Por qué algunas llamadas panafricanistas ya no atraen a los africanos

El panafricanismo podría ser uno de los términos más populares de la diáspora negra y africana. Tan popular ha sido que proclamarse panafricanista haría que alguien ganase respeto en África inmediatamente. ¿Qué africano en su sano juicio no respetaría a alguien que trabaja por la autonomía, el respeto y la gloria de África? Todos admiramos a Kwame Nkrumah, primer ministro de Ghana y fiel panafricanista al que le debemos muchos de los esfuerzos por emancipar y unir África. Pero, actualmente, hay muchos políticos “panafricanistas” que no intentan unir África sino que, bajo este lema, solo quieren incrementar su poder.

A medida que los tiempos han cambiado, el concepto de panafricanismo también ha evolucionado. Es una de esas nociones, que se popularizan tanto, que se utilizan para el oportunismo político. Hoy en día, cualquiera puede decir que es panafricanista. Las contradicciones no importan. Se puede criticar a Occidente pero luego buscar trabajar con ellos. En retórica, una de las tácticas efectivas para silenciar a un adversario es identificarlo con lo que la gente aborrece. Los baganda lo llaman “okusibako omuntu amatu g’embuzi okumuliisa engo” (atar orejas de cabra a una persona para que se las coma un leopardo)

Cada vez que Occidente acusa a los dictadores africanos de abuso de poder, estos dictadores utilizan nuestra historia de esclavitud, colonización, explotación y abuso por parte de los países occidentales para conseguir sus propósitos. De repente, sacan una tarjeta anticolonial y descolonizadora para presentarse como salvadores que no permitirán que los extranjeros interfieran en sus asuntos. Cuando acumulan deudas con Occidente y piden su ayuda, Occidente es bueno.

Evidentemente, muchos africanos desearían ser independientes y dar forma a sus propios destinos. Deseamos que se nos respete internacionalmente, no que se nos mire como el lastimoso niño enfermo de la humanidad. Deseamos caminar con la cabeza en alto como ciudadanos orgullosos de nuestros países. Deseamos ser los principales beneficiarios de nuestros vastos recursos, y sabemos que si estuvieran bien administrados tal vez no tendríamos esta reputación internacional de mendigos.

Quizás solo exigiríamos reparaciones, no ayuda. Sin embargo, en muchos sentidos, nuestros líderes son los mayores obstáculos para las aspiraciones anteriores. Hoy, cuando se les pide explicaciones por las violaciones contra los derechos humanos, algunos de ellos, como es el caso de Museveni en Uganda, se “ríe” de los europeos y les asegura que “no estamos desesperados por ir a sus países”.

Confunden su propia comodidad con las condiciones de las personas a las que dirigen. La ironía es que varios de sus ciudadanos viven en estos países europeos, huyendo de las difíciles condiciones en las que vivían en su país, principalmente debido a un mal liderazgo.

Si se eliminaran los estrictos requisitos de visado para los países europeos, ¿cuántos ugandeses permanecerían en su país? Y no es principalmente porque Uganda sea un mal país en sí. Es un país maravilloso, cuyas condiciones no se pueden comparar con los inviernos de Europa o el sol hirviente de Oriente Medio. Sin embargo, algunas iglesias solo piden que la gente obtenga visas para escapar de sus dificultades. Cualquier pastor le dirá que obtener una visa para Europa o EE. UU. es una de las solicitudes de oración más comunes.

Si muchos de tu pueblo están pidiendo por la oportunidad de dejar su país para escapar de la miseria, ¿qué audacia tienes para hablar de soberanía? El orgullo panafricanista de muchos africanos se ve frustrado por sus líderes codiciosos y hambrientos de poder.

Estos líderes son una de las razones por las que muchos de nosotros no podemos caminar con orgullo fuera de nuestros países. ¿Qué orgullo puedes sentir por un pueblo conocido principalmente por sus violaciones? ¿Un pueblo que exige respeto internacional cuando sus propios líderes no pueden respetarlo?

Si viésemos que nuestros líderes se preocupan por nuestro bienestar, todos nos uniríamos a ellos cuando critiquen a los imperialistas por interferencia en nuestros países. Pero tal como están las cosas ahora, no importa cuán fuerte griten, muchos de nosotros estamos demasiado heridos como para preocuparnos por la identidad de quien pueda llamarnos al orden.

Jimmy Spire Ssentongo

Fuente: The Observer

[Traducción y Edición, Isabel Garrido Celada]

[Fundación Sur]

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