO MUNDIAL Y LOS INVERSORES EXTRANJEROS ENCUENTRAN BUENOS AMIGOS EN SIERRA LEONA.

Tomemos el caso de Sierra Leona. Su presidente, Ernest Bai Koroma, dice que quiere gobernar su país “como si fuera un negocio” y que su experiencia en el sector privado como agente de seguros le proporciona el conocimiento necesario para hacerlo (10). El presidente Koroma fue elogiado recientemente por las reformas económicas y políticas que han hecho subir a su país 20 posiciones en el las clasificaciones del informe “Doing Business” del Banco Mundial en los últimos tres años, y que hicieron a Sierra Leona uno de los 5 países más importantes de África subsahariana en lo referente a la protección de los inversores y facilidades para iniciar un negocio. (11)

La importancia de la «protección de los inversores» aparece con frecuencia en las entrevistas realizadas con el equipo creado para promover la actividad empresarial por el presidente Koroma. Su asesor especial para el sector privado, Oluniyi Robbin-Coker, ex miembro de Citibank y de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial (IFC), hace referencia a ello tan a menudo durante una entrevista acerca de la adquisición de tierras a gran escala y la inversión agrícola en Sierra Leona que tuve que le preguntarle si el gobierno está tan ocupado protegiendo a los inversores que se está olvidando de protegerse a sí mismo y de proteger a su pueblo.

«Tenemos que adoptar una visión a largo plazo y bastante amplia», contesta. «Así que en el corto plazo, puede que tengamos que hacer algunas concesiones a fin de permitir que las empresas entren en funcionamiento de forma rentable». Pero se negó a desvelar cuales son, exactamente, los incentivos y exenciones fiscales que el gobierno de Sierra Leona estaba ofreciendo a Addax Bioenergy por su inversión agrícola en el país, la cual se ha convertido en un buque insignia: una gigante plantación de caña de azúcar para producir etanol para su exportación a Europa, para alimentar a los vehículos europeos. Addax Bioenergy es parte de Addax & Oryx Group perteneciente al multimillonario suizo Jean Claude Gandur, quien tiene un largo historial en los negocios de petróleo y minería en África (12).

Incluso si Robbin-Coker no desveló las concesiones que se habían otorgado a Addax Bioenergy en Sierra Leona, la página web de la inversión en Sierra Leona y la Agencia de Promoción de Exportaciones (SLIEPA) dice que los inversores agrícolas disfrutan de unas vacaciones fiscales de 10 años (a pesar de que esta información desapareció más tarde de la página web SLIEPA, casualmente, después de ser citada en los medios de comunicación).

SLIEPA representa un caso muy interesante. Según su director, un firme partidario de la promoción de las inversiones, Raymond Kai-Gbekie, SLIEPA fue establecida por una ley del parlamento de Sierra Leona en 2007 y está financiada por la Corporación Financiera Internacional y el Departamento del Reino Unido para el Desarrollo Internacional (DFID). Al igual que en otros países con “ventanilla única” para los inversores que la IFC ha establecido en muchos países africanos (y en todo el mundo), la misión de SLIEPA de ‘ayudar e informar a los inversores y exportadores”, de entrada, puede parecer casi trivial (13). Cómo ayuda a los inversores, sin embargo, es muy ilustrativo: SLIEPA se jacta de que un nuevo Código de Inversiones ha entrado en vigor, que éste fue diseñado para proporcionar una mayor protección a las empresas que invierten en Sierra Leona… se permite a los extranjeros poseer la propiedad total… no hay una estrategia de discriminación económica o industrial contra los inversores extranjeros, y no se impone límite alguno a la propiedad extranjera o al control.” (14)

