Por la emancipación política de la juventud camerunesa

1/04/2011 | Opinión

Tras una serie de consultas y cambio de impresiones con algunos líderes de asociaciones juveniles en relación a la exclusión de nuestros jóvenes de la vida pública nacional y sobre todo, de la necesidad de romper con esta marginalidad que a nosotros nos duele desde lo más hondo del corazón, sin volver de nuevo a constatar los fracasos más o menos reconocidos que describen este abandono nacional, porque hasta donde llegamos, lo hemos escuchado demasiadas veces, deseamos barajar soluciones que permitan iniciar el proceso de emancipación política de la juventud camerunesa.

El contexto nacional y los sucesos internacionales acaecidos deben servir para que nuestra juventud asuma sus responsabilidades, que comprenda y que actúe para liberar sus mentes a fin de proponer un pacto social innovador que destierre el odio contra el sistema. Este sistema que acrecienta su “no ser” hipotecando su propio impulso vital a las máximas cotas. Pero ¿Cómo lograr que estos jóvenes exilados de la vida pública por un sistema gerontocrático, desinteresados de la política a causa de promesas no cumplidas y que viven en una profunda angustia existencial para ser dueños de su destino?

Podría ser que a priori, viendo lo que sucede, particularmente en el norte de África, es un “sueño” de revolución de la calle. Si esta es posible, se podría decir que llegará inevitablemente para poner fin a la longevidad de un sistema de gobierno y de líderes que se han quedado sin fuerza para una renovación política. Esta revolución tendría éxito si hubiera una toma de conciencia de la juventud, si se desviara de las maniobras políticas procedentes de todos lados. Pero debido a la apatía política, como mejor definición de los jóvenes cameruneses, esta adolecería de base ideológica. Con estas consideraciones, es evidente constatar que el “anti-biyaismo”, que aunque se apoya en una voluntad de cambio, no sale de la atonía y no podrá consolidarse como un programa político y todo lleva a creer que los jerarcas de la renovación rápidamente encontrarán un antídoto para esta tendencia, apelando al rescate de esta juventud a la que ellos niegan toda capacidad política; triste paradoja.

En Camerún, el año 2011 es políticamente importante y el contexto nos parece propicio para proponer a nuestros jóvenes un medio para comprometerse con el camino de su emancipación política y al mismo tiempo, la oportunidad de iniciar una revolución política y social de forma pacífica, asentada sobre el consenso democrático propio de nuestra cultura africana. En el contexto actual, este compromiso debe ser irrenunciable, incluso de los que no dan la espalda para hacer otra política, que no sea una simple cooperación tribal, que no tenga adhesiones ciegas o se hunda en debacles caóticas. Ustedes son los que deben comprometerse diariamente, para construir el bienestar colectivo, todos los que pensamos, como la gran mayoría de los cameruneses, que nuestro país está mal y algo se deberá hacer para evitar el caos.

¿De qué se trata?

Inicialmente quisiera puntualizar que no se trata de un partido político, ni de una asociación, ganaremos evitando engancharnos en las traviesas de una cultura asociativa que desgraciadamente todavía no tenemos bien asumida. No hay duda que debe sostenerse bien en unos o en otros. Se trata de un movimiento social para iniciar un pacto sociopolítico con el que ofrecer a nuestra juventud la ocasión de participar en la prescripción de la terapia para curar a nuestro enfermo país. Es incomprensible que aquellos que representan más de un tercio de la población camerunesa (18-35 años) sean totalmente descartados de la elaboración de políticas y de programas que proclamen garantizar el futuro, el de Camerún.

Por otro lado esta iniciativa no pretende poner obstáculos a ninguna otra opción, tenga la envergadura o el sesgo político que tenga, su interés es servir de rampa de lanzamiento y de base ideológica para la construcción permanente y renovadora del proceso de emancipación política de los jóvenes, su fundamento es la educación para la ciudadanía. Ser ciudadano es afirmarse como sujeto y actor de un proyecto colectivo, es poner por delante el interés general antes que el particular, es informarse y formarse para elegir con toda libertad y de manera responsable.

