¿Por qué las cosas siempre se desmoronan en África?

21/01/2011 | Opinión

Dictadores de imitación y democracias de chiste en África

Costa de Marfil, diciembre de 2010. Laurent Gbagbo dice haber ganado las elecciones presidenciales. Según la Comisión Electoral Independiente (CEI) de Costa de Marfil el ganador con un margen de nueve puntos ha sido el ex ministro Alassane Ouattara. También según la Unión Africana, la Comunidad Europea, la Comunidad Económica de los Estados del África del Oeste (ECOWAS), Naciones Unidas, Estados Unidos, la Unión Europea el ganador es Ouattara. Gbagbo es, simplemente, el último dictador africano que ha robado elecciones descaradamente, ha hecho el corte de manga al pueblo, se ha reído de la comunidad internacional y se ha aferrado al poder como un percebe a un barco hundido.

Etiopía, mayo de 2010. Meles Zenawi dice haber ganado las elecciones parlamentarias con un 99.6%. El Equipo Central de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea declaró sobre esas elecciones que “había una carencia total de igualdad de condiciones”, y que “no cumplían con las normas internacionales”. Lo que quiere decir traducido del lenguaje diplomático: las elecciones fueron robadas. Y lo mismo sucedió en las elecciones de mayo de 2005.

Sudán, abril de 2010. Omar al-Bashir se adjudica la victoria por casi el 70% de los votos. El EU EOM declara que “las deficiencias en el marco jurídico y electoral en el entorno de la campaña provocaron el hecho de que no se cumplieran algunas de las normas internacionales de las verdaderas elecciones democráticas”. Traducción: Al Bashir robó las elecciones.

Níger, febrero 2010. Un grupo de militares que se hace llamar El Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia (CSRD) irrumpe en el palacio presidencial de Níger y secuestra al presidente Mamadou Tandja y sus ministros. En 2009, Tandja había disuelto la Asamblea Nacional y montado un “Tribunal Constitucional” para asegurar su presidencia de por vida. Las elecciones presidenciales estaban previstas para el mes de enero de 2011.

Zimbabue, marzo de 2008. En la primera ronda de las elecciones, Morgan Tsvangirai obtuvo el 48% de los votos frente al 43 % de Mugabe. Tsvangirai se retiró de la segunda vuelta de las elecciones, en junio, después de que Mugabe impusiera una fuerte represión contra los partidarios de Tsvangirai. Mugabe se hizo con la victoria. La Unión Africana pidió un “gobierno de unidad nacional”. El ex presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki, actuó como mediador y Tsvangirai aceptó ejercer de primer ministro. Se hizo que pareciera que unas elecciones robadas habían sido elecciones-no robadas.

Kenia, diciembre de 2007. Mwai Kibaki se proclamó a sí mismo ganador de las elecciones presidenciales. Tras el asesinato de mil quinientos kenianos debido a la violencia después de las elecciones, y unos 600.000 desplazados, se le interpuso a Kibaki una presión intensa internacional, que finalmente se mostró de acuerdo con admitir a Raila Odinga como primer ministro en un gobierno de coalición. Otras elecciones robadas en África.

Increíbles fraudes electorales, irregularidades en las votaciones, compra de votos, intimidación de los votantes y del partido de la oposición, falsos registros electorales, amaño del colegio electoral, corrupción en miembros de la comisión, etc, han sido algo común en otras partes de África como Ruanda, Uganda, Nigeria y Egipto. En 2011, se celebrarán “elecciones” en Chad, en la Republica Centroafricana, Madagascar, Uganda, Zambia, Nigeria y otros países. ¿Seguirán cometiéndose fraudes electorales? Sólo hay algo seguro: en enero, el referéndum de la independencia del Sur de Sudán se celebrará con pocas dudas de cuáles serán sus resultados.


¿Tendrá lugar una Guerra civil en la Costa de Marfil?