Kai-Gbekie se anima mucho cuando recuerda sus reuniones con inversores multimillonarios ilustres, la realeza y dignatarios que asistieron el año pasado al Foro sierraleonés de Comercio e Inversiones, en parte organizado por la fundación del ex primer ministro británico, Tony Blair, the African Governance Initiative. Al preguntarle por qué el foro para promover y vender las oportunidades comerciales de Sierra Leona se celebró en Londres en lugar de en Freetown, Kai-Gbekie responde: “Como nación que cuenta con el respaldo de un activo y energético sector privado liderado por nuestro Presidente, hemos tenido para ir a Londres para darnos a conocer, para decir que se pueden hacer negocios aquí y que tenemos 5,4 millones de hectáreas de tierra de las que menos del 20 por ciento están siendo cultivadas”.

Admite que hay “mucha controversia” sobre si es prudente invitar, incluso ofreciendo a los inversores grandes extensiones de tierras agrícolas de Sierra Leona para producir agrocombustibles para la exportación en un país que todavía está tratando de recuperar su propia seguridad alimentaria después de una larga guerra civil. Luego añade: «En este contexto hemos tenido que buscar “pistoleros a sueldo”, aportados por la Corporación Financiera Internacional, dos señores, Simon Bell y Haarman Julien, que se han unido a nosotros y que nos aportaron argumentos de peso».

Por lo tanto, SLIEPA y la IFC están usando «sicarios» para llegar a «argumentos sólidos» para promover la adquisición de tierras a gran escala para la producción de agrocombustibles – a partir del aceite de palma y la caña de azúcar- para exportar a Europa. Uno de ellos, Simon Bell, fue quien presentó el informe titulado ‘Sugar Opportunity in Sierra Leona” en el Foro de Londres, y fue presentado como un «asesor del Gobierno de Sierra Leona para las inversiones en el sector del azúcar”. (15)

Pero la IFC, con su ventanilla única para los inversores y sus “sicarios” en los ministerios del Gobierno, es tan sólo una de las herramientas que el Grupo del Banco Mundial emplea para abrir el continente a la inversión extranjera directa, y para impulsar las reformas que benefician y protegen a los inversores extranjeros. También existe los servicios de asesoramiento la IFC (FIAS), que «ayudan a los gobiernos a aplicar las reformas necesarias para mejorar su entorno empresarial, y fomentar y mantener las inversiones”. (16)

También existe el MIGA, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones del Banco Mundial. El MIGA protege a los inversores de las pérdidas que puedan sufrir por diversas razones, entre ellas si el gobierno tomara una acción política para proteger a sus propios ciudadanos cuando ve a un inversor causar daño social o la degradación del medio ambiente, por ejemplo.

“MIGA actúa como un “potente freno” a las acciones de un gobierno potencialmente dañino”, dicen los Servicios de Asesoramiento de DeRisk, un agente de mercado autorizado por el MIGA. «La presión del MIGA a los gobiernos anfitriones permite a la Agencia, en la mayoría de los casos, resolver las diferencias». (17)

Con esta poderosa maquinaria del Banco Mundial que trabajan a favor de los inversores, y que lo hace tan estrechamente con y dentro de los gobiernos africanos, parece que, sin lugar a dudas, la balanza ha sido, sistemáticamente, inclinada a favor de los inversores en lugar de la población local. El Instituto Oakland dice que la IFC y el FIAS han sido fundamentales para promover el acceso de extranjeros al mercado de la tierra en los países en desarrollo, amenazando la seguridad alimentaria y a las poblaciones locales, y pide una investigación sobre el funcionamiento de la Corporación Financiera Internacional y la asistencia técnica del FIAS y sus servicios de asesoramiento (18).

Mientras tanto, los propios gobiernos africanos y sus organismos de inversión de ventanilla única parecen haberse convertido en los más fervientes animadores de los inversores.

