Primeras huellas fósiles de crías de tortugas marinas encontradas en Sudáfrica

6/09/2019 | Crónicas y reportajes

Las crías de tortugas marinas son bonitas. Nos fascinan cuando salen de sus nidos de arena y corren hacia el mar. Pero se enfrentan al peligro instantáneo de las aves voraces y otros depredadores, así que las animamos, esperando que «lleguen» a la relativa seguridad de su hábitat natural, el océano.

Los que tienen éxito en este viaje no regresarán a tierra hasta que sean adultos reproductores, normalmente con 20 años de edad, para enterrar sus propios huevos. Esto significa que sólo dejan huellas en la tierra como crías durante los primeros minutos de vida. Y la mayoría de estas huellas son rápidamente arrastradas por el agua.

Esto hace que encontrar los primeros senderos fósiles de tortugas marinas sea aún más sorprendente. Un equipo de investigación formado por profesionales de Sudáfrica, Estados Unidos y Canadá reveló recientemente la existencia de caminos de tortugas marinas que datan de hace unos 100.000 años, en lo que hoy es la costa sur de Sudáfrica. Se trata de un área que se extiende hacia el este a lo largo de la costa desde Ciudad del Cabo.

Estos trazos datan de la época del Pleistoceno, cuando nuestra especie, el Homo sapiens, estaba emergiendo. El Pleistoceno se caracterizó por la existencia de grandes fluctuaciones en el clima global. Las capas de hielo avanzaron y retrocedieron repetidamente sobre gran parte del hemisferio norte, a medida que el clima se enfriaba y calentaba. Estos cambios se reflejan a lo largo de la costa sur de Sudáfrica por la evidencia de la fluctuación del nivel de los océanos, que en ocasiones se elevó hasta 13 metros por encima de los niveles actuales.

Como nunca antes se había descrito nada parecido a estas huellas fósiles, los investigadores han acuñado el término científico «Marineropodidae», que significa «huellas de pisadas de marinos», para describir la familia de huellas que fueron encontradas. Además, se han creado los nombres de género y especie Australochelichnus agulhasii y Marinerichnus latus para los dos patrones de senderos diferentes, que se asemejan a los que hoy en día dejan las tortugas caguama y laúd respectivamente.

Estas vías preservan un momento increíblemente breve en el tiempo. Y lo que es más importante, hablan de los climas antiguos y de cómo las áreas de reproducción de las tortugas han cambiado a lo largo de los milenios. En la actualidad, estas tortugas anidan a más de 1.000 km al noreste, alrededor de la costa de Santa Lucía y cerca de la frontera con Mozambique. Pero rara vez llegan a tierra a lo largo de la costa sur del Cabo, y la anidación exitosa parece ser excepcionalmente rara. Se infiere que el clima y las temperaturas de la arena eran más cálidas cuando estas pistas fueron creadas.

El equipo de rastreadores, en la búsqueda de huellas fósiles del Pleistoceno en las playas de la Costa Sur del Cabo, ya ha encontrado huellas de humanos, leones, rinocerontes, elefantes, jirafas, dos especies de búfalos, un caballo gigante y varias aves.

Las huellas de tortuga fueron inicialmente identificadas por Jan De Vynck y sus colegas en una gran superficie rocosa en 2016. Eran siete senderos casi paralelos, y el equipo supo deducir que los rastros se dirigían hacia el sur, hacia el mar. Desde entonces se han encontrado otros tres sitios, dos de ellos a pocos kilómetros del primer emplazamiento.

Casi todas las huellas de tortugas fósiles conocidas anteriormente fueron realizadas por especies de agua dulce que vivían en lagos y estanques. Y la mayoría de estas han sido encontradas y estudiadas en el Hemisferio Norte, en Europa, Norteamérica y Asia. Si bien se han reportado rastros de tortugas marinas gigantes en rocas del Jurásico en Europa occidental, diversas investigaciones han revelado que estos fueron hechos por grandes adultos que tocaban el fondo del mar con sus aletas mientras nadaban.

Una pregunta relacionada con nuestro hallazgo es cómo fue posible la conservación de estos trazos. La tesis con mayor aceptación sugiere que fue gracias a que el viento soplara arena fina y seca sobre la superficie de la playa donde las pistas se habían hecho recientemente en arena húmeda que las huellas pudieron preservarse.

Estos senderos contribuyen a la creación de un censo ecológico de la diversa fauna que habitaba la costa cuando la especie humana era joven y vivía cerca de la naturaleza. La ecología ha cambiado en los últimos 100.000 años debido al cambio climático natural y a la actividad cinegética humana. Las huellas y los rastros complementan el registro fósil para ayudar a documentar estos cambios.

Fuente: The Conversation

[Edición: Álvaro García López]

[Fundación Sur]

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