La tragedia sobre el caso de Gbago, que un día fuera profesor universitario, es que fue uno de los valientes líderes de la Costa de Marfil que lucharon contra las dictaduras civiles y militares. Fue el jefe de la oposición al presidente de por vida Félix Houphouet-Boigny. Hoy Gbagbo quiere convertirse en una reencarnación del presidente Féliz Houphouet-Boigny. Después de una década en el poder, Gbagbo se ha vuelto adicto a la buena vida (la dolce vita) de la dictadura. Se dice que tiene el apoyo del ejército del país. Él controla el sur y los “rebeldes” controlan la mayor parte del norte, dónde se apoya a Ouattara. Para complicar más las cosas, según algunos informes los dos contrincantes en esta crisis están reclutando forajidos remanentes del sanguinario ejército liberiano de Charles Taylor, con lo que una tormenta perfecta de guerra civil planea sobre Costa de Marfil. ¿Se dirige Costa de Marfil hacia la repetición de la guerra civil de dos años que comenzó en 2002? A menos que Gbagbo se retire del poder pacíficamente, parece inevitable que la violencia y el conflicto vuelvan a reinar en Costa de Marfil, destruyendo miles de vidas y la economía de uno de los países más prósperos de África.

La comunidad internacional dirigida por Estados Unidos y Francia parece estar orquestando una diplomática presión, sanciones económicas y limitando el acceso a los fondos del banco regional de África del Oeste para obligar a Gbagbo a retirarse. Se dice que ECOWAS (un grupo formado por una docena de países de África del Oeste) está considerando actuar militarmente; pero hay pocas pruebas de que tenga capacidad para realizar una ofensiva militar que logre derrotar a las tropas de Gbagbo. Gbagbo ha dado a entender que en caso de que se ejerza una acción militar para derrotarle, tomará represalias contra los inmigrantes que viven en Costa de Marfil provenientes de los países de ECOWAS. Se ha mostrado firmemente desafiante y ha intensificado la ofensiva contra sus oponentes. Ha continuado acorralando a los partidarios de la oposición, y se dice que se han generalizado los asesinatos en la calle, secuestros y detenciones por parte de los militares y bandas armadas de jóvenes matones. Gbagbo ha afirmado en numerosas ocasiones que la “comunidad internacional” ha declarado la guerra a Costa de Marfil y él tiene el deber constitucional de defender a su país contra esta agresión.

La lección de Costa de Marfil

Numerosos analistas informados indican que Costa de Marfil servirá como prueba para ver si la comunidad internacional puede demostrar que puede llegar a un acuerdo para mantener los resultados de las elecciones democráticas contra un dictador africano desafiante, que no quiere dejar el poder de una manera pacífica. No estoy de acuerdo por dos razones. En primer lugar, porque las dictaduras en África siempre han sido toleradas por la comunidad internacional. Como en el pasado, Occidente cacareará, rebuznará, relinchará y aullará sobre Gbagbo, pero al final, se aburrirán y se irán meneando la cabeza repitiendo las palabras que pronunció el antiguo presidente de Francia, Jacques Chirac: “¡África no está preparada para la democracia!”. En segundo lugar, la UA y la ECOWAS se asegurarán de que no se haga nada que siente un precedente que acabe, a través de la acción internacional, con el poder de un dictador africano. Estos son los mismos sinvergüenzas que hoy en día están defendiendo y escudando a Al-Bashir de su acusación por parte del Tribunal Criminal Internacional. Hoy es Gbagbo, mañana puede ser cualquier otro de ellos. Los dictadores africanos nunca, nunca permitirán que se establezca este precedente.

Las cosas siguen fracasando después de medio siglo de la Independencia de África

Se sigue fracasando en África porque, durante el último medio siglo desde la independencia, ha sido casi imposible hacer que los llamados líderes africanos rindan cuentas de algo. Durante cincuenta años, los “líderes” africanos han estado diciendo a los africanos y al mundo entero que los problemas de África son causados desde el exterior. África es cómo es (o cómo no es) por su legado colonial. Es culpa del hombre blanco. Es el imperialismo. Es el capitalismo. Es el Fondo Monetario Internacional. Es el Banco Mundial. El subdesarrollo del continente, la pobreza, el retraso, la mala administración, todo está causado por los poderes del mal de fuera del continente. La última invención del coco africano es que se debe a la “globalización” y al “neoliberalismo”, que según Zenawi ha creado tres décadas consecutivas de pérdidas para África.

