Es la crónica de un divorcio anunciado. Si se respetan las fechas acordadas en el Acuerdo de Paz de 2005, en Enero del 2011 tendrá lugar un referendum de autodeterminación donde los sursudaneses deberán decidir si continúan en un Sudán unido o si optan por la independencia y crean un nuevo país.
Entre los observadores y analistas políticos, es casi unánime la opinión de que, aún incluso con fallos electorales o incluso descarados sabotajes por parte del Norte, el electorado se decantará clara y masivamente por un SI a la independencia. Ante tal perspectiva, se nota ya que las diferentes partes comienzan a “calentar el ambiente.” Si hace unos cuantos días un prominente político sudanés llegaba a decir la explosiva frase “prepárense para la guerra” y amenazaba con quitarle la nacionalidad y las pertenencias a los sureños que en en posible periodo de independencia se encuentren en el Norte, ahora es Salva Kiir, el presidente de la región del Sur Sudán, el que, a su vuelta de su triunfal visita a los Estados Unidos, acaba de declarar que cuando llegue el día de la votación, lo hará por la independencia ya que la opción de “hacer atractiva la unión” no le ha terminado de convencer y los políticos del Norte continúan engañando al Sur, tal como lo han hecho durante decenas de años.
En todos estos años, Kiir ha tomado una postura fría y equidistante ante la posible posición que tomaría en el referendum. Le convenía dejar la puerta abierta a la unión para no ser acusado de partidista. Ahora – para sorpresa de nadie – ha puesto todas las cartas sobre la mesa y por fin “se ha mojado” declarando abiertamente su opción personal. Imagino que habrá sido esta una decisión meditada, ya que obviamente una afirmación así va a hacer que los próximos meses sean especialmente difíciles: Kiir debería despedirse ya de cualquier apoyo tácito o manifiesto por parte de sus hasta ahora aliados del Norte (aunque lo fueran simplemente de nombre). La suerte está echada y cada uno sabe ahora a qué atenerse.
Las palabras de Kiir posiblemente provocarán una cascada de posicionamientos del SPLM (su partido del Sur) declarando que el movimiento votará en bloque por la independencia. La opción que se le dio al Norte de trabajar en el Sur para hacer atractiva la idea de un Sudán unido no ha convencido a nadie (según el presidente Kiir el Sur Sudán recibe un 25% de los beneficios petroleros cuando tiene derecho a un 48%) y los sureños tienen claro que si siguen unidos al Norte seguirán siendo lo que siempre se les ha hecho creer que eran: ciudadanos de segunda clase en su propio país.
La separación no será la panacea de todos los males. Es más, los problemas internos y externos de un incipiente Sur Sudán independiente no han hecho más que comenzar, pero en esta opción se quitan de en medio el principal factor del retraso y la opresión del Sur Sudán. El resto se verá después.
Se están llevando a cabo ya algunas reuniones para analizar y preparar los diferentes escenarios posibles después del referendum. Ni que decir tiene que ya se están discutiendo los términos y la contingencia de un sonado divorcio que marcará un antes y un después en la historia, la economía, la vida social y cultural de la región, más allá de las fronteras sudanesas. Parece ser que el optimismo del presidente Kiir viene avalado por el apoyo que su gobierno del Sur Sudán dice haber recibido de la administración Obama. Si la comunidad internacional mira para otro lado, no sería una locura pensar de que pueda haber una vuelta a las armas. Si por lo menos esta vez se pone las pilas, quizás consiga que los contendientes en este divorcio no lleguen a las manos.
Original en http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php
