“La imagen que más me impacta de África hoy día es ver a una mujer en un poblado con los pechos al aire machacando el grano con un mortero y con el teléfono móvil colgado al cuello”. Así de claro lo dijo el misionero javeriano Chema Caballero el pasado 5 de noviembre durante la presentación de la campaña “África cuestión de vida, cuestión debida”, organizada por “Redes”, una coordinadora de 52 ONG ligadas a instituciones religiosas que tienen largos años de experiencia en el continente africano. Está previsto que esta ambiciosa acción dure tres años. Pueden ver más en www.africacuestiondevida.org
Chema Caballero, que durante los peores años de la guerra de Sierra Leona trabajó en la rehabilitación de niños soldados, trabaja desde 2004 en la educación de los niños y jóvenes de Madina, una zona del norte del país que es la más atrasada y aislada y que en aquel año apenas tenía un 10% de sus niños escolarizados. “Allí la educación es un privilegio y los pocos que terminan no encuentran trabajo y por eso sueñan con emigrar”, explica Chema. Sierra Leona fue durante muchos años el país más pobre del mundo, según datos de Naciones Unidas. Actualmente está considerado el tercero más pobre, a pesar de las ayudas, un tema que la campaña de “Redes” quiere destacar, exigiendo que se pase de las palabras a los hechos. “Yo llevo en Sierra Leona 18 años, se han recibido y se siguen recibiendo muchas ayudas pero cada vez veo a la gente más pobre, a pesar de que el país exporta diamantes y coltán”, aseguró el misionero, quien puso este ejemplo: “Durante el último año el precio del arroz, alimento básico de la población, se ha cuadriplicado, y esto significa que si antes un maestro podía comprar un saco de arroz con el salario de un mes ahora necesita el salario de cuatro meses”.
Me llamó la atención cómo ilustró las meteduras de pata que bastantes ONG (no todas, por fortuna) hacen en África. Chema Caballero puso como ejemplo las campañas de sensibilización sobre la mutilación genital femenina que algunas agencias internacionales realizan en Sierra Leona: “Piden que se forme un comité formado por diez hombres y diez mujeres, a cada uno de los cuales dan una dieta. Como no conocen a la gente, llega entonces el jefe de la aldea y se pone él como presidente del comité, en que mete a toda su familia. Al final hacen el informe y sacan cientos de fotos para justificar el proyecto, pero al día siguiente todos vuelven al bosque a mutilar a las niñas porque nada ha cambiado”. Según Chema Caballero, la diferencia clara entre organizaciones así y los misioneros es que estos últimos al llevar sobre el terreno muchos años y hablar la lengua sí conocen a la gente y pueden realizar acciones a su ritmo y contando con ellos.
Esta anécdota me recordó bastante a lo que yo mismo he visto en el norte de Uganda durante los últimos años. Durante siglos, la gente ha practicado rituales de reconciliación gracias a los cuales se ha podido reintegrar a todos los que han cometidos ofensas contra la comunidad. Pero desde que el tema de la “construcción de paz” se puso de moda entre las ONG muchas de ellas reparten dinero entre la gente para que organicen estas ceremonias. El resultado es que ahora ningún clan organiza un ritual tradicional sin acudir a una ONG para que les dé dinero, y así se borra una tradición ancestral por obra y gracia de un plan pensado desde Europa sin conocer la realidad sobre el terrreno. Sin negar que hay ONG serias que llevan a la práctica buenos proyectos con competencia, no faltan las que actúan con una gran superficialidad, más preocupadas por quedar bien delante de sus donantes que por el bien de la gente.
Así que no me extraña con a pesar del mucho dinero que se vierte en África las cosas no vayan a mejor. En cuanto a las ayudas oficiales, resulta bastante cínico que con una mano se destinen grandes partidas a la cooperación oficial, y con otra se quite a África oportunidades de obtener ingresos por medio de un comercio justo.
Bienvenida sea la campaña de “Redes”. Durante los tres próximos años vamos a tener muchas oportunidades de entender mejor por qué las cosas no mejoran en África y de participar en acciones que hagan posible cambios de política de cooperación en la dirección adecuada.