
Se está considerando un claro plan que transferiría el poder sobre la deuda de las instituciones coloniales a un organismo más representativo.
La Unión Africana (UA) ha declarado 2025 como el Año de Reparaciones. El Papa anunció 2025 como Año Jubilar, un año en el que las deudas deberían ser condonadas. Y las Naciones Unidas han decidido que la cuarta conferencia sobre Financiación para el Desarrollo, que se ha celebrado en Sevilla, entre junio y julio de 2025, ha buscado reformar la arquitectura financiera internacional.
Apenas dos décadas después de las celebradas campañas del Jubileo, volvemos a la crisis de la deuda y la lección clave es que la cancelación de la deuda no es suficiente. Necesitamos cambiar el sistema económico global que genera deuda, un sistema dominado por instituciones arcaicas como el Fondo Monetario Internacional (FMI), creado en la era colonial.
Hay una alternativa clara que ahora está sobre la mesa: transferir el poder sobre la deuda de instituciones coloniales como el FMI a un organismo de la ONU más representativo e inclusivo mediante el acuerdo de una convención marco de la ONU sobre deuda soberana. Esto podría acordar un sistema justo y transparente para resolver las crisis de deuda y establecer principios de préstamos y empréstitos responsables para reducir el riesgo de futuras crisis.
Mientras los líderes africanos se reúnen en Adís Abeba para la Cumbre de la UA los días 15 y 16 de febrero, cobra impulso un renovado impulso a las reparaciones por la esclavitud y la colonización. La cumbre de este año, coincidiendo con la declaración de la UA de 2025 como Año de Reparaciones, adquiere mayor relevancia a medida que nuevos datos revelan la asombrosa magnitud de las injusticias financieras que enfrenta el continente.
Un nuevo informe, «¿Quién debe a quién? Deudas externas, deudas climáticas y reparaciones en el año del Jubileo«, expone la abrumadora carga de deuda externa sobre las naciones africanas, destacando cómo eclipsa la ayuda que reciben y subraya la urgente necesidad de su condonación.
El informe presenta un desolador panorama de la trampa de la deuda que ahoga a África. Más de tres cuartas partes de los países de bajos ingresos del continente gastan más en el servicio de la deuda externa que en sistemas vitales de salud. Más de la mitad destina más fondos al pago de la deuda que a la educación. Esta cruda realidad obliga a las naciones a tomar decisiones imposibles, sacrificando el bienestar de sus ciudadanos y obstaculizando el desarrollo sostenible. El informe revela que, solo en 2024, los países africanos de bajos ingresos pagaron la asombrosa suma de 60.000 millones de dólares en pagos de deuda, una suma que podría haberse invertido en salud, educación y resiliencia climática.
Pero si analizamos el panorama general de «Quién debe a Quién», encontramos una realidad muy diferente.
Los países ricos tienen una «deuda climática» por contaminar la atmósfera. La suma estimada ha sido calculada con el mayor sistemático detalle por Fanning y Hickel. Incluso según sus estimaciones más bajas, los países ricos que contaminan deben a los países africanos de bajos ingresos 36 billones de dólares, cincuenta veces más que la deuda externa total de las naciones africanas de bajos ingresos. Según estos cálculos, África debería recibir 1,4 billones de dólares anuales en financiación climática. Este informe revoluciona el debate sobre la deuda al revelar que se debe mucho más a los países en desarrollo que ellos a los países desarrollados.
Es una gran farsa e injusticia que las naciones africanas estén siendo aplastadas bajo el peso de la deuda externa, con un enorme coste para el desarrollo nacional, mientras que los países más ricos del mundo siguen haciendo la vista gorda, evadiendo su responsabilidad de pagar por la crisis climática, y mucho menos de pagar las reparaciones relacionadas con la trata de esclavos y las prácticas económicas injustas.
Una injusticia clave se relaciona con el papel de las agencias globales de calificación crediticia. Se dice que invertir en África es de alto riesgo, a pesar de que el FMI tiene un inmenso poder para garantizar el pago de todas las deudas africanas. Se ignora esta realidad de ejecución, por lo que se aplican exorbitantes tasas de interés a los préstamos, con un promedio del 9,8 % en África, en comparación con el promedio del 0,8 % para países ricos como Alemania. Esta es una de las causas fundamentales de la crisis de deuda.
La declaración de la UA de 2025 como Año de las Reparaciones ofrece una plataforma crucial para abordar estas históricas y persistentes injusticias. Es imprescindible una fundamental reforma de la arquitectura financiera global pasando el poder de instituciones como el FMI a un organismo de la ONU más representativo. Los líderes africanos deben expresarse colectivamente en espacios globales como la conferencia sobre Financiación para el Desarrollo para impulsar el establecimiento de una nueva Convención Marco de las Naciones Unidas sobre la Deuda que sustituya al actual sistema colonial injusto.
La cancelación de la deuda por sí sola no será suficiente si no transformamos también la arquitectura colonial que aún sigue vigente. Esta es una oportunidad para aprovechar el Año del Jubileo y el Año de Reparaciones para liberar a África de la deuda y prevenir futuras crisis. Se acabó el tiempo de las promesas vacías. Es hora de actuar.
* Arthur Larok is the Secretary General of ActionAid International.
Fuente: African Arguments
[Traducción, Jesús Esteibarlanda]
[CIDAF-UCM]