Esa es ciertamente la impresión que da Raymond Kai-Gbekie en la Corporación Financiera Internacional y en la oficina del SLIEPA (respaldado por DFID) en Freetown. Rechaza mis sugerencias de que los “pistoleros a sueldo» de la IFC que fomentan la inversión en tierras para agrocombustibles en su país no podrían ser las fuentes más objetivas. Luego se lanza a una nueva ronda de elogios tanto para su presidente como para el proyecto de Addax Bioenergy.

«Quiero decirte que la hora del cambio está aquí», dice. «Tenemos un presidente que ha puesto en marcha un programa de cambio y que la agenda para el cambio es un paquete, incluso para los pobres.»Kai-Gbekie ve el proyecto Addax como parte de ese paquete, y me dice que tendrá 6.000 empleados.

Esta cifra contradice las que otros funcionarios han dado para el proyecto y es una de las muchas contradicciones que abundan sobre el proyecto Addax. Mientras Kai-Gbekie me dijo que daría empleo a 6.000 personas, unas semanas más tarde un comunicado de prensa de la Oficina del Presidente Koroma señaló que el proyecto Addax aseguraría 4.000 puestos de trabajo y que costaría 200 millones de dólares (19). El mismo comunicado de prensa cita al director general de Addax Bioenergy, Nikolai Germann, diciendo que tomarían «20. 000 hectáreas de tierra”. Pero la página web de Addax Bioenergy dice que utilizarán 10.000 hectáreas y que el coste del proyecto será de unos 200 millones de euros, y que empleará a más de 2.000 personas (20). El presidente Koroma dice que va a costar 400 millones de dólares y que ocupará unas 30.000 hectáreas (21). El Estudio sobre el Impacto Ambiental, Social y Sanitario (ESHIA) realizado por una consultora sudafricana para el proyecto Addax dice que involucrará 15.500 hectáreas y empleará directamente a 2.200 personas (22). Oluniyi Robbin-Coker, el Consejero especial del Presidente para el sector privado, me dijo, finalmente, que abarcaría 40.000 hectáreas.

En 2008, el gerente de proyectos de bioenergía de Addax, Andrew Turay, fue a Europa a dar una presentación en la Comisión del Parlamento Europeo sobre el Desarrollo Sostenible de la producción de biocombustibles en países tropicales y subtropicales. En su presentación, dijo que el proyecto abarcaría 26.000 hectáreas (23). Y dejó claro que la producción de etanol sería para el mercado europeo.

Sin embargo, en 2009, Turay me dijo que el etanol sería para «uso local y cultivo de exportación». Dijo que la caña de azúcar puede producir etanol y azúcar. Y añadió: «Nosotros importamos una gran cantidad de azúcar en este país, lo que implica que Addax podría ayudar a Sierra Leona a reducir las importaciones de azúcar”. También me dijo que el proyecto producirá entre el 30 y 60 MW de energía renovable a partir de residuos de la caña de azúcar, que serían bombeados a la red nacional. Sin embargo, la página web de Addax dice que la planta de producción de electricidad será capaz de exportar (vender) unos 15 MW a la red nacional, y deja claro que la caña de azúcar es para la producción de etanol y el etanol sólo es para la exportación.

Turay me dijo que el proyecto de Addax produciría etanol durante ‘los próximos 100 años”. El Miembro del parlamento por la zona del proyecto, Martin Bangura, me dijo que Addax emplearía a 4.000 personas directamente y que el contrato inicial era de 50 años, renovables por otros 21 años.

Todas estas contradicciones son las que se dan en las personas que hablan en nombre del proyecto, y que deberían, en teoría, saber de lo que hablan y asegúrese de que están ofreciendo información precisa al público.

