Presentación del libro “Redes Migratorias e Inserción Laboral de los Guineoecuatorianos” de Juan Riochí Siafá, por Flavia Garrigós

14/03/2016 | Bitácora africana

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La Fundación Universitaria Española (FUE) y el Grupo Editorial SIAL Pigmalión organizaron el pasado viernes, 11 de marzo de 2016, la presentación de la obra de Juan Riochí Siafá, “Redes Migratorias e Inserción Laboral de los Guineoecuatorianos”, en lasede de dicha Fundación.

El autor, Juan Riochí procede de Guinea Ecuatorial, de los pueblos bubis de Bioko: Rebola y Basilé Bubi. Es laborista y asesor jurídico laboral. Realizó los estudios de bachillerato en el Seminario Menor de Banapá (Bioko). Se trasladó a España para servir en el ejército. Más tarde, se graduó en Relaciones Laborales y Recursos Humanos en la
Universidad Complutense de Madrid (UCM), especializándose en Derecho Laboral, Seguridad Social y Extranjería en la Escuela de Práctica Jurídico-Laboral del Excmo. Colegio Oficial de Graduados Sociales de Madrid. Es fundador y presidente de la Asociación de Escritores de la Isla de Bioko (AEIB), miembro de la Asociación Española de Africanistas y colaborador de la ONG Sos-Racismo. Actualmente, realiza sus estudios de Máster en Administración y Dirección de Empresa de la Escuela de Negocios de ESIC (Business & Marketing School) y en Igualdad de Género en las
Ciencias Sociales de la UCM.

Juan Riochí, como guineoecuatoriano, se vio tentando, tal cual afirmó en la presentación, a realizar un estudio sociológico, analizando el estado laboral y social de los emigrantes guineoecuatorianos en España, para intentar dar mayor visibilidad a esta trayectoria migratoria de un colectivo discriminado desde hace mucho, a pesar de compartir un pasado con España.

Para elaborar su estudio, compone la obra en dos apartados. La primera parte se centra en el recorrido histórico de la colonización hasta la independencia con referencias a cuestiones de la situación actual de Guinea Ecuatorial. Expone los orígenes, pueblos, cultura, costumbres y situación sociopolítica de los guineoecuatorianos. La segunda parte se centra en los diferentes aspectos de la emigración de esta población a España: las dificultades para acceder al mercado laboral, las redes familiares y sociales así como los lugares de encuentro y ocio, las asociaciones culturales, entre otros temas relevantes.

La presentación de la obra la llevaron a cabo Basilio Rodríguez, Presidente del Grupo Editorial SIAL Pigmalión, Justo Bolekia, académico correspondiente de la RAE y catedrático de la Universidad de Salamanca, Gloria Nistal, escritora y fotógrafa y
Antonio Berzal, vicepresidente del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Madrid. Se esperaba la asistencia de Mbuyi Kabunda, presidente de la Asociación Española de Africanistas y profesor de Relaciones Internacionales y Estudios Africanos, pero por motivos académicos no pudo asistir.

En primer lugar, tomaría la palabra Basilio Rodríguez, el cual anunció que ésta era una tarde especial, porque Juan Riochí presenta su primer libro que aborda un tema muy complejo. Se alegra de ello, puesto que, como recordó, se había realizado un estudio de los becarios guineoecuatorianos, cuyos resultados no fueron satisfactorios para la Administración española y no se dieron a conocer. Por esa razón, porque eligiera la Editorial SIAL para su trabajo, y por la paciencia e inteligencia para pulir el libro hasta
crear una obra de consulta obligatoria, le dio las gracias. Tras presentar a los miembros de la mesa, cedió la palabra a Justo Bolekia, no sin antes recordar que este académico es uno de los autores más prolíficos e iniciador de la colección con Casa de África.

Comenzó recordando cuando Juan Riochí le dio el escrito. Le dijo que debían darle la vuelta: “Le hice trabajar como a un negro”, bromeó. Afirmó que existe un profundo desconocimiento en España sobre la realidad africana y sobre los negros que viven aquí. Manifestó que la obra de Juan Riochí es, para los guineoecuatorianos en España, un
recordatorio del pueblo.

