Un niño negro y un niño blanco, con las mismas capacidades, no tienen la misma probabilidad de ser identificados como superdotados. En los Estados Unidos, los estudiantes negros y latinos están insuficientemente representados en los programas para superdotados, que ofrecen educación y servicios especializados, adaptados a las necesidades de los niños más brillantes.
De acuerdo con datos del Departamento de Educación de EE.UU., estas dos categorías demográficas representan el 40% de los estudiantes de la escuela pública, pero sólo el 26% en los programas para superdotados. Si bien es posible que diferentes grupos étnicos no tengan la misma capacidad académica (muchos estudios muestran que los niños negros y latinos en general, están en peores condiciones que sus compañeros blancos y asiáticos, ya a partir del jardín de infancia) otras explicaciones posibles, como lo demuestra un estudio que llevaron a cabo recientemente con Christopher Redding, un estudiante de doctorado de la Universidad de Vanderbilt.
La diferencia entre negros y blancos a la hora de identificar el talento
Partimos del número de superdotados inscritos en clases especiales, publicado por la “Early Chilhood Longitudinal Study (ECLS), que incluía una muestra representativa de estudiantes desde el preescolar hasta el final de la escuela primaria. Estos datos son muy útiles en la medida en que identifican la evaluación estandarizada de los resultados, de cada estudiante, en matemáticas y lectura.
El análisis de los resultados académicos de estos niños ha permitido identificar dos patrones distintos. Los latinos tienen, de media, peores resultados que los blancos, lo que explica por qué son menos propensos a beneficiarse de los planes de estudios para superdotados. En contraste, los negros tienen, incluso hoy en día, dos veces menos probabilidades de ser integrados en uno de estos programas que los blancos, habiendo tenido los mismos resultados.
En otras palabras, un niño negro y un niño blanco con las mismas capacidades de lectura y matemáticas no tienen la misma probabilidad de ser identificados como superdotados. Esta conclusión es cuanto menos algo sorprendente.
Realización nuevos análisis, encontramos que el origen social del estudiante, el nivel educativo de los padres o los ingresos del hogar, por ejemplo, no permiten explicar este fenómeno.
Es, centrándonos en lo que sucede en las escuelas, cuando hemos identificado dos factores potenciales que podrían afectar a la diferencia entre el blanco y el negro. En primer lugar, los negros, por lo general, no están inscritos en las escuelas que ofrecen programas para estudiantes superdotados. Por eso, los niños negros son mucho menos propensos a ser seleccionados para estos programas, si su maestro es de color blanco. Y las diferencias son evidentes.
Para los estudiantes negros con un profesor negro, la probabilidad de poder estar en cursos para superdotados es casi la misma que la de los estudiantes blancos del mismo nivel. Esta cifra se divide por tres cuando el maestro es de color blanco. No encontramos una relación de causalidad entre el diagnóstico y el color de la piel del maestro entre los estudiantes blancos, latinos o asiáticos.
¿Por qué la etnia del maestro influye en la probabilidad de diagnóstico de un niño negro superdotado?
Esto se puede explicar de muchas maneras: los estudiantes negros ponen más de manifiesto su capacidad intelectual cuando los maestros son como ellos; los padres se sienten más cómodos para pedir hacer un test de inteligencia para sus hijos cuando vienen desde el mismo medio que el maestro.
Pero la razón principal es probablemente debido a la forma en la que los maestros analizan las facultades intelectuales de los estudiantes negros. Si comparten el mismo entorno social, la misma cultura y la misma lengua, son más capaces de detectar la capacidad o el talento excepcional en los niños, caso en el que los maestros blancos pueden ser menos sensibles.
Los estudios también muestran que las expectativas de los maestros blancos sobre el posible éxito de sus alumnos negros son generalmente más bajas que las de sus colegas negros. Recodemos, que en los Estados Unidos el 83% de los profesores son de color blanco.
Métodos de identificación
Los procedimientos varían en función de los centros académicos, pero en la mayoría de los casos, todo comienza con una solicitud de diagnóstico por parte de un miembro del profesorado. Los estudiantes que no son objeto de esta recomendación probablemente nunca podrán ser identificados, lo cual constituye un verdadero obstáculo. Para resolver este problema, se podría considerar el limitar el papel del maestro en la identificación de los superdotados, por ejemplo, haciendo pasar las pruebas a todos los estudiantes. Los que tienen un fuerte potencial tendría acceso a un plan de estudios adaptado, aunque pertenecieran a una minoría desfavorecida.
Hasta ahora, los centros académicos que han establecido esta «evaluación universal» han visto un marcado incremento en el número de estudiantes superdotados entre los hogares negros, latinos y de bajos ingresos.
Todo hace pensar que los superdotados que integran estos programas adaptados están más motivados y obtienen mejores resultados. En el caso de niños de minorías marginadas, este fenómeno es aún mucho más pronunciado.
Todos los niños superdotados dotados deberían disfrutar de las mismas oportunidades y poder desarrollar su potencial, independientemente de su color de piel u origen social. Los centros escolares deben abordar este problema, a través de la detección universal o una mejor formación del profesorado para la detección de estudiantes superdotados, para asegurarse de que los programas sean accesibles a todos los que los necesitan.
Jason A. Grissom, Profesor de la Universidad de Vanderbilt
slateafrique.com
Fundación Sur
