El Papa Francisco, gracias a su colaboración con el Gran Imán, Ahmad Al-Tayyeb, con el Patriarca de Moscú y toda Rusia, Kirill, y con otros líderes mundiales, lanzó, a través de un video mensaje, uno de sus grandes temas: un gran pacto global para “transformar” la educación en todo el mundo, para involucrar a todos los poderes, de modo que “no haya lugar para esta virulenta pandemia de la cultura del descarte”.
La catástrofe educativa actual puede llevar a 10 millones de niños a abandonar la escuela, aumentando una brecha educativa ya alarmante, con más de 250 millones niños, en edad escolar, excluidos de cualquier actividad educativa.
Educar es capacitar a los jóvenes para ser pioneros de su propio desarrollo integral, a nivel personal, familiar, social y global. Empoderados por una educación integral, los jóvenes podrán construir un mundo más humano y solidario, para superar el egoísmo de los fuertes, el conformismo de los débiles y las ideologías de los manipuladores.
En la actual situación de crisis sanitaria, económica y social, consideramos que es el momento de firmar un pacto educativo global para que las generaciones más jóvenes, se involucren en su formación personal, familiar y profesional. Así podrán ser líderes íntegros, para gestionar los recursos, los servicios de salud y educación, y promover un desarrollo ético y sostenible para todos.
Una llamada basada en estos compromisos:
• Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona, su valor, su dignidad, para hacer sobresalir su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la realidad que la rodea.
• Escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes a quienes transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y de paz, una vida digna para cada persona, acogiendo a los más vulnerables.
• Tener a la familia como primera e indispensable educadora.
• Comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso, para que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la familia humana en la perspectiva de una ecología integral.
• Salvaguardar y cultivar nuestra casa común, protegiéndola de la explotación de sus recursos, adoptando estilos de vida más sobrios y buscando el aprovechamiento integral de las energías renovables y respetuosas del entorno humano y natural.
“Hacemos un llamamiento de manera particular a los hombres y las mujeres de cultura, de ciencia y de deporte, a los artistas, a los operadores de los medios de comunicación, en todas partes del mundo, para que ellos también firmen este pacto y, con su testimonio y su trabajo, se hagan promotores de los valores del cuidado, la paz, la justicia, la bondad, la belleza, la acogida del otro y la fraternidad”
«Es hora de mirar hacia adelante con valentía y esperanza. Que nos sostenga, por tanto, la convicción de que en la educación se encuentra la semilla de la esperanza: una esperanza de paz y de justicia. Una esperanza de belleza, de bondad; una esperanza de armonía social»
“Así tenemos que seguir: todos juntos, cada uno como es, pero siempre mirando juntos hacia adelante, hacia esta construcción de una civilización de la armonía, de la unidad, donde no haya lugar para esta virulenta pandemia de la cultura del descarte. Gracias”.