En los últimos 60 años, la isla de Madagascar ha perdido casi el 40 % de sus bosques, lo que ha producido sequías cada vez más habituales y una importante pérdida de biodiversidad.

La desforestación tiene un impacto directo en el medio ambiente: las precipitaciones se están volviendo excepcionales y las sequías están golpeando duramente el sur de la isla provocando una hambruna sin igual. De esta manera, cada vez más personas deciden huir de la isla ante las dificultades para sobrevivir en ella.

Madagascar está pagando un alto precio por los errores medio ambientales cometidos en el pasado. En el sur del país, donde se encuentra la zona protegida del bosque de Tsitongambarika, se están llevando a cabo grandes esfuerzos para reemplazar lo que se ha perdido. El ministro de Medio Ambiente, Baomiavotse Vahinala Raharinirina, declaró:

“El área de Tsitongambarika es una zona protegida de unas 59.000 hectáreas. Gran parte de ella ha sido degradada, lo que implica que 20.000 hectáreas deben ser recuperadas en los próximos años. Igualmente, es totalmente necesario encontrar actividades económicas sostenibles para esta población”.

Augustin Lambo, habitante del bosque, es una de las víctimas de la abusiva desforestación. Percibir las consecuencias medioambientales le llevó a unirse a otros habitantes implicados en el proceso de reforestación:

“La situación es seria, es por eso que decidí unirme a los responsables de esta área protegida en las labores de reforestación. Además, debido a la falta de lluvia y a las sequias ya no puedo cultivar arroz, pero si el bosque volviese tendríamos agua suficiente y podría volver a mi plantación de arroz”.

Fuente: Africa News

[Traducción y edición, Alaitz Saez Suarez]

[CIDAF-UCM]

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