Como consecuencia de la paralización de los préstamos por sus condiciones restrictivas, los pequeños comerciantes están haciendo crecer sus negocios mediante préstamos canalizados a través de sus conexiones con organizaciones no gubernamentales. Estos programas de préstamos liberan a los comerciantes de tener que comprar producto a crédito y devolverlo a los mayoristas en el mismo día. Un sindicato ha obtenido 8 millones de francos (14.000 $) en préstamos desde 2012.
Es un día ajetreado en el mercado de comida de Bamenda, la capital de la región noroeste de Camerún. La sección de tomate, un sector con puestos de sencillas estructuras de madera, está especialmente activo. Algunos comerciantes venden sus tomates desde sus puestos, mientras que otros los venden en cestas de rafia o en plásticos extendidos sobre el suelo.
Es un día lluvioso y hay barro por todas partes, perro el tiempo no interfiere con el comercio. En la parte más recóndita del mercado, cuatro hombres están cargando tomates en un camión con destino a la vecina Nigeria.
Esther Ndasi, una comerciante de tomate durante más de 20 años, está sentada en su puesto lleno de tomates. Comenta que los negocios han ido bien desde que ella y otros comerciantes de tomate constituyeron el Sindicato de Tomates hace cuatro años.
El sindicado toma prestado dinero de la organización sin ánimo de lucro Fundación Visión Camerún o de IVFCam y se lo presta a sus miembros. Antes de que los vendedores comenzaran a obtener los préstamos en 2012, era difícil hacer negocios, dice Ndasi.
“Antes de la existencia del sindicato, yo habría ido a la selva y habría solicitado a crédito 30 cestas llenas de tomates a los agricultores”, comenta, “para luego venir, vender y luego regresar y pagar a los agricultores”.
Cuando los agricultores se negaban a darle los tomates a crédito, ella regresaba a casa con las manos vacías.
“No puedo culparles”, nos dice. “También ellos tenían que hacer sus negocios y en ocasiones necesitaban dinero en el momento”.
Ndasi no puede obtener crédito de un banco pues no reúne los requisitos para la obtención de préstamos, tales como tener una cuenta bancaria, documentación y aspectos complementarios, nos indica.
Sin embargo, actualmente Ndasi obtiene del Sindicato del Tomate préstamos mensuales por un importe de hasta 300.000 francos centroafricanos (530 $). Ella devuelve el préstamo en pequeños plazos semanales de al menos 75.000 francos centroafricano (132 $). Los préstamos le permiten comprar tomates en efectivo.
“Con el Sindicato y los préstamos del IVFCAm, voy a la selva con dinero en efectivo, compro unas 100 cestas de tomates sin problema”, dice.
Muchos pequeños comerciantes en Bamenda han sido incapaces de obtener crédito porque los bancos imponen condiciones rigurosas.
En los últimos años, varias organizaciones sin ánimo de lucro han comenzado a ofrecer crédito para ayudar a los comerciantes a que crezcan sus negocios. Un grupo de comerciantes ha crecido suficiente mente como para prestar sus fondos propios a sus miembros.
Los bancos requieren que los comerciantes cumplan duros requerimientos.
El Banco Nacional de Crédito Financiero, por ejemplo, solo presta a empresarios que han trabajado con el Banco Nacional durante al menos seis meses, indica Humfred Eseni Banjong gerente de la delegación del banco en el vecindario de Kkwen, en Bamenda. Además un solicitante tiene que haber dirigido su negocio durante al menos otros seis meses para ser seleccionado para un préstamo del Banco Nacional.
Antes de aprobar un préstamo para un negocio, normalmente a un interés anual del 15%, el banco valora la viabilidad del negocio del solicitante examinando los ingresos y retiradas de efectivo del depósito del empresario, nos comenta Banjong. El banco necesita al menos una semana para examinar la solicitud de préstamo, durante el análisis un representante del banco realiza un par de visitas sorpresa al lugar donde radica el negocio del solicitante.
Esas condiciones hacen que sea difícil obtener un préstamo del banco para muchos pequeños comerciantes.
Durante los últimos seis años, varias organizaciones sin ánimo de lucro han comenzado a ofrecer préstamos a pequeños comerciantes en Bamenda, nos dice Cordelia Ndagha, la delegada de la división en Mezam del Ministerio de la Mujer y de Familia.
Ndagha no sabe exactamente cuántas ONGs están proveyendo préstamos de negocio. Además de IVFCam, entre las organizaciones se incluyen Refugio de Esperanza, la Iniciativa de la Mujer Para la Educación Sanitaria, Camerún Desarrollo Económico y Esperanza Para la Mujer.
Refugio de Esperanza, que inició su actividad en febrero de 2014, ofrece préstamos sin interés a madres adolescentes.
La vendedora de naranjas de Bamenda, Martha Ndifor, una madre de 19 años, con un hijo, obtuvo un préstamo de la ONG Refugio de Esperanza en abril de 2014.
Antes de obtener el préstamo, Ndifor, pagaba 3.000 francos (5 $) por semana para alquilar una carretilla con la que vender sus naranjas. Ella compraba naranjas por un valor de 64.000 francos (115 $) a otros comerciantes y se comprometía a devolverles el préstamo al final de la jornada de venta.
Ndifor vende naranjas desde 50 (8 céntimos de €) a 75 francos la unidad.
La organización le prestó a Ndifor 64.000 francos (115 $) que ella utilizó para comprar una carretilla y un saco de naranjas.
“La organización Refugio de Esperanza trajo esperanza a mi vida sin esperanza”, comenta mostrando agobio en su expresión.
Ahora Ndifor hace los pagos de su préstamo a su voluntad en lugar de hacerlo con agobio, nos comenta.
Los beneficiarios de las ONGs devuelven el préstamo a medida que pueden, comenta Mokenyu, administrativo de Refugio de Esperanza.
El director ejecutivo de la organización, Gladys Ndang, destina el dinero para el préstamo, haciendo posible la devolución más flexible, nos indica Mokenyu.
La política puede cambiar si la organización busca dinero en otras fuentes, dice.
Hasta ahora, seis madres adolescentes han recibido préstamos de Refugio de Esperanza.
Volviendo al mercado del tomate, los comerciantes cuentan sus beneficios.
Nakinti Nofuru.
Fuente : Global Press Journal.