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Continuó explicando que existen tres tipos de inmigrantes: desnudos –los que iban en las bodegas de los barcos hacia América-, los vestidos –nosotros, en referencia a él y a los guineoecuatorianos asistentes- y los mojados –los que llegan en pateras con
diferentes destinos-. Ante la situación respecto a estos últimos, opina que Europa ha sentido miedo. Y, aun habiendo investigaciones de estudiosos conocidos sobre la reacción de la inmigración en otros países, en España esto no existe, por lo que el libro Juan Riochí hace referencia a algunas de las preguntas que puede hacerse un guineoecuatoriano: “¿Cómo llegué aquí?, ¿Como español o como bubi?”, para después dudar acerca de que pudo creer que llegó a España como uno más, pero aquí es considerado como un extranjero, por mucho que se comparta parte de la cultura. Por esta razón, citando a Ng?g? wa Thiong’o, añadió: tenemos que descolonizar nuestras mentes, pensando en quiénes somos, pensando en “nuestras esquizofrenias”. A esto, sumó que hay algo que no se debe olvidar: la negritud, pero no pensando en la negritud de la que hablaban Senghor o Césaire, sino la que obliga a seguir unos dictados para aguantar en el trabajo y para poder vivir, porque de no ser así, afirmó, no se podría. Las ayudas para los inmigrantes sin medios, proseguía, no llegan, por lo que ese apoyo
proviene de familiares. También, surgen uniones, los descendientes –afroespañoles- sin referencia cultural del lugar de procedencia de sus padres, que siguen siendo tratados como inmigrantes. Por esto, tendría que haber un cambio político y legislativo, que no admita solamente a aquellos que por llegar con “bastante dinero” dejan de ser “esos inmigrantes”.

Tras esta exposición, se dirigió a Juan Riochí: “Me has hecho trabajar como un condenado”, le dijo. Le invitó a que él mismo continuara en esta labor, apelando a la solidaridad. Dirigiéndose a los asistentes en general, compartió su deseo de que todos aprendieran de esta obra; dirigiéndose a los guineoecuatorianos que se encontraban allí, les pedía que se plantearan qué les quedaba de su cultura, si “los de extranjería” tienen
razón y da igual que unos sean bubis, otros fang, otros cameruneses y, al final, son todos tan sólo negros.

Llegaría el turno para la escritora y fotógrafa, Gloria Nistal, a la cual Basilio Rodríguez presentó como una persona polifacética y sumamente unida al continente.
Gloria Nistal confesó que era bastante difícil hablar después de Justo Bolekia: “Él es como la estrella del rock”, bromeó. Agradeció a Juan Riochí la oportunidad de conocer su obra, que le ha encantado. Explicó el motivo de su presencia en la mesa. El 16 de noviembre de 2015, se inauguró su Exposición Fotográfica y se presentó su obra
“Miradas de África. Mirando a un Continente”(1) , también de la Editorial SIAL Pigmalión, en el Colegio Mayor Nuestra Señora de África. Durante la exposición, Juan Riochí le pidió permiso para usar una fotografía como portada de su libro. Aceptó y afirmó sentirse alagada después de conocer la obra, siendo ya de por sí una enamorada de Guinea Ecuatorial. En este sentido, ella, como había dicho Justo Bolekia en referencia a sí mismo, también se considera blanca y negra, aunque difiera en ciertos aspectos con las ideas de éste último en referencia a la enculturación, por ejemplo, ya
que esto lo lleva a cabo todo aquel que se va lejos de sus raíces. Añadió que en el fondo, todos somos mestizos.

Otra razón de su presencia en la mesa, continuó, es su puesto como vocal de la Asociación Española de Africanistas y el de directora en el Centro Cultural de Malabo entre 2005 y 2008, periodo durante el cual se publicaron más de cuarenta libros.

Centrándose en la obra de Juan Riochí, confesó su agrado al poder revisar a través de ella la historia de Guinea Ecuatorial y encontrar documentos muy valiosos, fotografías y testimonios de la historia, recogidos en la segunda parte de este estudio, dando especial
importancia al trabajo de campo: a las entrevistas, los testimonios, etc. Declaró haber sido una escéptica antes de leerlo, pero que en realidad va más allá de lo que pudo imaginar e invitó al autor a continuar con el estudio, puesto que lo considera necesario, ya que su obra es la primera que trata este tema.

Tomaría la palabra Antonio Berzal, autor del prólogo, a quien Basilio Rodríguez presentaría como el mayor seguidor de la creación de la obra. Introdujo un pequeño recorrido por su biografía profesional. De esta forma, como se ha nombrado es vicepresidente del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Madrid, diplomado en Relaciones Laborales, licenciado en Ciencias del Trabajo y Derecho, graduado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos y Mediador Internacional Civil y Mercantil.

Antonio Berzal comenzó haciendo referencia a un hecho que había comentado Justo Bolekia. Éste había narrado que acababa de volver de Guinea Ecuatorial, donde los pueblos de Bioko le habían hecho un homenaje en el Centro Cultural de Basupú, por su compromiso por la perpetuidad de la lengua bubi. Una anécdota de ese viaje es que una
chica le había dicho que se esperaba a un hombre más grande (de estatura), dato ante el cual los asistentes a la presentación rieron. Haciendo referencia a esto, Antonio Berzal, recordó a su difunta madre y a todos sus hermanos que, como él, son bastante altos. Su madre le decía, según narraba, que el hombre no se mide por su altura, por lo que le daba las gracias a Justo Bolekia por las palabras regaladas, que, sin duda, le habían emocionado.

Llevó a cabo un recorrido histórico, para llegar a la conclusión de que las personas de las que trata la obra de Juan Riochí no están de paso y que, fuera cual fuese su situación, han de ser tratado como personas, con derechos, con un marco legal a favor de la integración; en el ámbito social, con respeto e igualdad. Admitió haber llegado a la
conclusión de que en España cuesta mucho decir la palabra “racismo” o aceptar que la xenofobia existe a nivel social y en las organizaciones tanto españolas como occidentales en general. Añadió, dando la razón a un aspecto argumentado ya por Justo
Bolekia en varias ocasiones, que sería necesaria la utilización de la discriminación positiva.

Concluyó dirigiéndose a Juan Riochí, definiendo su obra como testimonio de parte de la historia, agradeciendo, asimismo, que se haya acordado de él en su proceso, en el cual sobrepasa la contradicción del dicho: “La experiencia es un peine que a veces, sólo a
veces, nos da cuando somos calvos.”

Basilio Rodríguez procedería a la presentación del autor Juan Riochí, confirmando la importancia que tiene para la Editorial SIAL publicar una obra de estas características.

La editorial lleva veinte años publicando libros en el intento por ahondar en las culturas africanas. Estos años y publicaciones, como afirmó, ofrecen consciencia, esto es, conocimiento de la historia común y de la deuda con Guinea Ecuatorial; una historia sin
la cual España no sería la misma

Continuó narrando los inicios de la editorial. Cuando ésta comenzó a dar sus primeros pasos, sabían que era importante apostar por el tema africano, pero que aunque durante muchos años han intentado encontrar trabajos que ayuden a entender la situación de los guineoecuatorianos en España, no eran tan analíticos o no eran a nivel nacional, sinoregional. Por lo tanto, considera que el trabajo de Juan Riochí debe ser un referente en los estudios africanos en este país, puesto que existen problemas que se pueden
combatir con información, con conocimiento, y su obra puede formar parte de ese conocimiento a recibir.

Tomaría la palabra el autor de la obra, Juan Riochí, que comenzaría agradeciendo la asistencia a todos los presentes, la amabilidad de Gloria Nistal por cederle la fotografía para su portada, a Justo Bolekia y a su profesor Antonio Berzal por ayudarle y aceptar sus peticiones y a Basilio Rodríguez por confiar en él.

Comenzó haciendo referencia a su vocación, en la cual está relacionado Justo Bolekia. Le conoció a través de su obra “Löbëla” en el Centro Cultural de Malabo, donde además encontraría muchos más títulos suyos. Bromeando dijo “Éste no puede ser bubi.”, para inspirarse seguidamente, “Tengo que ser como él”. Doce años más tarde, lo conoció en Salamanca. Sin embargo, fue Justo Bolekia quien se acercó a hablar con él: una pulsera le hizo reconocer a un chico del pueblo. Juan Riochí le pidió consejo para convertirse en escritor y, aunque se lo dio, por el momento no lo puso en práctica. Más tarde, coincidió con él en Madrid y le volvió a decir lo mismo, pero él estaba muy ocupado. Juan Riochí volvió a bromear: “¡Pensé que este hombre no quería que fuera escritor!”. Optó por no repetirse para no parecer pesado. Cuando acabó el libro, habló con Basilio Rodríguez y
éste le dijo: “¿Conoces a Justo Bolekia?” Como narró, en ese momento pensó para sus adentros: “¡Ay, Dios!”. Al final resultó que el editor le preguntó a Justo Bolekia si debían publicar su obra y éste le contestó: “Ya lo miraremos”. Lo que Basilio Rodríguez le dijo a Juan Riochí fue: “Todo depende de Justo”. Al fin, se citaron, pero éste afirmaba
que el libro estaba demasiado verde, que debía tener paciencia y escribir algo que marque a la gente y que tenga sello propio. Como confesaba el autor con gran pesar: “Me pasé todas las navidades escribiendo, hasta el 24 de diciembre. Lo pone en los gradecimientos.” Sin embargo, admitía que después de todo entendía lo que Justo
Bolekia había hecho con él: una transformación, que hace que esté atento, que cada palabra que escriba la reflexione.

Continuó dirigiéndose a Gloria Nistal. “A ella también la conocí leyendo”, dijo. “Es de esas mujeres que piensas que no son humanas”, añadió seguidamente. Fue en la presentación de esta fotógrafa y escritora, después de asistir durante años a muchas
presentaciones para saber qué debía hacer para publicar, donde se quedó con la imagen que, más tarde, estaría en la portada de su libro.

Respeto a Antonio Berzal, afirmó que era un profesor, que se ponía a la altura de los estudiantes; la clase de profesor que llega al aula pero no dice todas las carreras que tiene, por lo que él buscó información para saber quién era. Vio en Internet su extenso currículum. Más tarde, comprobaría que era de esa clase de personas con las que cuesta hablar. Le pidió que hiciera el prólogo de su libro, aunque en un principio como le pasó con Gloria Nistal, pensó que se negaría. No fue así, por lo que les dio las gracias a ellos dos y a Basilio Rodríguez por su confianza, capacidad de escucha y valoración, aunque “al principio tuve miedo de tocar al timbre de la editorial”, admitió.

Centrándose en el libro, explicó que la primera parte la realizó para que el lector sesituara; para que unos conozcan y otros recuerden. Al querer hacer un trabajo en la universidad, explicaba, lo primerísimo que se hace al comenzar el estudio es mirar en Internet. Sin embargo, añadía, cuando intentó buscar datos acerca de la inmigración
guineoecuatoriana, los resultados eran genéricos de la inmigración africana, como si a los guineoecuatorianos no se les reconociera. Por esta razón, realizó entrevistas, llevó a cabo charlas con la comunidad, etc., pero no resultó ser una tarea fácil. Se preguntaba qué era lo que debía decir y lo que no; si debía recurrir a las asociaciones y qué dirían
éstas. Su libro intenta enfatizar la existencia de los uineoecuatorianos en España y dónde se encuentran. Cuestiones como por qué una gran parte de la población bubi vive en Fuenlabrada, por ejemplo.

Concluyó confesando que escribir es una tarea muy difícil, como una mina que cuando la pisas, no hay vuelta atrás: noches sin dormir, búsqueda de datos interminables… “Es un compromiso con el lector, porque escribes para que te lean”, dijo, por lo que prometió seguir escribiendo sobre Guinea Ecuatorial y sobre la realidad española, esperando que la gente pueda leer sus libros y que aparezcan más jóvenes con ansias de escribir. A esto, añadió, que la mayoría de los guineoecuatorianos que escriben no lo hacen por vocación sino por obligación moral, para que su cultura y sociedad sea
visible, y es por esa razón por la que agradece a Justo Bolekia todas sus obras.

Bromeando afirmó que “Es bueno que los jóvenes aparezcan y continúen porque Don Justo se hace mayor”.

Finalizó reconociendo que hay muchas cosas que quiere decir a través de los escritos, pero que, como Justo Bolekia dice, lo hará despacio.
Como última intervención, Basilio Rodríguez reconoció su agrado al saber que “Löbëla”, la obra que Juan Riochí descubrió, estuviera en el Centro Cultural de Malabo, ya que tenían la ilusión de que estos libros llegaran a África. Por este motivo, Justo Bolekia cantó, como en otras ocasiones, la primera estrofa del poema “Löbëla y Úri”, de dicha obra.

(1) Garrigós Cabañero, Flavia (2015) Miradas de África. Mirando a un continente” http://www.africafundacion.org/spip.php?article22452

Autor

  • Garrigós Cabañero, Flavia

    "Nacida en Almansa, el 22 de agosto de 1990, Flavia Garrigós es Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos por la Universidad Autónoma de Madrid. Secretaria de la Asociación Española de Africanistas (AEA), ha sido colaboradora de la Cátedra UNESCO de Estudios Afroiberoamericanos y ha realizado numerosos cursos y seminarios sobre África y su diáspora."

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