La efeméride más importante para el colectivo afro tiene lugar en Argentina el 8 de noviembre, desde 2013.
«Como es lógico, ellos creen que el hecho ofende la dignidad de la raza. Pero suelen ser filosofía (…) la raza va perdiendo en la mezcla su color primitivo. Se hace gris. Se disuelve. Se aclara. El árbol africano está dando blancas flores caucásicas». Así tomaba nota el periodista argentino Soiza Reilly de un futuro casamiento entre una joven afro y un blanco, evidenciando el descontento y la conmoción en la colectividad de la primera frente a esa novedad. Su artículo se intituló «Gente de color» y fue publicado en un número de la prestigiosa revista Caras y Caretas, de 1905. Esta impresión periodística muestra uno de los lugares comunes argentinos, afirmar que la población «negra» desapareció. Es un mito que se repite hoy, pero por suerte existen antídotos.
Para júbilo de un importante grupo, al cual el Estado argentino siempre invisibilizó bajo el mito de la desaparición, el 22 de mayo de 2013 fue publicada en el Boletín Oficial la Ley N° 26.852 que instituyó el «Día del/a afroargentino/a y de la cultura afro». El proyecto de ley había sido aprobado en la Cámara de Diputados el 28 de noviembre de 2012 y siguió el mismo curso el 24 de abril de 2013 cuando la ley fue sancionada, y luego promulgada el 20 de mayo. Es el primer reconocimiento legislativo para la comunidad afro en el país, a raíz del fallecimiento, un 8 de noviembre, de la capitana afrodescendiente María Remedios del Valle (1847), a quien el General Manuel Belgrano le confirió ese grado militar por su valentía en batalla, en el Ejército del Norte, dirigido en ese momento por el creador de la Bandera. La «Madre de la Patria» fue una heroína de las guerras de independencia y murió sumida en el olvido y la pobreza, pese a que en época de gobernación de Rosas él le duplicó la pensión ascendiéndola al grado de Sargento Mayor. Por tal motivo, y en señal de agradecimiento, María cambió su apellido a Rosas. En 2013 se la rescató del olvido y el periodista Daniel Brión presentó su biografía hace dos años en el libro Capitana María Remedios del Valle. Madre de la Patria.
Es importante la inclusión en la efeméride nacional de esta jornada de reconocimiento pues es una resignificación de una presencia femenina en un listado de próceres casi siempre masculino, además de resaltar la elección del personaje en base a su carácter afrodescendiente, a efectos de criticar la imagen de un país que se cree europeo, blanco y moderno, y que ningunea a los grupos que considera «periféricos» frente a una lectura modernizadora, como pueblos originarios y afrodescendientes. Este último colectivo, según estimaciones serias y pruebas piloto, compone el 5% de la población del país, alrededor de 2 millones de personas. En atención también al desarrollo del Decenio Internacional para los Afrodescendientes 2015-2024 (Resolución 68/237 de Naciones Unidas) (el Decenio, en adelante), es hora de reconocer a quienes por mucho tiempo estuvieron ausentes en la narrativa nacional.
El año pasado el Estado argentino comenzó, en teoría, a dar los primeros pasos en orden a hacer efectivo el cumplimiento del Decenio, pero se puede observar que el avance ha quedado en letra muerta. El Decreto 658 encomendó a la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos la aplicación de un programa nacional para implementar los objetivos del Decenio en Argentina. Sin embargo, a los pocos meses, el presidente Mauricio Macri dijo en Suiza que todo habitante en Sudamérica desciende de Europa, por lo que es difícil pensar un cambio y una salida del pensamiento eurocéntrico que caracteriza la lectura histórica desde el poder. En suma, lo dicho por el mandatario refuerza la línea eurocéntrica que nunca se revirtió dentro del discurso hegemónico (y que permea el sentido común).
Lamentablemente, un afloramiento de pensamiento y actitudes xenófobas llevan a plantear con fundamento en la dificultad extrema de cumplir los objetivos del Decenio en nuestro país. Un ejemplo es el acoso policial y la discriminación que sufren a diario manteros senegaleses en la Ciudad de Buenos Aires, conocida como «Reina del Plata», una urbe a la que se le hace difícil convivir con rostros que no se adecúan al relato nacional de europeidad y blancura. Otros ejemplos categóricos de un país al que le cuesta convivir con la diferencia, ocurridos en la capital, son los asesinatos de dos activistas: el afrouruguayo José Delfín Acosta Martínez (abril de 1996) y el senegalés Massar Ba (marzo de 2016). Ambos casos al día de hoy permanecen impunes e indican que si las víctimas no siguen el patrón blanco y europeizado, son de «segunda» y el interés es muy limitado o nulo.
La educación, inicio de todo
La Ley N° 26.852 es un hecho, pero ¿cómo revertir una ola de pensamiento muy peligrosa que ve en migrantes un peligro y no un canal de oportunidades? ¿O que tiende a creer que cualquier persona con tez oscura o fenotípicamente no blanca automáticamente debe ser extranjera?, porque en «Argentina no hay negros», según repite el sentido común. El camino es la educación. Al respecto el artículo 2° de la ley citada al comienzo del párrafo obliga a que la efeméride del 8 de noviembre sea incorporada al calendario escolar. El artículo siguiente encomendó al Ministerio de Educación de la Nación la incorporación a la currícula educativa de la conmemoración de la efeméride y la promoción de la cultura afro. El artículo 4° ordena fomentar las políticas públicas para visibilizar y apoyar la cultura afro en general. Pero falta un cómo para hacer operativo lo anterior. Al respecto, otra cuenta pendiente es la creación del Instituto Nacional de Asuntos Afroargentinos, Afrodescendientes y Africanos (INAFRO), un proyecto elaborado por la Comisión 8 de noviembre, grupo cuyo nombre es en homenaje a María Remedios y la efeméride de hoy. El proyecto de ley lo presentó la Comisión el 20 de marzo en el Senado, con las firmas de la senadora Sigrid Kunath y del senador Fernando «Pino» Solanas. La iniciativa tiene como objeto, según su artículo 2°, «elaborar políticas nacionales y medidas concretas para promover el respeto, la protección y la realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas afroargentinas, afrodescendientes y procurando eliminar todos los obstáculos que impiden su ejercicio en condiciones de igualdad». Este 8 de noviembre es decisivo para que el proyecto de ley sume adhesiones.
Al día de hoy las deudas del Estado con el colectivo afrodescendiente siguen en pie. Se hace perentorio trabajar sobre los conceptos de diversidad y respeto para consolidar una sociedad más justa.
Original en : El Economista América