Pesca artesanal: «Las consecuencias del acuerdo de pesca entre Senegal y Mauritania son nefastas»

8/10/2012 | Opinión

El pasado 23 de enero, el acuerdo de pesca entre Mauritania y Senegal se prolongó dos meses tras las negociaciones llevadas a cabo en Nuakchot entre los ministros encargados de la pesca de los dos países: Eghdafna Ould Eyih y Koureichi Thiam.

Según una convención firmada en 2001 por los dos países, se concedieron 300 licencias de pesca todos los años a las piraguas senegalesas con la condición de que desembarcaran el 15% de las capturas en los muelles mauritanos.

En el momento en el que Mauritania y Senegal acaban de establecer sus negociaciones para definir el contorno y los detalles del acuerdo bilateral de pesca, los pescadores mauritanos, especialmente los de sardinas (Yay Boy), hacen saltar la voz de alarma sobre los numerosos peligros de este acuerdo.

Escasez debida a la sobreexplotación de la sardina

Según Abdoul Karim Diey, secretario general de la cooperativa de redes de cerco de Nuakchot, el país está sufriendo una escasez de sardinas (Yay Boy) debida a la sobreexplotación de esta especie particularmente desde el pasado mes de marzo.

La asociación contaba con 50 redes de cerco en actividad a las que, el pasado marzo, se añadieron 20 piraguas senegalesas, tal y como lo establecía el acuerdo bilateral entre nuestro país y Senegal.

Estas veinte piraguas desembarcan sus capturas en el mercado de pesca de Nuakchot y, a causa de este mismo acuerdo, otra centena de piraguas senegalesas autorizadas a pescar en aguas mauritanas desembarcan sus capturas en Senegal.

Esta flota trabaja para satisfacer la demanda del mercado nacional de sardinas, que no sobrepasa las 100 toneladas por día.

Un verdadero derroche

Desde la llegada de los senegaleses, las capturas desembarcadas en el mercado de la pesca de Nuakchot han empezado a sobrepasar con mucho el pedido del mercado local. Una parte del excedente de estas capturas se destina a las fábricas de harina, cuya capacidad de tratamiento puede llegar a las 100 toneladas por día. Desgraciadamente, el resto está destinado a pudrirse o a volver a ser echado al mar.

Para detener esta sobrepesca tan peligrosa, es indispensable proceder a la suspensión inmediata del desembarco de las capturas de los 50 piragüeros senegaleses de Nuakchot y a la limitación de la zona de pesca de las cien piraguas senegalesas que desembarcan en San Luis.

Abdoul Karim Diey ha explicado: «Pensamos que la presencia de los piragüeros senegaleses en nuestro país tiene como principal objetivo la obtención de la licencia ilimitada para poder pescar en cualquier zona de las aguas mauritanas». Y añade: «Por esta razón, se puede señalar que no hay piragüeros senegaleses de redes de cerco en Nuakchot porque no hay pescado. Se han ido a Nuadibú porque allí no están sujetos a la limitación de la zona de pesca».

La secretaria general de la Asociación de Redes de Cerco ha recordado: «No debemos perder de vista que el objetivo del acuerdo de pesca entre Mauritania y Senegal queda limitado a abastecer la ciudad de San Luis y no a todo Senegal».

Consecuencias nefastas

Efectivamente, el acuerdo de pesca ha generado consecuencias negativas especialmente para nuestro país. Según la Asociación de Redes de Cerco:

– El 50% de las piraguas de pesca con redes de cerco mauritanas estarán obligadas a parar ya que existe un número suficiente de pescadores artesanales y la actividad ya no es rentable.

– Hay sobreexplotación de sardinas, cuya cantidad de pesca ya no se controla.

– Los pescadores ya no encuentran compradores y, como consecuencia, siempre que la actividad no sea rentable no habrá más mano de obra. «Todo exceso es dañino» y la misma situación se transmite al interior del país donde los camiones frigoríficos reducen su actividad de distribución.

“Hubo un momento en el que habíamos ganado el mercado maliense y hoy lo estamos perdiendo. Desde que los piragüeros senegaleses están autorizados a desembarcar sus capturas en San Luis, los malienses prefieren abastecerse en el mercado senegalés en lugar de acudir al nuestro. Se piensan que tendrán que pagar menos impuestos aduaneros como consecuencia del estatuto del espacio CDEA. Ironías del destino, vemos que nos hacen la competencia duramente con nuestro propio producto en el territorio de otro país.”

Según Abdoul Karim Diey, durante el pasado mes de junio las sardinas (Yay Boy) empezaron a escasear para ser casi inexistentes a partir de agosto. Consecuencia: las sardinas se han vuelto excesivamente caras porque la captura de una piragua tras 48 horas de pesca ya no consigue sobrepasar las dos toneladas. A menudo la captura está formada por sardinas insípidas y, por tanto, los consumidores no las toman. Una sardina se comercia por unas 150 uquiyas [cerca de 40 céntimos de euro] en los mercados de los barrios populares de la capital [mauritana].

Conviene señalar que la sardina es una especie protegida por más de una razón, no sólo por el hecho de que es la más consumida por la población, sino también porque es la base de toda la pesca.

La subida tan rápida en el precio actual del pescado en el mercado mauritano muestra en gran parte una consecuencia de la escasez de la sardina en nuestras aguas. Si no se detiene esta sobreexplotación, nuestras costas no se encontrarán entre las más ricas en peces, sino más bien entre las más pobres. Otras costas fueron ricas en peces en un principio, pero la sobreexplotación constituye una amenaza para el ecosistema.

Ely Ould Maghlah

Agence de Información de Nouakchott, Mauritania, publicado el 20 de septiembre de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Laura Moreno.

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