Existen razones indiscutibles por las que África sigue fracasando. La más importante es la falta de un liderazgo competente, con visión, propósitos e integridad. De hecho, el hilo común que une a la gran mayoría de los líderes africanos de la post independencia, no es la de un compromiso firme con el buen gobierno y las prácticas democráticas, sino su increíble sentido del derecho a gobernar para siempre y siempre jamás. En 1964, Kwame Nkrumah creó el concepto de presidente de por vida convirtiéndose en el primer dictador africano certificado después de la independencia. Muchos le siguieron después. En 1970, H. Kamuzu Banda de Malaui se proclamó a sí mismo “presidente de por vida”. Jean-Bédel Bokassa, el gobernante militar de la Republica Centroafricana fue más allá todavía a mediados de los setenta. Se coronó a sí mismo “Emperador”. Idi Amin de Uganda, Mobutu Sese Seko de Zaire, Féliz Houphouet- Boigny de Costa de Marfil, Muammar al-Gaddafi de Libia, Robert Mugabe de Zimbabue, Albert Bernard Bongo de Gabón, Hosni Mubarak de Egipto, Ismail Omar Guellah del diminuto Yibuti, y muchos otros se han aferrado y se siguen aferrando al poder como gobernantes de por vida. Uno alucina cuando se les tiene que llamar “líderes”. Son, como la leyenda afrobeat y activista de los derechos humanos Fela Anikulapo Kuti dice: “animales con piel humana”. Yo diría que son hienas vestidas con trajes de diseño y uniformes.

Estos “animales de piel humana” han agudizado el odio étnico y tribal, han provocado fragmentación y tensiones sectarias y han desencadenado una indescriptible violencia entre la población para poder aferrarse al poder de la misma manera que los antiguos gobernadores coloniales. Hoy en día, en Costa de Marfil y en Nigeria los “lideres” están orquestando confrontaciones por razones étnicas y religiosas. Hace unos días tuvo lugar un brote de violencia en Nigeria, un país que se dice que está dividido a partes iguales entre cristianos y musulmanes, mediante el bombardeo de iglesias. Numerosos expertos han mostrado su preocupación por el “creciente resurgimiento de la política de identidad étnica en Nigeria” y el aumento de las milicias armadas étnicas, que no sólo retan a la legitimidad del estado de Nigeria, sino que están provocando movimientos separatistas para desmembrar la nación nigeriana. Debido a estas tensiones, se pide cada vez más a los nigerianos “marginados” que escojan su identidad étnica, por encima de la lealtad a la nación de Nigeria. Sin ninguna duda, los ecos de la guerra de Biafra de 1967 continúan resonando en las mentes de los preocupados nigerianos. La etnicidad y el sectarismo son un elemento esencial en la crisis actual de Costa de Marfil. Gbagbo acusa a los musulmanes, que son mayoría en el norte, de ayudar y apoyar a los “rebeldes” que controlan a la región. Han sufrido ataques y persecuciones.

Mientras África arde con fuego étnico, político y sectario, los afligidos, hipócritas y auto-justificados gobiernos de Occidente retozan en sus camas con los dictadores corruptos en el poder. Farfullan sobre la democracia, los derechos humanos, el estado de Derecho, la responsabilidad, transparencia y demás; pero estrecharán la mano, con mucho gusto, de los sanguinarios dictadores africanos, y se dejarán llevar al huerto, para mantener sus intereses de petróleo, minerales y estratégicos militares. Ningún gobierno occidental que esté involucrado en África lo admitiría abiertamente, pero todos y cada uno de ellos comparte dentro de su corazón la opinión de Chirac, de que África no está preparada para la democracia y de que el multipartidismo es un lujo que no puede permitirse un país como Costa de Marfil (o cualquier otro país africano).

Chinua Achebe y Things fall apart (todo se desmorona)

En el libro Things fall apart (1959), el gran novelista Chinua Achebe cuenta la historia de los primeros encuentros en 1890 entre los ibos de Nigeria y los misioneros blancos europeos y oficiales de las colonias. En esa época fue cuando todo empezó a desmoronarse verdaderamente en África. El hombre blanco “pasó a cuchillo todas las cosas que nos mantenían unidos y nos hemos desmoronado”. Pero su descripción se podría aplicar al “fracaso” de otras muchas sociedades africanas como resultado del contacto con el colonialismo y el Cristianismo. Pero en la última mitad de siglo, el colonialismo se ha extinguido y el hombre blanco se ha “marchado” de África. Los líderes africanos que han reemplazado a los señores coloniales, no han prestado atención al África pre-colonial, ni usando los valores y métodos tradicionales para mantenerse centrados y evitar que todo se desmorone. Más bien, han seguido los pasos del colonialismo y han dominado prepotentes estados vampíricos, que han atenuado y desgastado el tejido de las sociedades africanas de la post-independencia, para asegurarse seguir en el poder.