Se trata de elaborar y proponer a la clase política y al conjunto de fuerzas vivas de la nación un pacto sociopolítico que ponga las bases de la “3ª República”. Bien entendido se trata de una construcción permanente y progresiva que se mantendrá en el tiempo, pero la fase de lanzamiento podría ser perfectamente el periodo pre y post-electoral para las presidenciales de 2011. Este plazo nos obliga a elegir entre mantener un sistema político que agranda las desigualdades y multiplica las frustraciones, a la expulsión de individuos que están encarnados en el sistema y a las heridas irreparables de una revuelta callejera mal dirigida y torpemente reprimida o en su lugar tener un marco de consenso constructivo y pacifista para redefinir nuestro futuro común y llevar nuestras reivindicaciones y legítimas aspiraciones por un mayor bienestar social. ¿Simple retórica o sueño infantil? Al contrario, pienso que nosotros podemos conseguirlo. Es una página de la historia que debemos remarcar y tenemos para ello medios más que suficientes.

Exactamente sugiero que el punto fuerte de esta iniciativa sea la puesta en marcha de un nuevo proceso de definición de lo que significa el cargo de presidente de la República, seguido de la propuesta de “un marco mínimo común de consecuciones” para la selección de candidatos a la próxima elección presidencial bajo una forma de memorándum o relación de objetivos mínimos que debe presentar cada uno de ellos. Esta fase no es el fin de la iniciativa pero si el punto de anclaje estratégico para promover y tomar conciencia popular (compuesta en su mayoría de jóvenes) de que el poder le pertenece y que la construcción de un Estado fuerte y próspero les concierne.

¿Cómo conseguirlo?

Es un movimiento de libre asociación, un compromiso ciudadano y colectivo de todas las asociaciones juveniles y/o todas las personas encuadrados entre los 20 y 40 años que quieran expresar y participar en esta colectividad. No obstante debemos puntualizar que no se excluye a ningún otro camerunés que de forma individual se una a este movimiento, sugiera propuestas, aporte opiniones o contribuya de cualquier manera. Por lo mismo debemos reconocer sinceramente la riqueza y la diversidad intelectual camerunesa (gobierno y sociedad civil unidos) en materia de programas, proyectos y políticas públicas que constituyan un marco de ideas y de programas suficientemente amplio para encarar de todas las manera el futuro. Debemos dar vida a esta corriente intelectual, en el sentido profundo de lo que significa esta iniciativa. No inventamos nada cuando recomendamos por ejemplo la efectividad de la gratuidad de la escuela, pero en lo que “creemos” con toda seguridad es en la efectividad de dicha aplicación para obtener medios y método.

¿Porqué esperar a que hagan otros lo que nosotros tenemos que hacer?

Colaborar juntos por el interés común es un difícil ejercicio para muchos de nosotros, ya que no hemos establecido aún en nuestra conciencia colectiva la armonía del bien común y del interés individual. Nuestra apatía política nos lleva a dudar de nosotros mismos, pensamos que carecemos de medios para conseguir aquello que es asumible, nos decimos que la política es asunto de otros que diariamente se apoyan en los actos políticos. Para conseguirlo debemos adoptar una actitud militante sin encerrarnos en una racionalización que nos embrolle en la acción, en lugar de proceder queremos construir un proyecto ideal que no existe. En lugar de conquistar caminos buscamos la unanimidad que nunca obtendremos de otra forma para avanzar. A este respecto quisiera recordar que la UPC cuando se creó en 1948 no era un proyecto que desembocaba, aunque se alimentaba, de la esperanza que permitía reivindicar la independencia del Camerún. Más cerca de nosotros en el tiempo, el movimiento juvenil en Túnez o en Egipto no tiene necesidad de organización concreta, ni consentimiento de una mayoría, simplemente se encontraron y se concentraron con el deseo conjunto de liberarse.

Es nuestro deber encarar nuevas soluciones para salir del impase político actual. También me permito invitaros a reflexionar y a construir juntos esta iniciativa que sugiero con el lanzamiento simbólico que se realizará el próximo 28 de marzo (fecha anunciada para la presentación de la nueva “Camair”).

Si usted estuviera interesado en aportar una contribución para formar parte de esta cadena de solidaridad ciudadana, le damos las gracias por ello.

Por el colectivo de reflexión.

Alexandre Arsène Bell

Publicado en “Cameroun Link”, el 23 de marzo de 2011.

Traducido por Juan Carlos Solís Santander.

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