El Honorable Martin Bangura se llama a sí mismo el “campeón de Addax” porque él es el «puente » entre Addax y sus votantes. Me dice que para fomentar la confianza entre el proyecto y la gente, a veces tenían que «dormir dos o tres noches en las aldeas”. Su idea de la consulta con la población local es, al parecer, la de ofrecerles todo tipo de garantías, siempre las que le da Addax, y asegurarles que el proyecto aportará solamente beneficios. Si bien afirma que leyó el ESHIA, parece no darse cuenta de los riesgos potenciales que figuran en el informe. Preguntado acerca de la salud y los riesgos potenciales al medio ambiente que producirán las fumigaciones con plaguicidas y herbicidas en las plantaciones, el uso intensivo de fertilizantes, la súper explotación de los ríos y en las parcelas de tierra en sus alrededores en los que se aseguró a la población local que seguiría siendo aptas para el cultivo del arroz, Bangura responde diciendo que Addax había establecido «buzones de sugerencias» y dado a la población local un mes para presentar sus inquietudes y sugerencias. Una mujer de una de las aldeas de la zona me dijo que los buzones de sugerencias «no tienen sentido» ya que la mayoría de la gente local no sabe leer ni escribir.

En las aldeas que se encuentran en la zona del proyecto, incluso entre aquellos jóvenes que dicen estar deseosos de que el proyecto comience para poder ser empleados, no he encontrado a nadie que tenga una idea precisa de la cantidad de tierra o de los terrenos que participan en el proyecto. Un jefe local de la zona, cuya responsabilidad como custodio de las tierras ancestrales realmente debería haberlo movido a protegerlas de la adquisición extranjera, ya ha aceptado un trabajo de conductor de tractor para Addax. Al preguntarle si está preocupado sobre el posible ruido, la contaminación y el daño a las comunidades locales, las granjas y la vida de las personas, respondió que está “muy contento” porque ahora gana 200.000 Leones (alrededor de 50 dólares) al mes y que “además, en el lugar de trabajo tienen electricidad y no tienen que pagar por recargar los teléfonos móviles”.

Veo a un grupo de mujeres trabajando en las tierras de cultivo, que generan suficientes ingresos para enviar a sus hijos a la escuela y para el cuidado de sus familias, pero ni siquiera son conscientes de que el proyecto está a punto de llegar. No encuentro a nadie en la zona que sea consciente de que habrá un uso a gran escala de plaguicidas y fertilizantes químicos en las plantaciones de caña de azúcar que podrían afectar a su salud o a la salud de sus cultivos en las tierras circundantes, o que algunas comunidades tendrán que ser reubicadas. Nadie ha leído el grueso informe de ESHIA – lo que no sorprende con una tasa de analfabetismo cercana al 90 por ciento y, además, no tienen acceso al documento. Algunos tienen miedo de hablar conmigo por temor a las represalias de los que están promoviendo, y que esperan beneficiarse, el proyecto, ya sea por trabajo o por arrendamiento de sus tierras, por las que Addax pagará 12 dólares por hectárea y por año, en un complicado acuerdo que se reparte entre los propietarios, el Distrito y los Consejos de Tribu y el gobierno nacional (24).

El ESHIA identifica varios “problemas / impactos” – sobre la salud humana, sobre el ecosistema natural, incluyendo la contaminación de los recursos acuáticos y suelos por plaguicidas y fertilizantes, que se describen como “moderadamente graves» y recomienda «medidas correctoras», que tendrían que ser supervisadas de forma independiente y cercana durante toda la duración del proyecto. También señala que debido a que el proyecto está buscando financiación de los bancos de desarrollo europeos, ha tenido que respetar «los protocolos de actuación” en lo referente a la sostenibilidad ambiental y social, según lo establecido por nada menos que la agencia del Banco Mundial que ha sido tan activa en la promoción de los acuerdos sobre las tierras – la Corporación Financiera Internacional. (25) ¿El zorro del proverbio no sólo protegiendo sino también fijando las reglas para las gallinas y el gallinero?

Dada la falta crónica de recursos en Sierra Leona para el seguimiento de otras industrias – en particular en el sector de los diamantes – uno tiene que preguntarse si es realista creer que el gobierno será capaz de llevar a cabo el necesario seguimiento del proyecto Addax con independencia y credibilidad (26).