Robert Guest, editor para África de The Economist, en su libro The Shackled Continent (2004), argumenta que “África es el único continente que se ha empobrecido en las últimas tres décadas”, mientras que otros países y regiones en desarrollo han crecido. África estaba mejor al final del colonialismo que ahora. De acuerdo con la ONU, la esperanza de vida en Zimbabue, Lesoto, Sierra Leona, Zambia, Mozambique y Suazilandia para el período 2005-2010 es inferior a 44 años, la más baja del mundo. El ingreso medio anual de Zimbabue en 1980, año de su independencia era de 950 dólares. En 2009, una barra de pan en Zimbabue costaba 300 millones de dólares zimbabuenses. Las decenas de miles de millones de ayuda extranjera han mejorado muy poco las vidas de los africanos. La razón del fracaso africano es el estatalismo (el estado como principal agente de cambio) y la planificación central, de acuerdo con Guest. La conclusión final es que a las masas de africanos se les deniegan sus libertades políticas y económicas, mientras que unos pocos privilegiados viven una vida de lujo, casi como en aquellos “viejos tiempos” del colonialismo.

Guest concluye que “los africanos son pobres porque son gobernados pobremente”. La solución a los problemas de África se halla en el mantenimiento del estado de derecho, el cumplimiento de los contratos, la salvaguarda de los derechos de propiedad y depositar más confianza en la libertad que en la fuerza. Gran parte de África está hoy en día bajo el control de “estados vampiros”. Como explica el renombrado economista africano George Ayittey, los “estados vampiros africanos” son “gobiernos que han sido secuestrados por una falange de bandidos y sinvergüenzas que utilizan la maquinaria del gobierno para enriquecerse a ellos mismos y a sus amigotes y a los miembros de su tribu, excluyendo a todos los demás”. (Los “estados hiena” serían una alternativa adecuada para el panorama africano). África está gobernada por matones vestidos de diseño que compran votos y lealtades con donaciones de dinero.

Durante mucho tiempo, las cosas han fracasado en África debido al colonialismo, capitalismo, socialismo, marxismo, comunismo, tribalismo, chovinismo étnico… neoliberalismo, globalismo y qué se yo qué más. La situación está en caída libre hoy en día en África porque el continente se ha convertido en una colección de estados vampíricos gobernados por cleptócratas que han exprimido sus recursos naturales y humanos. Es fácil culpar al hombre blanco y su colonialismo, capitalismo y todos los otros “ismos” de las enfermedades que padece África, pero como Casio le dice a Brutus en el Julio César de Shakespeare: “La falta, querido Brutus, no está en los astros, sino en nuestras almas prosternadas”. La culpa no es de los africanos, de su paisaje ni de sus cielos. África es rica y está bendecida con recursos naturales y humanos. La culpa es de las bestias y sus regímenes vampíricos.

Achebe escogió el título para su libro “Things Fall Apart” del poema de William Butler Yeats, cuya interpretación parcial sería:

Las cosas se vienen abajo; el centro se desestabiliza;

La mera anarquía es desatada sobre el mundo, (reemplaza África)

Se anega el ritual de la inocencia;

Los mejores están sin convicción, mientras los peores

Están llenos de apasionada intensidad.

Por si sirve de algo, mi humilde punto de vista es que el centro africano no puede sostenerse y todo se desmorona siempre porque los mejores y más brillantes africanos carecen de la convicción para hacer lo correcto, mientras que los peores están apasionados por dividir a la gente étnicamente, tribalmente, racialmente, ideológicamente, religiosamente, regionalmente, geográficamente, lingüísticamente, culturalmente, económicamente, socialmente, constitucionalmente, sistemáticamente…y los gobiernan con mano de hierro. “C’est la vie en Afrique!” como dirían los franceses; pero para contradecir a Jacques Chirac, “¡África está lista para la democracia!” (L’Afrique est prêt pour la démocratie!).

¡LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS DE ETIOPÍA!

Por Alemayehu G. Mariam

Tomado del diario de Etiopía, Ethiopian Review, donde fue publicado el 03 de enero de 2011.

Traducido por Alicia Roca Canales, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción/Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster