La fuga de cerebros es uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el sistema de salud nigeriano, ya que está implicando una dramática reducción del número de médicos. Las razones detrás de la salida del país de estos profesionales varían dependiendo del punto de su carrera en el que se hallan. Por ejemplo, muchos se van directamente tras graduarse motivados por la opción de conseguir una formación práctica de residencia internacional. La mayoría de estos médicos no vuelve a Nigeria, ya que prefieren trabajar en un lugar en el que sus conocimientos y habilidades recién adquiridos puedan ser utilizados mejor.
Otro de los grupos que deciden dejar el país es el de los que lo hacen entre 5 y 10 años después de graduarse, a menudo buscando mejores condiciones salariales. Por último, aparecen los que deciden irse tras haber recibido una formación especializada. Estos especialistas, que son los médicos más competentes, encuentran mejores perspectivas de futuro en otros países.
Este éxodo ha llevado a una bajada de la calidad del servicio sanitario debido a la falta de personal cualificado. Y Nigeria no ha sido capaz de sobreponerse al problema básicamente porque no ha habido intentos para ello. El gobierno no parece preocupado, y es que no se trata de una tendencia nueva. Nigeria aparece como uno de los 20 mayores exportadores de médicos a nivel mundial según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Los indicadores de salud continuarán probablemente en caída libre si no se implementa un plan agresivo. Más médicos dejando el país conllevará eventualmente una seria carencia de personal, lo que se traducirá a su vez en estrés y protestas por parte de los profesionales que se queden. Los pobres no podrán acceder a la atención médica, mientras que los ricos viajarán a otros países.
Los políticos africanos, incluyendo los nigerianos, responsables de mejorar el sistema sanitario a menudo se van al extranjero cuando necesitan una atención médica especializada, generalmente a Europa, Estados Unidos y Asia. Y la población general se gasta en total más de mil millones de dólares americanos al año en lo que ya se conoce como turismo médico.
Los bajos sueldos representan una de las principales razones de esta tendencia migratoria, sobre todo para aquellos médicos que llevan poco tiempo en el sector y tienen una familia a su cargo. Además, el pago se produce de forma irregular y tardía cada mes en muchos estados, lo que afecta no solo a los médicos sino también a muchos funcionarios. Otro de los factores tiene que ver con las pobres condiciones laborales, lo que incluye el tener que trabajar horas extra debido a la falta de personal y de equipamiento de diagnóstico, o incluso para complementar el salario base.
Estos problemas emergen de la escasa financiación por parte del Gobierno nigeriano. En 2019 únicamente el 3,9 % de los presupuestos fueron destinados a la sanidad, lo que contrasta tremendamente con el modelo de gasto sudafricano, del 13.5% para el mismo periodo. En 2001 los países de la Unión Africana (UA) se reunieron y marcaron como objetivo que al menos el 15% del presupuesto anual debería estar destinado a mejorar el sector de la sanidad. 10 años después, este compromiso solo había sido cumplido por Mauricio, Seychelles y Eritrea.
La falta de financiación ha llevado a una escasa remuneración y al recorte de los gastos en hospitales, por lo que los centros están a menudo obsoletos. Además, las pobres infraestructuras del país, incluyendo la baja calidad de la educación, el mal estado de las carreteras y el inestable servicio de electricidad y agua potable, hacen que a menudo las condiciones de vida se vean comprometidas, mientras que las perspectivas de futuro continúan siendo pesimistas.
Para darle la vuelta a esta tendencia, el gobierno debería crear un ambiente propicio que asegure las oportunidades de empleo y reduzca la pobreza. Mejores sistemas de transporte, educación asequible y funcional y seguridad, entre otros aspectos, deberían acompañar un sistema de salud mejorado. Si estos factores no se abordan de forma conjunta los médicos, junto a otros profesionales, continuarán saliendo de Nigeria. Otras estrategias, como la concesión de incentivos económicos, ayudarían también a evitar la fuga.
Un cuerpo centralizado dedicado a la planificación de los recursos humanos debería ser implementado, ya que así se aseguraría un continuo aumento del número de trabajadores del sector de la sanidad a través de la coordinación y la predicción del número de graduados. Está previsto que la aplicación,tanto del proyecto de ley de los derechos de los pacientes como del seguro de salud nacional sea sometida a examen. Sin políticas que conduzcan a crear un seguro accesible para todo el mundo estos proyecto legales no tendrán el impacto deseado.
Olayinka Stephen Ilesanmi
* Profesor del Departamento de Medicina Comunitaria de la Universidad de Ibadan.
Fuente: The Conversation
[Traducción y edición: Álvaro García López]
[Fundación Sur]
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