LAS AUTÉNTICAS INVERSIONES AGRÍCOLAS “RESPONSABLES” PROTEGERÍAN A LOS AGRICULTORES Y A SUS TIERRAS DE CULTIVO.

El proyecto Addax Bioenergy en Sierra Leona es sólo un ejemplo de la inversión en agricultura que está en curso en ese país, donde al menos otras tres empresas europeas están tratando de arrendar más de 40.000 hectáreas para plantar palmeras de aceite para producir agrocombustibles para la exportación. Y éste es sólo un caso relativamente modesto en África, donde cientos de acuerdos relativos a grandes extensiones de tierras ya se han firmado y sellado, dando a los inversores y a naciones extranjeras el control de millones de hectáreas de tierras agrícolas de África durante muchos años.

Pero el caso de Sierra Leona revela mucho sobre la forma en que los contratos referentes a las tierras se están llevando a cabo: la información contradictoria que se ofrece sobre ellos, lo que realmente se dice a la gente local (y lo que no se les dice) sobre los altos intereses en juego. También revela la poderosa maquinaria del Grupo del Banco Mundial maniobrando dentro de los gobiernos africanos para promover la asignación de tierras, y los considerables poderes que tienen los inversores que utilizan mucho dinero para influir en los gobiernos y en la opinión pública.

Más importante aún, ayuda a explicar por qué, aun cuando la obligación de los gobiernos africanos es la de proteger a sus propios ciudadanos de la inversiones que los puedan explotar – como dice el Ministro de Inversión egipcio – algunos parecen decididos a proteger a los inversores que están llegando a sus países para «explotar y extraer». La protección de los locales, de sus tierras, del suelo, de los recursos genéticos y sus aguas, ha sido cercenada pieza por pieza, bajo la tutela del Grupo del Banco Mundial y sus socios donantes.

Hasta que los gobiernos africanos no reconozcan el inmenso potencial de sus propios agricultores y las posibilidades del desarrollo sostenible, la diversidad de los sistemas de tradicionales de agricultura, que están tan desesperadamente necesitados de una verdadera y «responsable» inversión agrícola para asegurar la soberanía alimentaria y de semillas y el acceso a micro-crédito y a los mercados, probablemente seguirán protegiendo y favoreciendo a los grandes inversores –y su propias poblaciones rurales pagarán el terrible precio de la usurpación de las tierras.

Joan Baxter

Baxter, Joan. 2010. Dust From Our Eyes: an unblinkered look at Africa. Hamilton, Canada: Wolsak & Wynn. Pp 236 – 244.

Joan Baxter es un periodista canadiense, investigador y escritor científico de desarrollo, y un autor premiado que ha vivido y trabajado en África durante 25 años. Su libro más reciente, el polvo de nuestros ojos, fue nominado para el Premio de la Paz de Dayton literaria 2009 en los EE.UU.

Fuente: pambazuka, 06 de mayo 2010.

Traducción: Chema Caballero

NOTAS:

(1)-12 abril de 2010. Japón, EE.UU. y la Unión Africana celebran una ‘Mesa Redonda sobre las Inversiones Agrícolas Responsables”. http://farmlandgrab.org/12065

(2)- Parar la usurpación de tierras de inmediato. 7 abril-19 mayo, 2010. Campaña de FIAN (Combatiendo el hambre con los Derechos Humanos): «No apoyes a los principios de» inversión responsable en agro negocios» promovida por el Banco Mundial. http://www.fian.org/cases/letter-campaigns/stop-land-grabbing-immediately

(3)- Stop land grabbing now: Di no a los principios de de inversión agro-empresarial «responsable» promovidos por el Banco Mundial. http://farmlandgrab.org/12200

(4)- Dulane, Abdirashid. 11 de abril 2010. No «”land grab” in Etiopía. Japan Times.

Virgo, Pablo. 18 de noviembre 2009. To Grab, Or To invest. IPS News. http://ipsnews.net/news.asp?idnews=49317

(5)- Bladd, Joanne Bladd. 15 April 2010. Arabian Business. http://www.arabianbusiness.com/586105-gulfs-farmland-policy-seen-as-win-win-partnership-for-africa

(6)- Ibid

(7)- Ramkumar, K.S. 7 Aug. 2008. Ethiopia – Zenawi offers huge land to Saudis to grow cereals. Arab News. http://archive.arabnews.com/?page=6&section=0&article=112524&d=7&m=8&y=2008

(8)- International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development (IAASTD). http://agassessment.org/index.cfm?Page=IAASTD%20Reports&ItemID=2713

(9)- 2010. The Environmental Food Crisis: the environment’s role in averting future food crises. A UNEP Rapid Response Assessment. http://www.grida.no/publications/rr/food-crisis/

(10)- BBC News. 18 Sept. 2007. New Sierra Leone leader sworn in. http://news.bbc.co.uk/2/hi/africa/6998687.stm

(11)- Bai Koroma, Ernest (President of Sierra Leone). 22 March 2010. Time for Africa to Get Serious About Investment. Huffington Post. http://www.huffingtonpost.com/ernest-bai-koroma/time-for-africa-to-get-se_b_508463.html?view=print

(12)- Helman, Christopher. 15 Oct. 2007. Trouble is my business. Forbes Magazine. http://www.forbes.com/forbes/2007/1015/099.html

(13)- http://www.sliepa.org/

(14)- http://www.sliepa.org/doing-business

(15)- DFID and IFC. 18 Nov. 2009. Agenda: Sierra Leone Conference: Trade and Investment Forum. http://www.sliepa.org/sites/default/files/documents/Agenda_SLCTIF1_2009.pdf

(16)- FIAS, The Investment Climate Advisory Service. http://www.fias.net/ifcext/fias.nsf/Content/Home

Daniel, Shepard with Mittal, Anuradha. 2010. (Mis)investment in Agriculture: the role of the International Finance

Corporation in global land grabs. The Oakland Institute. http://www.oaklandinstitute.org/pdfs/misinvestment_web.pdf

(17)- Political Risk Insurance. DeRisk. Reducing investment risk in frontier markets and assets. DeRisk Advisory Services.

(18)- Daniel, Shepard with Mittal, Anuradha. 2010. pp 12 and 35

(19)- The Press Secretariat, Office of the President, Sierra Leone. 21 Jan. 2009. Sierra Leone: U.S.$200 Million Bioenergy Project for the Country – 4,000 Jobs Assured. Concord Times

(20)- http://www.addax-oryx.com/AddaxBioenergy/Addax-Bioenergy-Questions&Answers.pdf

(21)- Bai Koroma, Ernest (President of Sierra Leone). 22 March 2010. Time for Africa to Get Serious About Investment. Huffington Post. http://www.huffingtonpost.com/ernest-bai-koroma/time-for-africa-to-get-se_b_508463.html?view=print

(22)- Sugar cane to ethanol project, Sierra Leone. (Draft) Environmental, Social and Health Impact Assessment. October 2009. http://www.cesnet.co.za/publicdocs.htm

(23)- Turay, Andrew. 12 June 2008. Africa’s potential of biomass and production of biofuels under EU sustainability criteria. European Parliament, Workshop: Sustainable biofuel production in tropical and sub-tropical countries. http://www.europarl.europa.eu/activities/committees/studies.do?language=EN p 17.

(24)- Sugar cane to ethanol project, Sierra Leone. (Draft), p 159

(25)- Daniel, Shepard with Mittal, Anuradha. 2010.

(26)- Smillie, Ian (editor). Oct. 2009. Sierra Leone: Everyone wants to be in control and no one is. Diamonds and Human Security Annual Review. Partnership Africa Canada. pp 14 – 18

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