Pistorius es mucho más que un personaje mediático de la sofisticada farándula sudafricana. Un producto de modernidad en una tierra donde los contrastes son brutales. Su biónica figura, respalda una imagen de superación y lucha en un país donde las cicatrices del pasado aún supuran dolor. Un atleta amputado y olímpico, que patrocinado por multinacionales, se ha convertido en una de las más poderosas iconografías publicitarias de la nueva y renacida Sudáfrica. La sociedad afrikáner ya no es aquel reducto de biblias, escopetas y puritanismo; incluso en los años duros del apartheid, las playas de Durban eran una pequeña California repleta de bikinis y tablas de surf; lo que popularmente se conocía como el afrikáner costero. A día de hoy, los jóvenes de la clase media alta viven sumidos en un culto al cuerpo y la imagen. Lejos de igualar a su sociedad, el fuerte y sostenido crecimiento de la economía sudafricana ha hecho más ricos a los blancos, ha creado una clase media negra que aún debe consolidarse, y ha producido negros millonarios con modales de blancos. Lo acontecido con Pistorius y su novia sólo lo sabe él, Dios y tal vez el difunto Paulus Kruger; por eso de que este [ultimo] murió presumiendo de solamente haber leído la Biblia. Sudáfrica presenta paralelismos con los EEUU. Ambas sociedades brotan del pensamiento de última frontera; donde los valores cristianos están muy presentes; creen en la cultura de las armas; y las cifras de homicidios son realmente alarmantes. Esto es simple: que un negro asesine a su esposa no es noticia; está a la orden del día en cualquier township [extrarradio] de Johannesburgo; que lo haga un blanco acomodado, ya es algo que conmociona a la sociedad; y que lo haga uno de los héroes deportivos del país, un filón para la prensa sensacionalista. El otro frente, será comprobar el grado de “igualdad” que el renovado sistema judicial sudafricano, jurisprudenciado y versado en torno a la resolución de la violencia y la teatralización del apartheid, herencia de años de represión, ofrece para un caso tan mediático; sólo faltaría un fiscal negro.
La Iglesia católica de África llama a “Invertir en el futuro energético”
El Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM) solicitó a los líderes africanos y mundiales que aprovecharan la COP 29,...